Robert Adams: Piensa y hazte la pregunta, “¿Por qué he venido aquí hoy? ¿Para qué hemos venido a una habitación tan calurosa? Podríamos haber ido a nadar, a jugar a los bolos, podríamos estar en casa viendo la televisión, pero algo nos ha motivado a venir aquí, ¿qué?” Pregúntate a ti mismo.
Hay un poder misterioso que motiva a la gente a hacer lo que hace. Algunas personas se sienten motivadas a ir a una casa de mala reputación. Algunas personas se sienten motivadas a ir al cine. Algunas personas se sienten motivadas a ir a reuniones espirituales, ¿qué es lo que provoca esto? ¿Quién hace que esto suceda? Podemos decir que Dios lo hace, pero, por supuesto, Dios está dentro de ti mismo y algunas de las cosas que haces, nunca permitirías que Dios te dejara hacerlas, si Dios es tú mismo. Por lo tanto, tendríamos que decir que es tu karma. Es tu karma el que te motiva a venir aquí o ir a otro lugar. Cuando llegas a una reunión como ésta puedes estar seguro de que has estado trabajando en ti mismo en vidas pasadas. Has estado practicando durante muchas vidas. Recuerda que esto no es una iglesia, y esto no es una enseñanza, es una confesión de la realidad.
Cada vez que utilizo el pronombre “Yo”, no me refiero a mí mismo, me estoy refiriendo a Yo-soy. Así que cuando me refiero a mi confesión, me refiero a nuestra confesión, omnipresencia. Recuerda que cada vez que use la palabra “Yo”, significa omnipresencia. Por lo tanto, yo estoy aquí para acusarme, de realidad absoluta, de ser no nacido, de unidad final, de inteligencia pura, de vacuidad, de nirvana. Os confieso todas estas cosas. Vamos a reflexionar sobre estas cosas mientras meditamos juntos.
[suena la música entonces Robert continúa]Si realmente quieres arrepentirte, simplemente siéntate en meditación silenciosa y ve la realidad perfecta en el interior, cualquier conducta errónea sólo surge en el pensamiento erróneo, y al igual que la mañana es debida antes a la salida del sol, puede ser perfectamente eliminada a través de la luz y la sabiduría benevolente.
Om shanti, shanti, paz.
Cuando meditamos de esta manera, es con el fin de vaciar la mente. La mente es como un cubo de basura. Está llena de ideas preconcebidas, pensamientos, conceptos, no sólo de esta vida, sino de vidas anteriores. Hay un montón de cosas en esa mente. En verdad no hay mente, pero siempre y cuando estás expresando conceptos, ideas, opiniones, entonces estamos hablando de una mente.
Cuando te sientas en meditación silenciosa y miras tus pensamientos, observa cómo van y vienen. Observa el tipo de pensamientos que vienen a ti. No tratamos de cambiarlos. No repetimos afirmaciones. Simplemente observa los pensamientos y se irán por su propia cuenta.
Esta es la forma de tratar con la mente. Observa tus pensamientos, conviértete en el testigo de tus pensamientos o pregúntate, “¿A quién vienen estos pensamientos?” uno o el otro. Si haces esto con regularidad, llegará el día en que serás totalmente libre y te darás cuenta y entenderás lo que quiero decir cuando digo: “Tú eres no-nacido, tú eres el nirvana, vacuidad”.
¿Qué quiero decir cuando digo que eres no-nacido?
Bien, las opiniones que expreso, no tienen por qué ser aceptadas. Recuerda que estoy hablando a mi Ser. Yo-soy está hablando y Yo-soy es el infinito, la realidad absoluta. Y te digo en verdad que Yo-soy no nacido, todo es no-nacido.
Toma un árbol por ejemplo, ¿qué da nacimiento a un árbol? Una semilla, ¿de dónde viene la semilla? ¿De otro árbol? ¿De dónde viene el árbol? De otra semilla, y vuelves así con lo mismo y no hay ninguna respuesta, no termina.
Tomemos por ejemplo, las criaturas, como gusanos, cucarachas, chinches, ¿quién les dio nacimiento, originalmente? ¿De dónde vienen? Las flores, la luna, el sol, la tierra, las estrellas, los seres humanos, las ideas, la intuición, la discriminación. Te digo que ninguna de estas cosas existen. Nada ha nacido nunca.
