OCULTISMO OCCIDENTAL
A través de toda la historia desde la Edad Media justo hasta el presente, ha fluido una corriente ininterrumpida de tradición oculta en Occidente. Esta tradición oculta se ha ramificado y tomado muchas direcciones, aunque todas ellas muestran una cierta relación unas con otras. Una rama de esta tradición, la que es extremadamente característica de la tradición oculta occidental en conjunto, es la corriente oculta que usualmente se llama a sí misma “Templaria”.
LA TEORÍA
El contenido de esta tradición Templaria transmitida a través del tiempo contiene una teoría y una práctica, pero antes de que uno llegue a la fase práctica, es necesario haber adquirido al menos parte de la teoría.
Pero ahora el acceso a la teoría no es un asunto fácil; pues no es expuesto abiertamente como un sistema de pensamientos, sino que está oculto en un extenso sistema simbólico. Este sistema simbólico es el sistema nuevo de escritura y, a su vez, también está estratificado en capas.
Después comienza la llamada “instrucción superior”. Es como sigue: cuando se aprende la escritura simbólica, uno recibe un “libro” que leer; esto es, entonces se entiende para qué estaba hecha la escritura.
LA PRÁCTICA
Ahora estas dos etapas de instrucción –la etapa de aprender la escritura y de leer el libro- corresponden a una enseñanza práctica. Esta enseñanza práctica está también dividida aquí en grados: inferior y superior. Ahora el contenido de esta enseñanza es la “magia” que está también dividida en inferior o magia ceremonial y magia superior.
La magia ceremonial se utiliza para dos tipos de propósitos.
- Por una parte es utilizada para afectar sucesos externos por medio de fuerzas invisibles
- Por otra parte, para recibir respuestas a preguntas planteadas al reino suprasensible.
Este último uso es muy característico. A través de la realización de la magia ceremonial, se hacen perceptibles comunicaciones de lo suprasensible. Aquí no es que la consciencia sea elevada a una experiencia de lo suprasensible, sino más bien, que lo suprasensible es traído abajo y hecho perceptible sensorialmente. Así uno está en una posición para experimentar imaginaciones, aunque éstas sean imaginaciones que se hacen perceptibles a través de la materialización en humo o vapor.
La magia superior está centrada primariamente en el uso de la relación de los cuatro elementos del hombre con los cuatro elementos fuera del hombre. Las fuerzas del Hombre, del Águila, del León, y del Toro son puestas en movimiento por el ego humano con la ayuda del pensamiento, sentimiento y voluntad; de tal modo que se provocan los efectos apropiados en el reino elemental objetivo del “fuego”, “aire”, “agua” y “tierra”.
RESUMIENDO
Por tanto podemos caracterizar los aspectos esenciales de la tradición oculta Templaria de algún modo como sigue: Es un grandioso sistema de simbolismo, conteniendo dentro del mismo un conocimiento teórico de los mundos suprasensibles y de sus leyes más profundas. Este conocimiento teórico se aplica en la magia.
Los mundos suprasensibles no se ven, más bien se hacen conocidos teóricamente. Pero si uno desea experimentar la realidad de lo suprasensible que se corresponde con la teoría, entonces uno se dirige a la magia que, sin embargo, no presenta lo suprasensible mismo, sino sólo sus efectos.
Aunque estos efectos son de tal clase que nos permiten sentir la realidad de lo suprasensible oculto detrás de estos. De ese modo la “teoría” es confirmada por el “experimento”, que bien puede bastar para un europeo típico
El europeo desea conocer lo suprasensible, pero conocerlo de una manera que sea adecuada a su estructura mental, esto es, a través del conocimiento de las “cosas objetivas” fuera de sí mismo, de la misma manera que el mundo exterior le es conocido por medio de los sentidos y a través de la teoría científica. Él debe tenerlo ante él como un objeto para que pueda llegar a dominarlo con su ego. Lo suprasensible no puede entrar en su ego como un poder abrumador, sólo puede entrar en forma de teoría. Pues con la “teoría”, el ego sigue siendo libre. Pero la teoría sola es demasiado débil, no es la realidad. Así le es presentada, por medio de la magia, la realidad de lo suprasensible como una fuerza, de esta manera no puede fluir directamente en su ego como contenido.
VEDANTA ORIENTAL
Un ocultista asiático típico ciertamente rechazaría, con un encogimiento de hombros, este método de tomar contacto con el reino suprasensible (y realmente lo hace). Él se dirige a lo suprasensible con demandas bastante diferentes a las del europeo.
El asiático, no se esfuerza en absoluto en un conocimiento objetivo aséptica y gratuíta. Él anhela a su vez una condición particular interna . Lo que el europeo desea evitar –la penetración en la realidad suprasensible- el asiático lo anhela. Él oriental apenas tiene algún interés en las cosas objetivas. Él no espera nada saludable del “exterior”. Pero hay, en lo real, lo que para él es merecedor de esfuerzo en el mundo. Allí, la realidad de la espiritualidad cósmica puede experimentarse en su contenido, como si dijéramos, desde el interior. Elevarse fuera de su presente a un estado de existencia superior en su vida interna, ese es su esfuerzo. Para él su meta es otra condición interna y no externa como la del occidental. Y la corriente de la vida espiritual Asiática (India), en la que esta actitud aparece muy claramente y en la que está filosóficamente fundada, es la corriente Vedanta.
