Renunciar a los bienes materiales. ¿Pero no son estos acaso condición de algunos bienes espirituales? ¿Acaso se piensa igual cuando se padece hambre, o se está agotado físicamente o se siente uno humillado y sin consideración? Por tanto, hay que renunciar también a esos bienes espirituales. ¿Qué es lo que queda cuando se ha renunciado a todo lo que tiene una dependencia del exterior? ¿Tal vez nada? Esa es la verdadera renuncia a uno mismo. Yo soy nada. Yo soy todo.
Simone Weil