Robert: Alguien me dijo la semana pasada, “Robert, diste una gran charla el domingo, y probablemente atraerás a millones de personas”. Se equivocaba en ambos casos. En primer lugar, yo no doy charlas. Tienes que llegar a un punto en el que estés cansado de escuchar charlas. Entonces comenzarás a avanzar en la práctica espiritual.
Mientras desees todavía escuchar charlas tienes un largo camino que recorrer antes de que despiertes. No es la charla lo que va a hacerlo por ti. Es un clic que tiene lugar dentro de ti cuando estás en el estado correcto de consciencia (1). El satsang te brinda el estado correcto de consciencia, sin palabras, sólo ser, entonces todo sucede por sí mismo. Pero si vienes a escuchar una charla te vuelves intelectual, conceptual… ideas, palabras y eso causa confusión.
Entonces, ¿qué actitud debes tener? Incluso cuando me escuches hablar no debes creer que estoy hablando. Debes abrir tu corazón y permitir que tu verdadera naturaleza se exprese, y lo hará, si le permites que lo haga.
Y en cuanto a lo de atraer a las multitudes, no estoy interesado en atraer multitudes. No soy ambicioso, no tengo metas, y no estoy buscando nada. Estoy haciendo lo que he venido a hacer aquí. No lo he planeado. No he dicho que quiero ser un maestro, en comparación con el maestro electricista, o en comparación con un maestro del pensamiento positivo, o un filósofo o un predicador. No soy ninguna de esas cosas. Yo no soy nada.
Quizás puedas decir que soy un espejo para ti. Lo que ves en mí es lo que eres. Y mientras meditas en ti mismo vas a comenzar a verme como a tu Ser (Self). Porque en verdad sólo hay un Ser. Y tú eres eso. No esperes nada, y tendrás todo. Sé espontáneo. Preocúpate sólo del presente. Olvida el pasado y no te preocupes por el futuro. Sé lo que eres, la realidad absoluta.
Ahora bien, ¿qué es la realidad absoluta? Es realmente el cuarto estado de consciencia. Está el dormir, el sueño, y el estado de vigilia. Esa es una limitación para nosotros. Pero hay un cuarto estado, que es llamado por muchos nombres, la realidad absoluta, la conciencia pura, el nirvana, el vacío, muchos otros nombres. La mayoría de las personas nunca llegan a ese estado en esta vida, porque nadie les ha hablado de él. Están satisfechos con el dormir, la vigilia y el sueño. Es como una guardería. Y hay gente que tiene miedo de ir a otro estado porque creen que tienen que renunciar a algo. Piensan que van a perder algo si experimentan otro estado de consciencia. En realidad, no pierdes nada. El cuarto estado es simplemente conciencia expandida.
Es como esto. Imagina que estás mirando a través del ojo de una cerradura y todo lo que puedes ver a través del ojo de la cerradura es a alguien que es asesinado por alguien más. Ves a un hombre matar a una mujer a través del ojo de la cerradura, y todos tus conceptos giran en torno a eso. Así es como vemos el mundo, a través del ojo de una cerradura. Vemos una parte de la imagen. Pero digamos que abres la puerta en vez de mirar por el ojo de la cerradura. Podrías mirar hacia la izquierda, y ver tal vez en una vida anterior a la mujer matando al hombre. Es a la inversa. Ahora, en esta vida el hombre está matando a la mujer, y entenderías lo que está pasando. De ahí irías hacia adelante. Podrías mirar a la derecha y ver que los dos están juntos de nuevo, riendo y pasando un buen rato, y te darías cuenta de que nadie ha matado y nadie ha muerto. Es todo un juego. Podrías ver el cuadro completo. Pero mientras estés mirando sólo a través del ojo de la cerradura vas a tener una visión limitada de las cosas y harás juicios parciales.
Es por esto que se nos dice que no juzguemos, porque sólo tenemos una imagen limitada. Cada cosa que ves en tu vida la estás mirando a través del ojo de una cerradura. Cuando despiertas la puerta se abre, eso es todo. Entonces comprendes por qué todo está sucediendo, y de dónde viene. Esta es la razón por la cual los sabios permanecen tan tranquilos y nunca reaccionan ante nada. No es porque no les importe. Ellos ven la imagen completa. La puerta se ha abierto para ellos. Y ven a la persona que gana la lotería y tiene cincuenta millones de dólares. Se lo han ganado, en algún lugar, de alguna manera. No hay tal cosa como la suerte y no hay tal cosa como la casualidad. Y luego ven la imagen final, cuando despiertan, y se ríen de todo el juego. Porque nadie ha perdido nada y nadie ha ganado nada.