La corriente Vedanta es de hecho tan característicamente representativa del ocultismo oriental como la corriente moderna Templaria es característicamente representativa del ocultismo occidental. Ella, también, es la portadora de una tradición. Pero esta tradición, en sus cualidades esenciales, es muy diferente de la tradición occidental que hemos descrito. No es un sistema de simbolismo que lleve en su interior conocimiento teórico, sino que es una teoría “desnuda”, un sistema lógico de conceptos abstractos. Y como el estudiante de la escuela occidental debe trabajar su camino a través de un sistema de símbolos para poder llegar a la teoría, del mismo modo el estudiante Vedanta debe trabajar su camino a través de la lógica del enormemente iluminador sistema Vedanta de pensamientos.
Donde el estudiante llega a través de este trabajo, y en lo que realmente consiste –este “trabajar su camino a través” del Vedanta- es de hecho el requerimiento de que alcance una simple síntesis, es decir, que él comience con una pluralidad de pensamientos y llegar a un pensamiento al final. Este pensamiento, como la síntesis final dentro del cual está contenida la filosofía entera del Vedanta, es la conocida máxima básica:
Atman y Brahman son uno.
En esta condensación del sistema completo en un punto, el estudiante pasa al Yoga, a la práctica. “El Yoga es el aquietamiento del movimiento de formación de pensamientos” (Yoga citta vritti nirodha) según está formulado en la definición monumental de Patanjali. A partir de muchos pensamientos avanzamos –a través de la síntesis- a un pensamiento, que entonces abandonamos también. Esta concentración en el pensamiento uno, y después el consiguiente abandono de este pensamiento, es el Vedanta práctico, Jnana Yoga. Para facilitar este proceso, se utilizan ejercicios respiratorios (que en el Vedanta moderno son vistos simplemente como una ayuda secundaria). Además, para ayudar a este dejar-ir-el-pensamiento, se utilizan mantrams; y el más “Vedántico” de tales mantras es la sílaba “om” (Aum). Así, en sonidos hablados se abraza la mencionada máxima básica de la identidad esencial entre el ser interno y el externo. Aunque la concentración es llevada más allá, moviéndose hacia la resonancia –la suave reverberación en el corazón- del sonido “m” con el que la sílaba “om” acaba. Entonces llega un silencio, un vacío. En este silencio, en este vacío, el sol interno del yo se eleva. Esto se experimenta en un éxtasis inenarrable. Esto es el Vedanta, el “final del conocimiento”, ya no como teoría, sino como experiencia. Esta experiencia tiene tres cualidades: es una existencia superior a la habitual; es una experiencia de luz espiritual en la mayor claridad; y es una experiencia del más profundo éxtasis. Sat, Chit, Ananda, estos son los estados de pensamiento, sentimiento y voluntad por los que se lucha en la corriente Vedanta. Las preguntas, el sufrimiento y los deseos se funden como la nieve en la luz de este estado. El ser humano está en paz.
Lo que está sucediendo en el mundo y las preocupaciones de la humanidad no preocupan a un hombre así. No se preocupa ni de la magia, ni de la ciencia; pues todo existe únicamente para que podamos alcanzar este estado de liberación. Swami Vivekananda, durante la primera mitad del s. XX el más importante representante de la corriente Vedanta, hizo una vez un comentario bastante drástico, pero sumamente convincente, sobre esta relación con el mundo: “El mundo es como la cola enroscada de un perro, no importa cuán a menudo uno la desenrosque, siempre se vuelve a enroscar de nuevo”. Para él el mundo está ahí sólo como una escuela para la vida interna. Cuando uno ha aprendido de la vida lo que ésta puede enseñarle, uno entonces la vuelve la espalda. El mundo está ahí para la humanidad. El iluminado tiene tan poca responsabilidad hacia él como alguien que se despierta por la mañana tiene hacia sus sueños nocturnos.
En tanto que el ocultismo Occidental se esfuerza en transformar su conocimiento teórico del espíritu del mundo en operaciones mágicas en el mundo exterior; el Vedantista iluminado, en contraste con aquel, no tiene nada que ver realmente con lo que “queda” del mundo exterior.
Otra diferencia, altamente característica de las dos corrientes, es que, mientras el Occidental tiene un conocimiento teórico extenso de un mundo espiritual múltiple con sus jerarquías; el Oriental tiene la experiencia de un mundo unificado del Mundo Espiritual, de Brahman, con quien se hace uno. El Oriental experimenta el mundo espiritual subjetivamente, él lo disfruta en gran medida debido a que tiene conocimiento de él. Así sucede que este mundo espiritual se le presenta, como si dijéramos, como una unidad.
Extracto tomado de Valentin Tomberg en el artículo:
http://www.revistabiosofia.com/index.php?option=com_content&task=view&id=252&Itemid=50