¿Y por qué Dios permite esto?

Esta es la pregunta más común sostenida por los ateos. Sobre ésta pregunta ellos colocan sus bases y las sostienen ante las personas que sí creen en una inteligencia superior.
Con un poco de análisis reflexivo podemos descubrir que ésta pregunta es infantil.
Existe guerra hoy en el mundo, existe hambre, existe violencia, terrorismo, asesinato, violación, ¿cómo algo perfecto como Dios, permite tanta imperfección?
La cuestión es reflexionar. ¿Qué es perfecto y qué es imperfecto?
Decir que esto es perfecto o imperfecto es siempre una cuestión de percepción. Muchos podrían debatir esto conmigo con argumentos muy certeros que advierten que el asesinato, por ejemplo, es algo horrible y esto está ausente de ser una percepción personal. El asesinato es horrible y punto. El hecho de que una persona quite la vida a otra no tiene justificación. El hecho de quitar la libertad de vivir a otra persona es y será siempre algo cruel.
Pero ahora vamos a cambiar nuestro escenario.
Suponemos que ahora estamos nosotros en mitad de una guerra. Viene el enemigo con su grito aterrador a matarme, ¿está justificado que yo lo matase primero en ese momento? ¿No decíamos que era injustificada cualquier violencia contra otra persona?
Descubrimos que al cambiar el escenario cambiamos también nuestra percepción.
Decimos Dios no debería permitir la guerra.
Y porque debe dejar que los frutos caigan del árbol cuando están maduros si prácticamente ninguno de ellos va a formar otro árbol. Será que lo permite porque sabe que esos frutos caídos alimentarán a otros animales, será porque sabe que esos frutos caídos servirán de abono para las raíces del propio árbol que los creó. Sólo nosotros creemos ver que el fruto de un árbol es exclusivamente perpetuarse pero olvidamos que sin ellos nosotros, humanos, no comeríamos y moriríamos de hambre.
Nuestras capacidades internas hacia la visión de la vida aún son muy precarias pero nos atrevemos a juzgar incluso los eventos cósmicos como buenos o malos desde nuestra limitada visión.
Un niño está muy lejos de comprender que el pollo con patatas fritas que tiene en el plato para comer es un pollo tal cual como el inocente pollito amarillo necesitado de amor que ese niño está cuidando con tanto cariño en una cajita en su habitación. Si le decimos que lo que tiene para comer es lo mismo que está amando con tanta ternura es claro que dejará de comer pollo toda su vida y cualquiera que comiese pollo, para él, será un asesino. Entendemos aquí que el niño no está por su inmadurez en la posición de juzgar.
Y nosotros entonces si nos sentimos capacitados para juzgar la perfección de Dios.

La naturaleza opera siempre de una forma perfecta, solo que lo perfecto o lo imperfecto es algo dual y por lo tanto depende de la percepción de cada uno según su madurez interior. Es por esto que lo mejor sería decir que la naturaleza siempre busca el equilibrio.
Decimos que ninguna violencia está justificada pero bien queremos que nuestros glóbulos blancos ataquen a todo organismo invasor que nos pudiera hacer caer enfermos. No es esto apoyar la guerra. No, esto es buscar equilibrar nuestro cuerpo.
¿No lanzamos una bomba atómica en nuestro organismo al tener una sesión de quimioterapia cuando nos dicen que tenemos un tumor cancerígeno? ¿Es que no morirán células inocentes con tremendo impacto? Pero claro, como esto está a otra escala, ya no lo consideramos guerra, lo consideramos salud.
Hagámonos esta pregunta: ¿Cómo una célula que siendo pura y que tiene sus funciones perfectamente marcadas en el organismo puede hacerse tan destructiva? Tal vez en nuestro organismo encontremos respuesta al porqué nace la maldad en el hombre siendo este nacido de la naturaleza en estado puro.

Pero si aún no creemos que cambiamos de percepción según la escala, entonces pensemos en esto. ¿Qué significa para la naturaleza una guerra de 5 años de duración en comparación con el tiempo que tiene de vida nuestro universo? Antes de responder tengamos este pensamiento como referencia. Si la vida en el Universo pudiese ser representada en 24 horas, el hombre, el homo sapiens, habría nacido en el último minuto de la creación, a las 23:59 horas.
Si hay una inteligencia que llamamos Dios que ha creado toda la vida de este universo con cerca de 200.000 millones de Galaxias y billones y billones de Soles, ¿cómo nosotros podríamos en algún momento juzgar si algo está en equilibrio o no? Somos bebés de menos de dos días de vida intentando entender el funcionamiento del reloj de un campanario y aun así nos atrevemos a decir que no existe un relojero porque las cosas no son como yo creo que deberían ser.
Somos atrevidos en nuestras afirmaciones por no decir soberbios.

Imaginemos un cesto de 100 manzanas. Una de ellas se pudre y huele mal. Está claro que buscamos la manzana entre las 100 y la desechamos, esto es lo mejor porque sabemos que si no lo hacemos llegará a pudrir a las que tiene a su alrededor. Cuando encontramos la manzana podrida entre todas ellas nos sentimos bien, hemos corregido el problema.
Coloquemos ahora un cesto de 1.000.000.000.000 de planetas y uno está podrido. ¿Qué haríamos nosotros? ¿Desecharlo? Sería lo equilibrado ¿no?
Imagina 1.000.000.000.000 de células en tu cuerpo y sabes que una es cancerígena, ¿qué harías?
¿Qué significa para Dios creador del universo 5 años de guerra en un minúsculo grupito de átomos (personas) ante los 13.820 millones años de edad que tiene?
Reduciendo esto a nuestro nivel: ¿Qué significa para mí un nanosegundo de dolor en la raíz de nuestros cabellos?, entonces ¿cómo nos atrevemos a juzgar porqué Dios permite tal cosa como la guerra, un terremoto o un tsunami. Simplemente por cuestión de equilibrio y esto es perfección aunque estemos muy lejos de comprenderlo.

Ícaro Dedaloson

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