Es como una película. La película tiene un comienzo, un medio y un final. Y cuando la película ha terminado ahí está la pantalla. La pantalla es la realidad. La película es tan sólo impresiones sobre la pantalla. Todas las impresiones tienen un principio, un medio y un final. La mayoría de la gente pasa por la vida como una impresión. Reaccionan a todo lo que oyen, ven, huelen, tocan y gustan. Siempre están enojados, siempre están enfadados porque no están consiguiendo lo que quieren. Esto es mirar a través del ojo de la cerradura.
Cuando comienzas a ir hacia adentro, cuanto te tomas tiempo para olvidarte un poco del mundo, y comienzas a preguntarte, “¿De dónde viene el mundo?” y empiezas a investigar dentro de ti mismo, “¿De dónde viene mi mundo? ¿Cómo se originó?” Al comenzar a hacer esto cada día, cada día, cada día, a medida que comienzas a cuestionarte a ti mismo, “¿Por qué he nacido? ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy pasando por esta experiencia? ¿Quién está pasando por esta experiencia?” cuanto más lo haces, y cuanto menos reaccionas a tus condiciones, más pronto despertarás.
Así que despertar no es algo que tienes que buscar. Despertar no es algo que alguien te puede dar. Despertar es tu verdadera naturaleza. Es tu verdadero Yo. Tú ya estás despierto, pero crees que estás dormido. Crees que eres un ser humano, que eres el hacedor. Crees que todas tus experiencias son reales. Y entonces, si vas un poco más alto, crees que todas tus experiencias son kármicas. Pero yo os digo: no hay karma, y no hay experiencias. Tú eres brillante y resplandeciente tal como eres. Pero si quieres jugar al juego del karma, puedes hacerlo. Es un juego.
Entonces, ¿de dónde viene (el karma)? Lo creaste con tu mente. Hay personas que enseñan cursos sobre el karma, la reencarnación y que creen que eso es todo. Así que, naturalmente, tú creas tu propio destino. Y la broma es que sigues regresando una y otra vez, y otra, y otra, y otra, y otra vez, teniendo todo tipo de experiencias, hasta que en un siglo a partir de ahora, o mil millones de años a partir de ahora, te cansas de jugar el juego. Y dices: “Espera un minuto. Me parece que estoy dando vueltas en círculo. ¿Alguna vez se acabará?” Y luego, finalmente, te preguntas, “¿Para quién es el juego? ¿Quién cree en su humanidad? ¿Quién cree en sus experiencias ? ¿Quién es el que parece sufrir o quién es el que parece ser feliz?”
Recuerda que la felicidad humana y el sufrimiento humano son dos caras de la misma moneda. No hay ninguna diferencia. Uno se cansa de todo el asunto. Así que te planteas la pregunta, “¿Para quién es este karma? ¿Para quién es este mundo? ¿Para quién es este juego? ¿Quién tiene que pasar por estas cosas?” Pero en vez de hacer esto la mayoría de la gente va a los psiquiatras, a los psicólogos, a los predicadores, a los sacerdotes y demás. Nunca tienen la respuesta correcta, porque esas personas antes mencionadas le indican cómo hacer frente a los efectos.
Uno va al médico y dice: “Me duele el brazo cuando lo muevo así”. Así que, el médico dice, “Pues no lo mueva así”. Y eso es lo que todos hacemos. Estamos buscando respuestas por medios externos, y nunca puedes obtener una respuesta a tus problemas o cualquier cosa del mundo, porque el mundo cambia continuamente. Una vez la respuesta puede ser de una manera y en otro momento la respuesta puede ser de otra manera, según las circunstancias, dependiendo del momento.
Como ejemplo, hace cincuenta años, si tenías un resfriado e ibas al médico te extraía sangre. Te daba todo tipo de antibióticos y te daba todo lo que estaba de moda en aquellos días. Hoy en día, si tienes un resfriado hacen otra cosa. Todo cambia y las personas hacen lo que está de moda en el momento, pero la verdadera respuesta está dentro de ti mismo. La solución está dentro de ti. Sin embargo lo haces incorrectamente cuando estás tratando de resolver un problema con otro problema, que es tu mente. No puedes utilizar tu mente para resolver un problema, porque para empezar tu mente es la causa del problema. Y no puedes pedir a nadie más la solución, ya que están utilizando su mente para darte la solución de lo que ellos piensan que es correcto.
