Ese apego, ese aferrarse, hace extremadamente difícil tener un punto de vista libre y abierto. Este tipo de adherencia, cualquier cosa que sea a lo que nos aferremos–puede ser que no nos aferremos a automóviles y casas, puede ser ni siquiera el apego a la gente–pero ciertamente nos aferramos a puntos de vista y opiniones.
Nos aferramos a nuestro punto de vista del mundo. Nos aferramos al punto de vista de cómo vamos a ser felices. Tal vez nos aferramos a la opinión de quién creó este universo.
Sea lo que sea a lo que nos aferremos, hasta cómo el gobierno debería manejar el país, todo eso hace extremadamente difícil ver las cosas como realmente son. Ser abiertos. Y es solamente una mente abierta la que puede tomar nuevas ideas y entendimiento.
El Buddha comparó a los oyentes con cuatro clases diferentes de vasijas de barro. La primera vasija de barro es una que tiene hoyos en el fondo. Si tu viertes agua dentro de ella, se vacía de inmediato. En otras palabras, cualquier cosa que le enseñes a esa persona, es inútil. La segunda vasija de barro, él la comparó con una que tiene grietas en ella. Si tu viertes agua dentro de ella, el agua se filtra. Estas personas no pueden recordar. No pueden colocar dos más dos juntos. Grietas en el entendimiento. El tercer oyente, él lo comparó con una vasija que estaba completamente llena. No se puede verter agua en ella porque está llena hasta el tope. Una persona así, tan llena de opiniones que no puede aprender nada nuevo! Pero afortunadamente, nosotros somos la cuarta clase. Las vasijas vacías, sin ningún hoyo o grietas – completamente vacías.
Me atrevo a decir que no. Pero quizás estén suficientemente vacías para tomar lo suficiente. Estar vacías así, de puntos de vista y opiniones, significa una carencia de apegos. Aun la falta de adherencia a lo que creemos es la realidad.
Cualquier cosa que nosotros pensamos que es la realidad, ciertamente no lo es, porque si lo fuera, nosotros no estaríamos infelices ni por un sólo momento. Nunca sentiríamos una carencia de nada. Nunca sentiríamos una falta de compañía, de posesión. Nunca nos sentiríamos frustrados, aburridos. Si alguna vez lo hacemos, aquello que pensamos que es real, no lo es. Lo que es verdaderamente real es completamente satisfactorio. Si no estamos completamente satisfechos, no estamos viendo completamente la realidad. Así, cualquier opinión que podamos tener, es ya sea algo equivocado ó parcial.
Libro: Meditando en el No ser