Hay un descubrimiento muy sutil de Oriente, y es el siguiente: si te identificas con el punto inmóvil, nunca conocerás a Dios. Conocerás el yo, pero nunca a Dios. Y hay muchas tradiciones, en particular jainistas, que se identificaron demasiado con el yo; y entonces decían que no había Dios, que el yo era el único Dios. Hay dos orillas, y tú estás en algún lugar intermedio entre las dos: ni en movimiento, ni quieto. Ésta es la trascendencia última. A esto llaman Brahma los hindúes.
Esfuerzo y falta de esfuerzo, movimiento y ausencia de movimiento, actividad y falta de actividad, la materia y el alma: éstas son las dos orillas. Y, entre estas dos orillas, flota lo invisible. Estas dos son visibles, y entre ellas flota lo invisible. Eso eres tú. Tattwamasi Swetketu, dice la Upanishad. Eso que flota entre estas dos orillas, eso que no se puede ver, eso que realmente constituye un sutil equilibrio, nada más, entre estas dos orillas: eso eres tú. A esto se lo ha llamado el Brahma, el supremo yo.
La meditación es tu naturaleza intrínseca eres tu, es tu ser, no tiene nada que ver con tus acciones. No puedes tenerla y no puedes no tener-la. No puede ser poseída, pues no es una cosa. Eres tú mismo. Es tu ser.
Osho