La respuesta por supuesto es conocer tu Ser (Sí mismo). Cuando enfocas la atención en el Ser, el problema se resuelve automáticamente. ¿Cómo enfocas tu atención en el Ser? Preguntándote “¿Qué soy yo?” o “¿Quién soy yo?” Simplemente pregunta “¿quién soy yo?” cuando algo sucede en tu vida que deseas cambiar. No trates de cambiar lo que te está molestando. Porque si lo haces va a surgir en otro lugar. Ve directo a la fuente. “¿Cuál es la fuente de mi depresión? Yo soy. Yo estoy deprimido. ¿Quién es el yo que está deprimido? ¿De dónde viene?” Nunca respondas. Sólo ten una actitud de escucha cuando haces la pregunta, y la respuesta viene y dices: “La depresión viene a mí. Yo la siento. Yo la tengo”. Entonces tienes que darte cuenta de que es el “yo” quien la tiene, porque acabas de decir “yo la tengo”. Así que el “yo” tiene el problema, no tú.
Es siempre tu yo-personal el que tiene el problema. No tiene absolutamente nada que ver contigo. Sólo la comprensión de esto, te despierta. “Yo” no es el Ser. El yo-personal es el ego. Así que cuando dices: “Yo no me siento bien, yo no me siento feliz, yo estoy preocupado”, o cualquier otra cosa en la vida, incluso cuando dices “yo me siento bien, yo me siento estupendamente”, sigues hablando de tu yo-personal. Y tu yo-personal es parte del mundo de la dualidad. Por lo tanto, cuando dices “yo me siento bien por la mañana”, la primera cosa que venga que no te guste vas a decir “yo me siento mal”.
Tú no quieres usar ese método. Lo que quieres decir a ti mismo es, “Esto no tiene nada que ver conmigo. Yo se siente mal. Yo se siente bien”. Esto no es un mal inglés, es sólo para mostrarte como hablar a ti mismo. El yo está separado de ti. Tú no tienes nada que ver con el yo. Simplemente puedes ver que resuelve tu problema. Si lo intentas verás que tengo razón. Cuando estés deprimido, cuando te sientas de mal humor, cuando sientas que algo está mal, cuando te sientas enojado, o lo que sea, pregúntate “¿Quién siente esto? Yo”. Y luego te das cuenta de que, “yo no tengo (tiene) nada que ver conmigo”.
Tu perfección siempre está brillando. Tú eres la consciencia pura. Tú no eres el yo-personal. Deja que el yo-personal tenga todos los problemas que quiera. No tiene nada que ver contigo. Pero observa por ti mismo, conviértete en testigo del hecho de que el yo-personal tiene el problema, y no tú. Eso es todo lo que tienes que hacer. Sólo observa y mira, inteligentemente, y ve de dónde viene el problema.
Entonces te preguntas, “Si el yo-personal tiene este problema y no yo, de dónde viene el yo-personal para hacerme sentir que tengo un problema?” Ese es el misterio. No trates de ser inteligente y responder a la pregunta, porque es tu ego el que responde. Pregúntate: “¿De dónde viene el yo-personal?” O puedes simplemente decir: “¿Quién soy yo ?” o “¿Qué soy yo?” Nunca respondas, pero te darás cuenta de que algo muy interesante comienza a suceder, cuando llegas a esa etapa. Se darás cuenta de que comienzas a sentirte mejor y mejor y mejor, e incluso comienzas a reírte de ti mismo.
¿Por qué? Porque vas a la fuente de tu yo-personal. Y la fuente de tu yo-personal es la realidad absoluta, la consciencia. Lo que significa, por supuesto, que tu yo-personal no existe. Nunca existió. Es una ilusión óptica. Tú no tienes un yo-personal. Y si no tienes un yo-personal no tienes ninguno de los problemas que vienen con él. Esto significa que tú no eres el fenómeno cuerpo-mente. Tú no eres el hacedor. No eres el sufridor. No eres la persona que crees que eres. Ya que todas estas cosas están unidas al yo-personal, y si este yo desaparece todo desaparece con él, y tú devienes totalmente libre.
Entonces empiezas a sentir omnipresencia, porque tu verdadero Ser no es personal. Tu verdadero Ser es el Ser del universo. Tu verdadero Ser es todo. Todo es el Ser. Te das cuenta de que tu cuerpo es una especie de impresión en el Ser, pero no tiene poder por sí mismo. Ni siquiera existe. El Ser existe. La consciencia existe por sí misma y no como el cuerpo.
¿De dónde viene el cuerpo? Si el cuerpo no existe, ¿por qué lo veo? Pregúntate a ti mismo: “¿Quién lo ve?” y volvemos de nuevo al yo-personal. Porque la respuesta es, “yo lo veo. ¿Quién soy yo?” Has vuelto otra vez al yo-personal.
