Todas las experiencias, pensamientos, sentimientos, emociones, sensaciones, recuerdos, creencias, intuición, acciones, reacciones, percepciones, todos son meramente fenómenos, objetos percibidos en la consciencia.
Todo lo que se ve, se oye, se toca, se saborea, ya sea con los sentidos físicos o los sutiles, todos son meramente fenómenos, objetos percibidos en la consciencia.
Todo lo que tenga alguna característica o atributo por el cual pueda ser reconocido o discernido, por sutil o sublime que sea, es simplemente un fenómeno, un objeto percibido en la consciencia.
Todos los fenómenos tienen los siguientes rasgos por naturaleza:
- Son impermanentes: todos los fenómenos tienen un principio y un final, vienen y van, por lo tanto no son confiables o estables;
- Están vacíos: no tienen sustancia, ni esencia estable, ni naturaleza inherente, y su existencia depende únicamente de la consciencia perceptiva dentro de la cual aparecen;
- Causan insatisfacción: no hay felicidad en ningún objeto, y tener nuestra atención constantemente ocupada en ellos es un estado de sufrimiento, ya que hace que la atención sea inquieta y, por lo tanto, incapaz de volverse hacia la verdadera Dicha que se encuentra en el interior.
2. El ego es el vínculo entre la consciencia y lo manifestado
Ningún objeto, ningún fenómeno, es consciente de sí mismo. Solo se conoce y solo existe a través de la luz de la consciencia. Por lo tanto hay un principio de percepción, un observador, un testigo.
En nuestra investigación, el primero en presentarse como este perceptor es el ego. El yo-mí
―el ego, la individualidad, la personalidad― se siente a sí mismo como el sujeto, el perceptor de todo. Sin embargo, esto es sólo así cuando la consciencia, al no dirigir su “mirada” hacia su fuente, “permanece” en el perceptor aparente. Al investigar esto se ve que este yo-mí
es también percibido ― tiene atributos, limitaciones, y surge y desaparece (como cuando duerme), por lo tanto, es en realidad un objeto, no el sujeto verdadero.
El yo-mí es visto así como una entidad limitada, un concepto, que por su poder de trabajar sobre la base de la luz reflejada que emana de la consciencia, se toma a sí mismo como la fuente de la consciencia. Al mirar hacia afuera y ocuparse de los fenómenos que percibe y los conceptos que se ha construido alrededor de su existencia, fortalece este malentendido. Esto es samsara.
El ego también es consciencia, pero consciencia con limitaciones que no son originales a ella. Estas mismas limitaciones son objetos percibidos en la consciencia, pero esto no se nota al principio.
3. La disolución de lo falso se efectúa por medio de la indagación o la rendición
Cuando el yo-mí, fatigado con la experiencia de la existencia como una “entidad” y todo el sufrimiento inherente a este punto de vista, comienza a buscar la “trascendencia” ―que también puede tomar la forma de una búsqueda de la paz, la libertad, el amor o la felicidad― tiene dos medios principales para disolverse: la indagación o la rendición.
Cualesquiera otras prácticas espirituales que no lleven a la indagación o a la rendición no conducen a la disolución del ego ―ya que son hechas por el ego y con la suposición de que la individualidad es real, sin cuestionarla― sino solo a su purificación, dando como resultado una mente sáttvica y una vida pura y feliz. Solo una mente sáttvica puede realmente recorrer todo el camino con indagación o rendición, por lo que estas prácticas también son útiles. Sin embargo, quienes están directamente interesados en la indagación o la rendición, aquí hay unos atajos que purificarán la mente así como también afrontarán la ignorancia primaria.
La indagación se puede hacer de las siguientes maneras:
- Cuestionando “¿Quién soy yo?”, “¿Qué soy yo?” o “¿De dónde soy?”
Cuando se le pide que se presente, cuando se le pide que indague sobre su naturaleza, el yo-mí es guiado para dirigir su atención hacia sí mismo, y por lo tanto ve que es solo un fenómeno. Hay ahora la percepción sutil de que incluso el yo es un objeto, y esta percepción tiene lugar en la consciencia. De esta manera la atención ahora permanece en su fuente. - Aferrarse a la sensación de “YO SOY”
Manteniendo la atención solo en aferrarse a la simple sensación de existir, la Yo Soy-dad o Yo-idad, el ser puro. Así se restringe la atención de formar asociación con cualquier otro fenómeno que surja en la mente (como mente). De esta manera la atención ahora permanece en su fuente. También se le llama “auto-atención”, “auto-permanencia” o “guardar silencio” (summa iru).
