Por Mónica Caballé
“Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”. Este adagio de la tradición hermética, inspirado en la sentencia inscrita en el templo de Apolo en Delfos, resume la tarea de todos los advaita-vada (doctrina de la no-dualidad). El vedanta advaita es, en esencia, una invitación al conocimiento de nuestra verdadera identidad. Su objetivo no es otro que la superación de la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza, una ignorancia que es, en sí misma —Atman es Brahman— ignorancia de la realidad.
Una de las prácticas recomendadas en la tradición advaita para despertar del olvido de nuestra naturaleza profunda es el atma-vicara “indagación en la naturaleza del yo”. Esta indagación no ha de ser confundida con un mero auto-análisis o auto-observación psicológicos, pues su objetivo último no es el conocimiento del yo empírico, sino del Yo metafísico, del Ser como fuente y raíz de la propia subjetividad y de todo lo que es. Si el conocimiento de sí del que nos habla todo advaita-vada fuera un mero auto-examen psicológico que no quebrara los márgenes de nuestra individualidad, poco sentido tendría la máxima citada inspirada en la inscripción de Delfos, o la sentencia análoga de la Mundaka Upanisad: “Conoce en ti aquello que conociéndolo, todo se torna conocido”.
El atma-vicara es una pesquisa no intelectual que tiene como eje la pregunta: “¿Quién soy yo?”;
su práctica consiste, básicamente, en un estado de observación pura, de atención alerta, que permite advertir la ordinaria excentricidad de nuestro estado ordinario de conciencia, su tendencia constitutiva a confundirse con sus contenidos; esta comprensión permite que la conciencia retorne a sí misma, a su propia fuente, y se manifieste en su verdadera naturaleza, como Conciencia pura. El atma-vicara invita, en otras palabras, a reorientar la atención desde las experiencias hacia el experimentador, desde los pensamientos hacia la fuente de la que brotan, desde los contenidos cambiantes de la conciencia hacia la Conciencia pura en sí.
El atma-vicara nos revela que no somos esencialmente el cuerpo, ni nuestros pensamientos, sentimientos, experiencias, etc., pues éstas son realidades cognoscibles y experimentables, mientras que la conciencia que atestigua todo ello no es un contenido particular de experiencia entre otros, sino el factor supra-objetivo mismo que los sustenta. “‘Yo soy’, pero no soy ‘esto’ ni ‘aquello’”, pues ninguna atribución objetiva compete al Sí mismo real, vivenciado de forma inmediata como presencia lúcida, como sentido puro de ser sin atributos. El movimiento de la auto-indagación adopta, de este modo, una metodología negativa, lo que el advaita denomina neti-neti (ni esto, ni aquello):
“No soy esto o aquello, porque no soy ningún contenido objetual, nada cognoscible o experimentable”.
“Yo no soy el cuerpo, ni los sentidos, ni la mente, no soy el sentido del yo [individual], ni el conjunto de las energías vitales ni tampoco el intelecto (…) Yo soy el Sí mismo íntimo, el testigo eterno” (Samkara). (2)
Esta vía negativa contiene dos momentos internos:
—Viveka: la discriminación o el discernimiento entre lo falso y lo verdadero que se logra cuando se ve lo falso como falso —en el caso que nos ocupa, cuando se advierte que no compete al Sí mismo ninguna calificación o determinación—.
—Vairagya: el desapego o el abandono de las falsas identificaciones. Este desapego no es el resultado de un acto volitivo posterior a viveka; es idéntico a esta última, pues acontece espontáneamente en la comprensión directa del sin sentido de la auto-identificación con ciertos objetos o rasgos objetivos, de la confusión de éstos con el Sí mismo real.
Lo que el atma-vicara advaita propone es, a través de viveka-vairagya, de la discriminación entre lo verdadero y lo falso y del desapego de toda atribución objetiva (neti-neti), llegar a ser uno mismo sin más, sin ningún intento de auto-identificación o auto-descripción.
En palabras de Nisargadatta:
“Para ser, no debe ser nadie”.
“Abandone toda idea sobre sí mismo y simplemente sea”.
“No se dé nombre ni forma. En la oscuridad y el silencio la realidad es encontrada”. (3)
- Adhyasa
“El estado de realización del Ser, no es llegar a una meta distante o adquirir algo nuevo, sino meramente ser lo que uno siempre es y lo que uno siempre ha sido. Lo único que se requiere es dejar de percibir lo falso como verdadero” (Ramana Maharshi). (4)
El atma-vicara no se orienta a aprehender lo verdadero, sino a percibir lo falso como falso.
En otras palabras, no se encamina a realizar o a conocer el Ser o Sí mismo real, pues Éste es, de hecho, lo único que es y la condición de posibilidad misma del vicara.