¿No lo ves? Si el yo-personal se ha ido no hay cuerpo, no hay mente, sólo hay consciencia. Pero siempre que creas que hay un cuerpo, hay un yo-personal. Por consiguiente no puedes decir: “Yo soy la consciencia apareciendo como un cuerpo”. Eso es erróneo. La consciencia no aparece como ningún cuerpo. No tiene por qué. La consciencia es siempre conciencia pura autosuficiente. Es algo de lo que ni siquiera podemos hablar, porque no hay palabras para describirla. Es algo que tienes que descubrir por ti mismo. Pero te puedo decir sin lugar a dudas que no tiene nada que ver con tu cuerpo. No tiene nada que ver con tus experiencias. No tiene nada que ver con el karma. No tiene nada que ver con tu Dios. No tiene nada que ver con el universo. No tiene nada que ver con la auto -realización o la liberación. Simplemente es. Y está más allá de nuestro pensamiento finito. No hay palabras para describir el infinito.
Basta con que te deshagas de todos tus conceptos de cuerpo, mente y yo. Todo ocurrirá por sí mismo. Tu trabajo consiste en eliminar el concepto del yo. Tu trabajo consiste en deshacerte de la idea de que tú eres un cuerpo, y que eres una mente, y que eres un hacedor. Recuerda siempre, lo que parece ser un cuerpo hará lo que tiene que hacer por sí mismo, pero no tiene nada que ver contigo. Si sólo puedes verlo de esa manera por un día, te sorprenderás por lo que te ocurra.
Prueba este experimento mañana. Cuando te levantes y acabes de abrir los ojos y salgas de la cama, no pongas ninguna atención a ti mismo como un cuerpo. En otras palabras, simplemente vuélvete totalmente consciente (mindful), al igual que se enseña en el budismo. Obsérvate a ti mismo levantarte de la cama. Obsérvate ir al baño. Obsérvate lavarte los dientes. Lo que estoy tratando de decir es que tu cuerpo hará todo sin tu ayuda. Es solamente cuando te identificas con el cuerpo, o como el cuerpo, que los problemas comienzan. Pero si no te identificas con el cuerpo serás feliz. Porque la felicidad es tu verdadera naturaleza. Realmente feliz. No feliz porque algo salió de la manera que te gusta. Serás feliz-feliz por ninguna razón. Simplemente serás feliz. No se trata de que vayas por ahí riendo todo el tiempo, o volverte histérico. Simplemente sentirás una alegría innata. Sin embargo tu cuerpo parecerá que se ocupa de sus propios asuntos.
Es como el ejemplo que os di del ventilador eléctrico. Cuando lo desenchufas, las aspas todavía siguen girando. Así que cuando practicas ese experimento, y no pones atención a tu cuerpo, lo desenchufas y observas a tu cuerpo ocuparse de sus asuntos. Se ocupará de sus asuntos, siempre que tenga que hacerlo, hasta que llega el momento en que se para y se cae y te deshaces de él.
O las aspas pueden dejar de girar antes de que el cuerpo caiga, y te sumerges totalmente en el Ser. Entonces es un juego completamente diferente. Te conviertes en algo difícil de explicar, porque tú ya no eres el cuerpo, sin embargo, el cuerpo aparece ahí porque la gente puede verlo. Parece que es real. Pero tú sabes, sin sombra de duda, que no hay nadie, no hay nadie en casa. No hay mente y no hay hacedor. Y la gente que te habla y te dice: “Pero yo te veo haciendo. Te veo pensando y veo tu cuerpo”. Así que les das el ejemplo del ventilador eléctrico. Cuando se desenchufa, las aspas todavía siguen girando (hasta que se paran). Así que veis que el cuerpo todavía está funcionando. Lo que ha sucedido es que has entrado en el cuarto estado de consciencia, más allá de la vigilia, más allá del dormir, más allá del soñar. Has expandido tu conciencia.
Así que lo que trato de decir es esto. Tú no tienes que tener miedo de perder algo si entras en el cuarto estado de consciencia. Algunas personas dicen que tienen una familia y pueden pensar: “Entonces, perderé interés en mi familia, perderé interés en mi trabajo, perderé interés por mis hijos, perderé interés…” no funciona de esa manera. Tu cuerpo seguirá siendo el mismo que era antes, en cuanto a las apariencias se refiere. Harás un mejor trabajo que nunca antes en tu vida. Serás más cariñoso. Serás más amable. Tendrás una gran compasión en lo que a tu cuerpo se refiere. Sin embargo, te darás cuenta de que, “Yo soy el Ser. Yo soy es el Ser”, es lo mismo. “Yo soy el que (yo) soy”. Quedará muy claro para ti y harás que tu vida sea simple. No encontrarás ningún defecto. No reaccionarás. Serás simplemente el Ser, y serás más feliz de lo que nunca lo has sido en tu vida.