El primer enfoque es especialmente poderoso para enfrentar cualquier fenómeno que surge en la mente/corazón del indagador que tiene algún gusto personal al respecto, o que es más ruidoso. Por el contrario el segundo es más directo y sencillo, siempre accesible ― simplemente desviar la atención de todo y mantenerla en el ser.
La práctica de rechazar todo como “no yo, no mío, no esto” (neti, neti) se puede decir que es el aspecto negativo de la indagación, mientras que aferrarse al YO SOY es el positivo. Por lo tanto, neti-neti no es tan directo, aunque puede ser una ayuda poderosa en algunos momentos del camino.
La rendición ocurre cuando el ego, reconociendo su propia indefensión y sintiendo la presencia de un Poder Superior, voluntariamente rinde o entrega toda su sensación de “yo”, “mi” y “mío” a ese Poder, que puede considerarse como un Dios personal, el Dios impersonal, el Gurú, el Sí mismo, etc. Así, el caparazón de la ilusión se rompe por la negativa de volver a tomar el “yo” o el “mío”, ya que ahora pertenecen al Supremo.
Tanto la rendición como la indagación deben practicarse en todos los momentos de la vida, aunque reservar algunos minutos diarios por la mañana y por la noche solo para estar con eso puede ser de gran ayuda.
En cualquier caso, cuando el sentido de un yo personal comienza a disolverse, entonces la consciencia que antes jugaba a ser un individuo ―bajo el hechizo de un “yo” que se identifica con un cuerpo y una mente que se está manifestando dentro del universo― comienza a “regresar a casa” o darse cuenta de su Estado Natural, el estado sin estado.
4. Cuando la consciencia esta vacía, su fuente es revelada
Incluso la disolución del ego ―este proceso y todos los sentimientos que surgen de ello y como resultado de ello― es un juego fenoménico observado en la consciencia.
Ahora, cuando la consciencia permanece en sí misma, como sí misma, el estado de YO SOY prevalece, y no se experimenta/percibe ningún sufrimiento o conflicto nuevamente. El cuerpo-mente que fue “dejado atrás” es “controlado” por la Voluntad Universal, que lo mueve en armonía según su destino, y uno no sabe nada de eso.
Sin embargo, hay un reconocimiento intuitivo ―un reconocimiento no fenoménico― de que incluso esta consciencia (consciousness) existe en un “espacio” mayor. Este espacio puede decirse que es el “perceptor” de la consciencia, aunque ninguna relación puede vincularse entre los dos.
Este espacio de Conciencia (Awareness) es eterno y sin atributos. Por lo tanto, nada se puede decir de ello. Es lo Último.
El perfume que surge de esta realización es Alegría/Dicha interminable, Libertad incondicionada, Paz incontestable y Amor ilimitado.
Permanece como ESO ― ¡no tienes elección!
Resumiendo lo anterior en algunas líneas
- Todo lo que se percibe es solo un objeto-fenómeno que surge en la consciencia. Todos los objetos son impermanentes, vacíos y no dichosos.
- El
yo-mí
(ego) que se presenta como el que percibe todos los fenómenos también es un fenómeno, que tiene atributos y limitaciones. No es el verdadero sujeto (la consciencia). - Para disolver el ego ―la raíz de toda condición de sufrimiento― uno tiene que indagar sobre el ego (ya sea cuestionando qué es o simplemente aferrándose a la sensación de YO SOY) o rendirlo al Poder Superior.
- Cuando de esta manera “uno” permanece en el estado natural, como solo consciencia, Eso se revela a Sí mismo a través del sutil reconocimiento no fenoménico de que yo soy el innombrable que atestigua la consciencia.
O aún:
Todo lo que existe [universo] existe para el “yo” [ego] El “yo” es percibido por la consciencia [espíritu] La consciencia es percibida en la Conciencia sin atributos [Absoluto].
[El mundo, lo personal, el espíritu y lo Absoluto].