No hay método ni estrategia ni proceso que nos pueda conducir a la realidad última, pues toda estrategia y todo proceso la presupone y es ya, de hecho, el movimiento mismo de la realidad. La idea de un proceso orientado a “alcanzar” el Ser sólo refuerza el error perceptivo que se trata de disolver: la sensación de lejanía con relación a lo que se pretende alcanzar, es decir, la creencia de que hay un yo individual separado, distinto de la realidad última, que, mediante sus medios individuales, ha de encaminarse hacia ella. Así lo expresa Ramana Maharshi:
“No hay mayor misterio que éste: siendo la realidad tratamos de alcanzar la realidad. Creemos que algo está cubriendo nuestra realidad, que debe ser destruido antes de que la realidad sea alcanzada. Todo esto es ridículo. Un buen día usted mismo se reirá de sus esfuerzos pasados. Eso que estará presente el día que se ría, está aquí y ahora”. (5)
“Si hablamos de conocer el Ser debe haber dos seres: uno que conoce y otro que es conocido. El estado que nombramos, la ‘realización’, es simplemente ser uno mismo, no ser alguna cosa o convertirse en algo (…)Uno no puede describir tal estado. Uno tan sólo lo puede ser. Claro, hablamos comúnmente de la realización del Ser por no contar con un término mejor. Pero ¿cómo ‘realizar’ o hacer real lo único que es real?” (6)
Lo que obstaculiza nuestra naturaleza profunda no es algo real —pues ¿qué puede ocultar la realidad única?—, sino un mero error perceptivo. Basta caer en la cuenta del mismo, ver lo falso como falso. El movimiento de la auto-indagación no trata, por consiguiente, de “alcanzar” la realidad, sino de eliminar lo que la cubre ante nuestro estado de conciencia ordinario; busca acabar con el señalado error perceptivo, neutralizar la acción inercial mediante la cual atribuimos al Sí mismo determinaciones que no le convienen, y en virtud de las cuales creemos ser lo que no somos, una acción que es denominada por el vedanta: adhyasa o acción de superponer. (7)
Los atributos propios de las realidades objetivas no pueden ser transferidos al sujeto puro ni viceversa —nos decía Samkara, al inicio de sus Comentarios a los Brahma-sutra—; pero no obstante —continúa— debido a una ausencia de discriminación entre realidades que son totalmente dispares, se perpetúa un comportamiento humano natural basado en la auto-identificación que adopta la forma “yo soy esto” (aham idam) o “esto es mío” (mana idam). Este comportamiento tiene por causa la ignorancia (avidya) y el ser humano recurre a él mezclando lo real y lo irreal como resultado de la sobre-imposición (adhyasa) de realidades entre sí y de sus atributos mutuos. (8)
Adhyasa significa sobreimposición en el sentido de falsa imputación. El ejemplo advaita clásico al respecto es el de la serpiente y la cuerda. Alguien ve una serpiente donde sólo hay una cuerda, es decir, sobreimpone a la cuerda la imagen de la serpiente. La serpiente inexistente se vuelve realidad para el que la percibe, mientras que la cuerda real parece no existir. Esta sobreimposición es un error perceptivo que en ningún caso afecta a la realidad, a la cuerda en sí, si bien, no deja, por ello, de tener efectos muy patentes y efectivos en quien realiza esa falsa imputación, como, por ejemplo, la sensación acuciante de temor.
Según el advaita, es este tipo de sobreimposición lo que da lugar a ahamkara: el sentido del “yo” individual (el sentido de ser un yo particular, substancial, separado y limitado) y de lo “mío”, como opuestos a lo que es “no yo” y “no mío”. Ahamkara significa literalmente “lo que hace el yo” (aham = yo).
“Así como una cuerda puede parecer una serpiente por ignorancia de [su naturaleza de] cuerda, de la misma manera el Atman aparece como jiva [yo individual], debido a la ignorancia acerca de la naturaleza propia del Atman” (Samkara ). (9)
Si la Conciencia pura de ser se expresa en el sentido “Yo soy” sin atributos, la conciencia de ser del yo separado se expresa en el sentido: “yo soy esto y aquello” (el énfasis se sitúa en esto y enaquello). Esta falsa imputación, este acto de pseudo-objetivación y pseudo-entificación del Ser o Sí mismo real, de lo que en ningún caso es objeto, da origen a la conciencia individual separada. Es así como se forja la falsa conciencia de ser un yo esencialmente aislado de los otros “yoes” y cosas del mundo y separado de su fuente.
(Tomado de: El Vedanta Advaita ante el sufrimiento (Filosofía y dolor), por Mónica Cavallé)
Fuente: Blog de Mónica Caballé
Notas:
- I, 1, 3.
- Sivapañcaksaram, 1.
- I Am That, p. 371, p. 197, y p. 305;Yo soy eso, p. 601, p. 338 y p. 498.
- Sé lo que eres, p. 17.
- Sé lo que eres, p. 79
- Ibíd., pp. 17-18.
- “(…) en el fondo tú no eres tú; pero tú no lo sabes”. Ibn ‘Arabí,Tratado de la Unidad, 1.7.1.
- Brama-sutra-bhasya, I.i.
- Sivapañcaksaram, 2.