Tu verdadero centro 5/5 (1)

Mas allá del cerco existes, como existes dentro del cerco; y tu mente consciente es sólo una parte, una décima parte de todo tu ser; los nueve décimos restantes te esperan en la oscuridad. Y, en algún lugar de esos nueve décimos, se esconde tu verdadero centro.

Uno debe ser audaz, valiente. Uno tiene que dar un paso hacia lo desconocido. Durante un tiempo, todos los límites se pierden. Durante un tiempo, te sentirás confundido. Durante un tiempo, te sentirás muy asustado y conmovido, como si hubiera habido un terremoto. Pero, si tienes coraje y no te echas atrás, si no vuelves al yo y sigues hacia adelante, hay un centro oculto dentro de ti que has estado cargando durante varias vidas. Es tu alma, el atman, el propio ser. Una vez que te acercas, todo cam­bia, todo se vuelve a acomodar. Pero este aco­modamiento ya no lo lleva a cabo la sociedad. Ahora, todo se transforma en un cosmos, no en un caos; surge un nuevo orden. Pero ya no es el orden de la sociedad; es el orden de la existencia misma.

Es lo que Buda llama dhamma, Lao Tse lla­ma tao y Heráclito llama logos. No es algo creado por el hombre; es el orden propio de la existencia misma. Entonces, de repente, to­do vuelve a ser hermoso; y, por primera vez, verdaderamente hermoso, porque las cosas creadas por el hombre no pueden ser hermosas. Cuando mucho, puedes ocultar su fealdad; nada más. Puedes decorarlas, pero nun­ca pueden ser hermosas.

La diferencia es igual a la que existe entre una flor de ver­dad y una de plástico o de papel. El yo es una flor de plás­tico, muerta. Parece una flor, pero no lo es. En verdad, no se puede decir que sea una flor. Aun desde el punto de vis­ta lingüístico, es incorrecto llamarla flor, pues una flor es al­go que florece. Y este objeto de plástico es sólo una cosa y no algo que florezca. Está muerta; no tiene vida.

Osho

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