DHAMMAPADA, Reflexiones Budistas 22/26 5/5 (1)

Capítulo XXII

La Desgracia

 

306. El que no dice la verdad, va a un estado totalmente desgraciado, y también el que habiendo hecho algo dice que no lo hizo. Ambos, por igual, después de la muerte pagarán sus acciones en otro mundo.

307. Muchos que visten la túnica amarilla son de mala disposición y descontrolados. Debido a la suma de sus perversas acciones, nacerán en un estado desgraciado.

308. Más valdría que el perverso se tragase una bola de acero candente como una llama de fuego, que ser inmoral y descontrolada persona tomando las limosnas que le ofrecen las gentes.

309. Cuatro calamidades se precipitan sobre el hombre negligente que se asocia con mujeres de otros: la adquisición de deméritos, pérdida de sueño, sentimiento de culpa y un estado de lamentación .

310. Hay adquisición de deméritos lo mismo que hay un buen y un mal destino. Breve es la alegría del hombre y la mujer asustados. El Rey impone un grave castigo. Ningún hombre debe frecuentar a la mujer de otro .

311. De la misma manera que una brizna de hierba kusa mal cogida con la mano la corta, así la vida de un asceta mal enfocada le conduce a un estado de desgracia.

312. Cuando lo que debe ser hecho no es hecho, hay práctica corrupta y la vida santa es dudosa, no sobreviene ningún fruto.

313. Si algo debe ser hecho, uno debe hacerlo. Uno debe ir ascendiendo con firmeza, liberándose de los extremes.

314. Es mejor evitar hacer la mala acción, porque ésta es seguida por el remordimiento; mejor hacer la buena acción, tras la cual no se produce ningún estado de lamentación.

315. Como una ciudad fronteriza, bien custodiada por dentro y por fuera, guárdese uno a sí mismo. Que no descuide la oportunidad; para aquellos que descuidan la oportunidad, habrá nacimiento en un doloroso estado.

316. Aquellos que se avergüenzan cuando no deberían avergonzarse y que no se avergüenzan cuando deberían hacerlo, están condicionados por equivocados puntos de vista y se conducen hacia un estado de dolor.

317. Aquellos que temen lo que no debe ser temido y no temen lo que debe ser temido, están condicionados por equivocados puntos de vista y se conducen hacia un estado de dolor.

318. Imaginan como equivocado lo que no es equivocado y como no equivocado lo que sí lo es: seres que mantienen tales falsos puntos de vista se desploman en un estado de dolor.

319. Conociendo lo equivocado como equivocado y lo acertado como acertado: esos seres, adoptando la visión correcta, alcanzan un estado de felicidad.

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