Es una premisa falsa en lo que crees. Cambiar lo malo en bueno, querer experiencias positivas, todo son tonterías. La razón por la que no quieres una experiencia negativa se debe a que nunca has tenido una experiencia positiva. No hay nacimiento. ¿Qué ha dado nacimiento a cualquier cosa? ¿De dónde viene? ¿Sabes lo que es cualquier cosa? No tienes ni idea de lo que es cualquier cosa, sólo le das un nombre. Por ejemplo, un gato, ¿qué es un gato? No tienes ni idea. Estaba aquí cuando viniste a la existencia y lo llamamos un gato. ¿Por qué no lo llamamos un árbol? Lo llamamos un gato. Damos nombres a todo. Ese es el primer error, porque ninguna cosa es, lo que parece ser. Por tanto, la primera regla del verdadero camino espiritual se llama ignorancia divina. Ignorancia divina.
No tienes ni idea de lo que algo es, simplemente asumes que lo sabes. Quieres actuar de forma inteligente, imaginar que sabes algo. Así que estudias duramente, para aprender la existencia relativa. Pero de lo que no te dan cuenta, es que te estás estudiando a ti mismo derecho a la tumba. Aprenderás y estudiarás y al parecer llegarás a ser algo, y te harás viejo, y cada vez más viejo y antes de morir te preguntarás de qué va todo esto.
No tienes ni idea de lo que algo es, pero te digo una vez más, todo es no-nacido. Nada existe realmente y la única explicación es, es como un sueño. Cuando tienes un sueño, ¿le das nacimiento a todo? El sueño simplemente comienza, con todo lo que aparece. Tu no lo inicias, o lo terminas. El sueño simplemente comienza de la nada y continúa hasta que te despiertas.
Al estado de vigilia se le llama el sueño mortal. Estamos soñando el sueño mortal.
Todas las cosas que te interesan, todos sus temores, todas tus frustraciones, bienes y males, todas tus alegrías y tristezas, es todo un sueño. Y cuanto más te apegas a él, más humano te vuelves. Es como estar apegado a un sueño del que nunca despiertas y sigues viviendo el sueño. Por consiguiente, creas tu propia reencarnación, porque estás apegado a la persona, lugar y cosa. Y esto te atrae de nuevo a un cuerpo, una y otra y otra vez hasta que aprendes a soltar, hasta que empiezas a practicar, la vacuidad.
Recuerda, no hay ser y no hay no-ser. No hay nacimiento y no hay muerte. El hecho de saber esto te trae una semblanza de paz. Sólo pensar en estas cosas te hace feliz. Pero está más allá de la felicidad humana. Está más allá de la paz humana. Está más allá de la risa. La risa es cuando el cuerpo está feliz con algo. Cuando te das cuenta de que no hay cuerpo, ¿dónde está la risa? ¿Dónde está el llanto? ¿Dónde va a entrar el ser impersonal? Ninguna de esas cosas existen.
Por lo tanto te haces la pregunta: “Entonces ¿existo yo?” Tienes que preguntarte: “¿Qué quiero decir con yo? ¿Existo como un ser humano? ¿Como mecanismo que reacciona? Como una persona que se enciende y se apaga?” Ese es un concepto falso. Se llama falsa imaginación. Te imaginas un mundo poblado por insectos, árboles, la luna, el sol, los seres humanos y todo lo demás que parecen existir y que discriminas. Te gusta esto, odias esto, disfrutas esto, desprecias eso, pero yo te digo que tienes que ir más allá de estos conceptos si deseas ser libre.
Sólo imagínate lo tranquilo que te sientes cuando tu mente deja de pensar, deja de intentar cambiar las condiciones, deja de intentar vengarse, para luchar por tus derechos. ¿Qué derechos? No tienes derechos. Como ser humano tienes derechos, y siempre tendrás que luchar por ellos, porque parecerá que alguien está tratando de quitártelos, pero en realidad no hay derechos. No hay nada que defender. Puedes preguntar, “Bueno, ¿qué soy, nada?” No, la vacuidad no es nada (ninguna cosa). Se llama vacuidad porque significa que nada existe como aparece. Pero hay algo, una fuerza misteriosa que es la encarnación del amor, compasión, paz, felicidad, alegría, dicha. Sin embargo, esas palabras no tienen sentido. No le hacen justicia porque hay mucho más detrás de eso. Tienes que experimentarlo para entenderlo. Tienes que experimentar para ir más allá de la causa.
La metafísica te enseña, hay una causa para todo, pero eso es infantil. La causa no existe. Nunca hubo una causa, porque tendría que haber habido alguien para hacer la causa, para producir la causa y, por supuesto, la mayoría de las personas le llaman Dios. Ahí entramos en la dualidad, en la separación. Decimos que Dios hizo a la causa y nosotros estamos experimentando el efecto. Así que te pregunto: “¿De dónde vino este Dios que hizo la causa? ¿Y quién hizo a Dios?” Todo son conceptos, todo es pensamiento relativo. No trates de entender esto con tu mente finita, no puedes. Lo infinito no puede comprender nunca lo finito o lo finito no puede comprender nunca lo infinito. Son dos cosas diferentes.