Pero, de nuevo, no hay nada que tengas que abandonar. No hay nada que tengas que perder. Algunas personas piensan que te volverás asqueado del mundo, y que te convertirás en un ermitaño. Eso no es cierto. ¿Te das cuenta?, para volverte asqueado del mundo, tiene que haber alguien ahí que se vuelva asqueado. Y si no hay nadie en casa no puedes estar asqueado de nada. Así que cualquiera que se acerca a ti y te dice: “Yo estoy iluminado y odio el mundo. Ya no tengo nada que ver con la gente. Voy a vivir ahora por mi cuenta”…, no puedes más que sonreírles, y darte cuenta de que están peor de lo que estaban antes, porque todavía hay ahí un yo-personal. Ellos dicen, “(Yo) tengo que estar solo. (Yo) tengo que escapar del mundo y (yo) tengo que ir a vivir a la cima de una montaña”.
Un ser auto-realizado puede estar en cualquier lugar. No le importa el lugar donde vive. Puede estar en el mercado y ser tan feliz como si estuviera viviendo en un ashram. No hay ninguna diferencia. Él está en casa en cualquier parte que esté y siempre está lleno de alegría. Puede esta en Irak y ser bombardeado. No le importaría. Es bombardeado, es bombardeado; no lo es, no lo es. No hay preferencias. Todo está bien y todo se desenvuelve como debe.
Entonces surge la pregunta: “¿Por qué tengo que pasar por todo esto para llegar a ser auto-realizado?” Esta es realmente una pregunta ignorante. Recuerda que tu verdadera naturaleza es luz, consciencia, sat-chit-ananda. No estás tratando de ser auto-realizado. Simplemente quieres deshacerte de las cosas que te dicen que no lo eres. Porque alguien te ha dicho, o has leído en un libro, o debido a una anterior sadhana que has practicado, que para estar liberado tienes que poner fin al sueño de maya. Y has declarado lo que es maya, te das cuenta de que todo es ilusión, quieres que termine. Así se pones la práctica lo primero en tu vida. Lo que sea lo primero en tu vida en este momento es lo que eres. Piensa lo que es importante para ti y esa es tu vida, porque lo has elegido.
Pero si quieres liberarte y despertar a tu Ser entonces negarás todo lo que tenga que ver con el yo-personal, mentalmente. Comienza en tu mente. No trates de cambiar las cosas físicamente. Recuerda que si tratas de cambiar las cosas físicamente tienes que sufrir las consecuencias. Todo comienza y termina en tu mente.
Comienza por preguntar o buscar el yo, ¿dónde se va cada noche cuando te vas a dormir? ¿A dónde voy yo? ¿Y de dónde surge? En cuanto te despiertas, en ese instante, no hay yo, pero en cuanto tomas consciencia de todos tus problemas, todas tus preocupaciones, todas tus cosas del mundo, el yo se ha despertado. Yo siento esto, yo siento lo otro, yo siento todo. ¿Dónde estaba el yo antes de eso? ¿Adónde se fue antes de que despertaras? Y cuando te estás quedando dormido, lo mismo. Como sabes antes de quedarte dormido, el yo te abandona. ¿Adónde se fue? Y te quedas profundamente dormido sin el yo. Cuando piensas en estas cosas, cuando reflexionas sobre el yo, esto es pura meditación. Esta es la más alta meditación, seguir al yo hasta su fuente.
¿Quién necesita esas cosas mundanas? ¿Quién se siente herido cuando se han perdido? ¿Y quién se siente feliz cuando las tienes? Observa tus apegos. Sé consciente de lo que realmente eres. Mira lo que más te molesta, lo que más te enoja, lo que te hace enfadar, lo que te perturba. Obsérvate a ti mismo. Y siempre date cuenta, y te lo repito una y otra vez, y te hablaré de ello todo el tiempo, siempre date cuenta de que lo que le está ocurriendo al yo no eres tú. Tú no eres el yo. Eres consciencia. Eres sat-chit-ananda. Eres la realidad absoluta, conciencia pura. Esa es tu naturaleza real y eso es lo que eres. No eres el yo. Y la forma de descubrir tu verdadera naturaleza es siguiendo al yo-personal hasta su fuente. Encontrar la fuente de donde surge el yo, y encontrar la fuente donde el yo desaparece. Al practicar estas cosas estás practicando pura meditación, y serás libre.
Robert Adams, 7 febrero 1991 (Transcripción 42)