Un libro escrito por Sesha.
INTRODUCCIÓN
Los indoeuropeos poseen, desde hace milenios, un texto que plantea solución a los más grandes dilemas de la existencia y que, aún hoy en día, sigue siendo fuente de inspiración y sabiduría. Atribuido a Veda Vyasa y considerado de inspiración divina, este libro maravilloso ha servido de faro interior para desentrañar las más antiguas preguntas que el filosofar del ser humano ha escudriñado.
Nos referimos, por supuesto, a la Bhagavad Gua o La Canción del Señor, texto incluido en el complejo épico del Mahabharata, el cual, junto con el Ramauana’, es considerado por los estudiosos occidentales como el más digno representante de la literatura épica hindú.
Es pues, la Bhagavad Gua, uno de esos extraños libros que conjugan historia, poesía y sabiduría, y del cual la raza aria y la tradición hindú pueden estar orgullosas puesto que su naturaleza eterna lo hará sin duda perdurar como una de las más grandes obras de todos los tiempos.
La Bhagavad cua es, junto con los Upanishads y los Brahmasutras, uno de los textos fundamentales que sustentan el sistema de pensamiento Vedanta. En él se encuentran las referencias que permiten indagar y solucionar de forma integrada las inquietudes por siempre existentes en el filosofar: ¿quién soy?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?
Uno de los temas fundamentales que trata la Bhagavad Grta es la cuestión de la “acción correcta” o la “recta acción”. Interpretada a la luz del sistema Vedanta Advaita2, la cua integra de manera magistral y profundamente inteligente las cuestiones que atañen a la ética, la metafísica y la epistemología, es decir: qué es el actuar correcto (ética), qué es el Ser (metafísica) y qué es el conocer (epistemología).
El presente libro intenta, entre otras cosas, el análisis y la aclaración de ciertos conceptos utilizados por la terminología oriental para referirse a los temas mencionados. Los términos karma, samsara, guna y otros más, son parte del caleidoscopio de ideas que sugieren nuevas reflexiones a nuestros pensadores. La aparición de estos nuevos conceptos en la reflexión humana occidental dota de herramientas profundamente interesantes en el acto de entender la naturaleza humana, llevándonos a nuevas comprensiones de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
Para Occidente, la acción ha sido vista únicamente como el medio por el cual cualquier individuo o grupo modifica su entorno con el fin de lograr la conquista de sus anhelos.
Sin embargo, los indoeuropeos incluyen además una nueva opción: la de convertirla en un mecanismo de liberación interior. Así contemplada la acción crea, a medida que se la realiza, una ampliación en la esfera de la comprensión que permite integrar al individuo con su naturaleza divina y eterna.
Esta nueva opción de acción correcta que la cu« plantea lleva implícita, a efectos de la realización interior, una serie de cánones prácticos que han de ser aclarados con sumo detalle. El objetivo básico del presente libro es la explicación y profundización de estas pautas de comportamiento teórico-prácticas en los que se basa la “recta acción”.
La vía de la acción, corno instrumento del despertar interior, fue llamada desde antaño por los sabios indoeuropeos karma yoga, “yoga de la acción” o “recta acción”. De esta manera la acción por sí misma, desde una perspectiva eminentemente ética, cobra una importancia nunca antes dada, pues pasa de ser lazarillo del convencionalismo cultural a instrumento supremo de conocimiento interior; asimismo, el arte de su ejecución y realización se convierte en una vía para el esclarecimiento de una ética universal.
Es importante resaltar que a lo largo del análisis de la vía del karma yoga se avizora la descripción de similares estados de conciencia a los que describe la meditación a la luz del gnana yoga o “yoga del discernirniento”3• De esta forma, queda planteada una maravillosa visión integradora que muestra al individuo con una capacidad inmensa para el logro de su propia paz y con mecanismos teóricos lo suficientemente claros para entender el acontecer de su acción.
Así, ha de usarse también la acción corno intermediario sagrado entre lo humano y lo divino, pues es gracias a la correcta ejecución de la acción que el individuo puede sin temor a dudas encontrar el norte que lo guíe a puerto seguro en su interioridad. Allí las tormentosas aguas de su devenir se transforman en serenas olas que reposan mansamente en las playas donde mora el Ser, el Saber y la Bienaventuranza Suprema.
Sesha, Valencia, Marzo del 2010
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