La Verdad sobre este mundo es que la Realidad, que no es perceptible mediante los sentidos, cuando es mirada a través de los sentidos aparece como este mundo. El hombre ordinario ve sólo la apariencia y le atribuye realidad absoluta. Al mismo tiempo, ve también la mutabilidad de la apariencia, pero cierra sus ojos a ello. Todos los caminos espirituales (verdaderos) intentan primero mostrar la Realidad que hay detrás de la apariencia. Cuando esta es observada desde la propia Realidad, tampoco hay apariencia.
Para llevar a los discípulos a la Verdad, se utilizan frecuentemente ejemplos fenoménicos. Considera por ejemplo el del oro y el anillo. El hombre ordinario, a primera vista, ve sólo el anillo. Pero pensándolo otra vez, admite que está hecho de oro. Aun así, como se apoya en sus percepciones sensoriales, pone más énfasis en la forma que en el oro. Después de pensarlo un poco más, admite que entre la forma y el oro del anillo, la forma cambia frecuentemente, mientras que el oro permanece constante.
Dado que el oro es el constituyente esencial de todos los anillos de oro y dado que la forma es sólo una apariencia temporal que no deja nada atrás, se ve forzado a admitir que sólo el oro es permanente y que la forma es una mera ilusión. Así, habiéndosele mostrado el oro en su pura naturaleza sin forma, se le pide que mire los anillos desde el punto de vista del oro. Entonces no ve otra cosa que oro en los anillos (igual que lo haría el banquero). Incluso en la apariencia es el oro lo que aparece y no el anillo. Un “anillo” es un “anillo” sólo por convención, pero de hecho es sólo oro.
Ahora aplicando el ejemplo al Yo (Self) y al mundo, habiendo separado el mundo incluyendo tu propio cuerpo, sentidos y mente, del Yo, se te muestra el Yo en su naturaleza pura. Situándote en ese puro Yo, si miras al mundo, ves la totalidad del mundo como nada más que tu propio Yo real. Así es como eres ayudado a experimentar la Verdad del aforismo: “Todo es brahman”. El objeto del Vedanta no es ayudarte a no percibir la apariencia; sino ayudarte a ver la esencia, incluso cuando percibes la apariencia a través de los sentidos.
No hay superposición en ningún momento.
Aún el pensamiento de que hay superposición, es una superposición.
En ningún momento hay una serpiente en la cuerda.
En ningún momento hay un mundo en la Realidad.
El Barro no es vasija.
Pero la vasija es Barro.
La Conciencia no es el objeto.
Pero el objeto es Conciencia.
La ola y el océano, como tales, son ambos objetos.
Pero en esencia ambos son una y la misma agua.
Si intentas apartar tu mente del anillo (como hacen los yoguis), no desaparece sólo el anillo, sino también el oro; y quedas desvalido, en la oscuridad. Pero si consigues ver el oro en el anillo y entender que el oro es la única parte que es permanente entonces en cada percepción subsiguiente del anillo, sólo enfatizarás el oro en él.
Similarmente, cuando ves que no eres el cuerpo, los sentidos o la mente ―que no son sino ornamentos del verdadero yo― sólo tienes que enfatizar el “yo” en cada uno de ellos. Lo que se necesita es sólo un cambio de tu interés desde la apariencia a la esencia. Entonces todo aparece como oro o verdadero “yo”.
El oro puro incluye a todos los ornamentos. No tiene forma, es imperceptible y en sí mismo no es un ornamento. El ornamento es oro con alguna forma y es perceptible. Cuando pones un ornamento en un crisol y le aplicas calor, se funde. Entonces la parte ornamento desaparece y sólo queda el oro. Por supuesto este oro aparece con la forma del crisol. No puedes evitar esto mientras mires a través de tus ojos. El oro puro no tiene forma y no es perceptible. Habiendo trascendido la objetividad, es la propia Realidad.
Pero, en la práctica diaria, hay una realidad temporal y artificial que es postulada entre el oro y el ornamento. Esto es lo que llamamos el lingote. Se supone que es más permanente que los ornamentos y es por lo tanto utilizado como un estándar para medir los ornamentos. El lingote también tiene una forma y cuando es acuñado es un ornamento. Cuando consideras el lingote como oro estándar, este hecho es convenientemente ignorado.
Similarmente, el estado de samadhi, considerado por los yoguis como el Ultimo, es sólo un estado, limitado en el tiempo. La Realidad absoluta esta más allá de todo samadhi.