Baste decir, que tú como tú, existes ahora como vacuidad plena. Eres inteligencia pura, conciencia pura, la realidad absoluta, el nirvana. ¡Justo como eres ahora mismo! No pienses en ello, si piensas en ello lo echas a perder, justo como eres en este momento. Tú eres inteligencia pura, realidad absoluta, tú eres lo no nacido, pero cada vez que viene un pensamiento a tu mente lo echas a perder.
Cuando te despiertes enseguida por la mañana, entre esos pocos segundos de levantarte, despertarte. Justo antes de despertarte, es cuando estás en tu estado verdadero. Acabas de abrir sus ojos y no has pensado aún ni un solo pensamiento, sin embargo, dura unos pocos segundos. Piensa en ese momento, ¿no te sientes realmente bien en esos pocos segundos, antes de empezar a pensar acerca de las actividades del día?, esa es la realidad.
Trata de darte cuenta de ese momento mañana por la mañana, tan pronto como abras los ojos. Antes de que venga un pensamiento. Ese es tu verdadero estado y eso es lo que eres. Olvídate de tus problemas. Hay un poder que sabe cómo cuidar de todo por ti, si tú se lo permites. Tienes que permitirlo. Tienes que rendir o entregar tu ego, tu orgullo, tus conceptos, tus opiniones, tus preguntas, tus respuestas, todo tiene que ser entregado y el poder trabaja por su propia voluntad.
Un gran Maestro dijo: “No os preocupéis por lo que debéis comer, por lo que debéis vestir, adónde debéis ir, sino buscad primero el reino de los cielos y todas estas cosas se os darán por añadidura”, es la misma cosa . Pero, ¿con qué frecuencia piensas? La mayoría de la gente piensa a cada momento, siempre estás pensando, preocupado, tratando de corregir algo, tratando de entenderlo. Y eso es lo que evita el reino de los cielos.
Entonces, qué hacer, nada. No trates de arreglar nada. Ni siquiera trates de cambiar. Simplemente que seas tu Ser, tal y como eres en realidad. Deja el mundo solo. Deja las cosas solas, deja la gente sola.
Así que dices, “¿Cómo puedo existir? ¿Tengo que ir a trabajar? ¿Tengo que mezclarme con la gente? ¿Tengo que tomar decisiones?” No tengas miedo. Harás todas esas cosas, pero será diferente. Comprenderás totalmente que tú no eres el hacedor. Tu cuerpo vino a esta tierra para hacer algo y hará su tarea. Tú no tiene absolutamente nada que ver con eso. Deja de luchar, deja de intentar hacer que las cosas sucedan, mantén tu mente en tu Ser.
¿Qué quiero decir cuando digo: “Mantén tu mente en ti mismo?” Tu verdadero Ser es tu corazón, no tu corazón humano, sino tu corazón espiritual. Tu corazón es Dios. Mantén tu mente establecida en Dios en tu corazón. Si quieres en principio utilizar tu imaginación, puedes imaginar una esfera de luz blanca en tu corazón en el lado derecho de tu pecho, tu corazón espiritual. Y deja que todos tus pensamientos se fundan en tu corazón.
En otras palabras, no dejes que tus pensamientos vayan hacia el exterior. Cuando tus pensamientos se dirigen al exterior se producen condiciones. Cuando mantienes tus pensamientos centrados en tu corazón, de repente encuentras la paz, la felicidad pura viene por sí misma. Tenemos que dejar que el poder que no entendemos cuide de nosotros. Este poder misterioso sabe cuáles son tus necesidades.
Recuerdo la primera vez que vi una foto de Ramana Maharshi en mi adolescencia y tenía que ir a la India a verlo. No tenía ni idea de cómo, ¿por qué? No tenía dinero. Un par de meses más tarde, mi tía murió y me dejó catorce mil dólares. Y dejé a mi familia y me fui a la India. No sé por qué. Y ha sido así toda mi vida. Así que he aprendido a entregar mis necesidades, mis deseos, mi ego, al poder que conoce el camino. Y este poder siempre te llevará sobre un torrente de bienaventuranza para tu mayor bien, si lo permites. Pero tienes que ser humilde y tienes que abandonar el miedo. Haces esto mediante estos métodos que enseñamos, a través de la auto-indagación y siendo el testigo.