No hay ni yo ni tú, ni buscador, ni iluminación, ni gurú o discípulo. No hay mejor ni peor, no hay camino ni propósito, ni nada que tenga que ser logrado.
Toda apariencia es su fuente. Todo lo que aparentemente se manifiesta en el sueño hipnótico de la separación – el mundo, la historia de mi vida, la búsqueda del hogar, es el uno apareciendo como dos, la nada apareciendo como todo, lo absoluto apareciendo como lo particular.
No hay ninguna inteligencia separada tejiendo un destino y ninguna opción funcionando a ningún nivel. Nada está aconteciendo pero esto, tal como es, invita al aparente buscador a redescubrir aquello que es… lo permanente, incausado, inmutable, silencio impersonal del que se vierte y celebra el amor incondicional. Es el maravilloso misterio.
Ver o No Ver
La naturaleza de la unidad es incomprensible y por lo tanto cualquier comunicación al respecto sólo puede ser una interpretación de las ideas que la envuelven. Estas ideas pueden ser generadas a partir de la confusión o de la claridad. Sin embargo, sugerir que una idea es mejor que otra y que divulgar o escuchar esas ideas es una opción personal, sería una contradicción de la esencia misma de la percepción Advaita.
La comunicación de la confusión es tanto una expresión de la unidad como la claridad que se expone.
Parece que hay una idea de que el aparente individuo separado puede optar por hacer un esfuerzo para acercarse a algo llamado no-dualismo a través de la aplicación de prácticas, procesos, purificaciones, el cultivo de la comprensión o cualquier otra cosa que pueda ser enseñada o aprendida.
El concepto de alcanzar un nivel de comprensión en el que el llamado sabio puede aceptar la dualidad de la vida y vivir en paz consigo mismo y con los demás, parece ser el objetivo percibido. Y sin embargo, este tipo de percepción es nada relevante para la liberación, que trae consigo la realización de que no hay nada ni nadie que se libere.
El tipo de enseñanza que se basa en el esfuerzo personal es una enseñanza que aprisiona, simplemente porque refuerza la idea del sabio, del buscador y lo buscado. La sola idea de que hay “distintos acercamientos” al Advaita procede de una ignorancia básica de su esencia.
Entonces, ¿cuál es la diferencia fundamental entre la percepción personal y la impersonal?
La palabra Advaita significa no dos, y expresa en la medida de lo posible con palabras la percepción de que todo lo que existe es ya sólo la unidad, y que no hay nada más que eso.
Cuando esto es visto claramente por nadie, queda al descubierto completamente la idea de que sujeto y objeto son meramente un concepto ilusorio mantenido dentro del sueño hipnótico de la separación. En consecuencia, la idea de que una aparente persona separada (sujeto) pueda optar por obtener la iluminación (objeto) se vuelve completamente irrelevante. También queda claro que todas las prácticas o esfuerzos por seguir un camino que conduce a una meta futura continuamente refuerza el sentido de la búsqueda personal y es una negación directa de la unicidad permanente.
La idea que supone la posibilidad de que las prácticas dualistas pueden llevar al aparente buscador a la percepción no-dualista es similar a la idea de que con el suficiente esfuerzo y determinación se puede enseñar a un ciego a ver.
“Las doctrinas, los procesos y las vías progresivas que buscan la iluminación, sólo exacerban el problema de aquellos a quienes se dirigen, reforzando la idea de que el yo aparente puede encontrar algo que supone que ha perdido. Es ese esfuerzo mismo, ese cerco a la auto-identidad el que recrea continuamente la ilusión de la separación de la unidad. Éste es el velo que creemos que existe. Es el sueño de la individualidad.” (The Open Secret) (1)
De todos los muchos despertares que me han descrito, continuamente se confirma que una de las primeras realizaciones que surge es el ver que nadie despierta. Y, sin embargo, vemos que la mayoría de las enseñanzas, tanto tradicionales como contemporáneas, están constantemente hablando a un aparente buscador separado (sujeto) y recomendando que, a fin de alcanzar la iluminación (objeto), deben elegir la meditación, la auto-indagación, la purificación, cultivar el conocimiento, apaciguar la mente y el ego, la entrega, ser honesto, buscar sinceramente, renunciar a la búsqueda, hacer terapia, no hacer nada, estar aquí ahora, y así sucesivamente… las ideas son tan interminables y tan complicadas como la mente que las ha generado.
Estas recomendaciones surgen de la creencia de que la “iluminación” del “maestro” ha sido alcanzada o ganada a través de la aplicación de la elección, el esfuerzo, la aceptación o la entrega, y que otros buscadores pueden ser enseñados a hacer lo mismo.
Por supuesto, no puede haber nada bueno ni malo con la búsqueda ferviente, la meditación, la auto-indagación, el conocimiento y así sucesivamente. Ellos son simplemente lo que parecen ser. Pero ¿quién es el que elige hacer el esfuerzo? ¿Dónde está el esfuerzo que va a tomar el aparente elector? ¿Dónde hay que ir si sólo hay unidad? Si no hay un individuo separado no hay voluntad, y así ¿cómo puede una ilusión disiparse a sí misma?
El concepto de iluminación personal surge en la mente que establece una estructura falsa que consiste en un “ego espiritual” o así llamado “yo superior” que ha adoptado o ha sido atraído a un conjunto de ideales enseñadas acerca de la necesidad de auto-purificación, por ejemplo, y que a su juicio finalmente obtendrá el premio de la iluminación. Después, intenta disciplinar al llamado “yo inferior” para que lleve a cabo tareas que le parecen al “yo inferior” contrarias a su naturaleza. Aquí yace la fuente del conflicto, la confusión y la sensación de insuficiencia y la desilusión que abunda en la búsqueda. Es también la razón principal por la que, hasta hace poco, la aparente liberación ha parecido ser una ocurrencia rara. Pero cuando la liberación surge aparentemente se ve que no hay diferencia entre estar dormido y estar despierto.
Por lo que se puede ver, la expresión radical, clara e inflexible del absoluto no-dualismo es muy rara vez comunicada. Sin embargo, para dar a entender que un tipo de mensaje es más verdadero que otro sería tan dualista como pensar que existe una brecha entre lo absoluto y lo relativo. No hay tal cosa como la verdad, solamente hay lo que es, tal como es.
Lo que más se deseaba y se temía es la ausencia… la ausencia del “yo” que se siente separado. En esa ausencia surge otra posibilidad, que está absolutamente más allá de la idea de la comprensión, la enseñanza, el devenir, el destino, el karma y el logro personal. Parece que hay una considerable disposición para escuchar este mensaje raro, simple e increíble. Será escuchado o no escuchado, y eso es todo lo que hay.
Para citar de nuevo de The Open Secret…
“Y desde dondequiera que se comunique y siempre que se comunique este conocimiento, no tiene ninguna relación con el hecho de obtener un fin, ni con ninguna creencia, vía o proceso. No puede enseñarse pero se comparte continuamente. Debido a que es nuestra herencia, nadie puede reclamarlo. No necesita ser argumentado, probado o embellecido, pues se mantiene por sí solo simplemente como es, y sólo puede permanecer no reconocido y rechazado, o realizado y vivido.”
Tony Parsons