Muchos de los soldados americanos que combatieron en Vietnam no se sienten culpables por asesinar mujeres y niños o por quemar aldeas; sino que se sienten víctimas de la actitud de muchos americanos, que preferían hacer surf y quemar banderas a disparar en las junglas del Vietcong. Aquellos soldados se veían a sí mismos no como asesinos, sino como mártires. La memoria es subjetiva, lleva a equívocos y es parcial y relativa, mientras que la historia es objetiva, tiende a la univocidad y exige cierto grado de análisis. Es por ello que tenemos que analizar históricamente tanto a las víctimas (y a quienes dicen serlo, por los intereses antes mencionados) como a los verdugos; para que su versión de los hechos no legitime su impunidad. Es la historia y su análisis la que debe sacarnos del dogmatismo de “nuestra versión de los hechos”, para que no confundamos a la víctima con el culpable.
El autor italiano Daniele Giglioli en El ensayo “Crítica de la víctima”incluye aquí la aclaración de que la sociedad victimizada desea serlo no porque sí, sino por una serie de motivos, el principal de todos ellos es que esa identidad como víctima nos otorga un relato. En el mundo actual impera la noción de “relato” como historia que aglutina mi proceso de formación de identidad; el problema es que en el mundo actual, un mundo líquido donde todo fluye y ya no existe la univocidad, los relatos como tal se encuentran en crisis.
La víctima ofrece un refugio identitario: ofrece lo inequívoco frente a todos los individuos que carecen de relato y por tanto de identidad; ser víctima garantiza una historia, lo que la hace especialmente apetecible para una cultura convencida de que ese storytelling que es el relato lo es todo.
Es por esta primacía del relato que supuestamente se les está ofreciendo desde diferentes medios de comunicación la oportunidad de “contar su versión de los hechos” a los integrantes de La manada; creemos que el relato es suficiente, que encapsula los hechos y los explica, cuando en realidad no es más que otra de las muchas mentiras que nos contamos a nosotros mismos (y a otros) para autodotarnos de sentido y pertenencia.
Sé que es difícil, pero haced la prueba en cuanto se os presente la oportunidad: si algún día observáis algún comportamiento que podáis reconocer como “bullying”, acoso o semejantes, ponedles a las partes implicadas alguna escena extraída de cualquier película, en la que alguien maltrate psicológica o físicamente a otro y cuando la secuencia termine, preguntadles con quién se ven más identificados: todos os dirán que con la víctima. Nadie se ve a sí mismo como un maltratador, un violador o un “bully”; todos nos vemos como víctimas en mayor o menor grado.
«La víctima es el héroe de nuestro tiempo», así comienza Daniele Giglioli su libro Crítica de la víctima (Herder, 2017). En este breve ensayo, el escritor italiano defiende que, consciente o inconscientemente, todos queremos ser víctimas; ya que establecerse como tal no sólo concede reconocimiento, sino que hace que tu voz exija ser escuchada, de la misma manera que inmuniza contra las críticas, porque ser víctima es sinónimo de ser inocente: la víctima no puede ser culpable; no es quien hace, sino a quien otros han hecho; no actúa, padece. En este sentido, Giglioli defiende que aunque no todos seamos víctimas, todos querríamos serlo. Expone que todos deseamos ser escuchados sin temor a ser juzgados, queremos la inocencia automática y buscamos los privilegios que las víctimas creemos que tienen.
Giglioli, al igual que nosotros, sabe que existen víctimas reales a las que no dirige el texto. Su ensayo interpela a quien se siente víctima sin serlo y busca excusas en lo “políticamente incorrecto” o en lugares comunes parecidos, para que con pretendida impunidad pueda decir y hacer en gana, sin que nadie pueda decirle nada. Es a este tipo de gente a quien está dirigida la reflexión: a privilegiados que se comportan como víctimas, porque ni sus privilegios les parecen suficientes.
Peio Azcona (Visto en https://www.revistacactus.com/la-victima-es-el-heroe-de-nuestro-tiempo/)