En ese sentido podemos decir que el propósito de la práctica (Zen) es la ausencia de propósito alguno. Si tenemos un propósito, tendremos problemas. Establecemos toda clase de metas y nos esforzamos por conseguirlas. Pero lo sorprendente es que ¡la meta está aquí mismo! Estamos en la línea de salida y, al mismo tiempo, hemos llegado ya a la línea de meta. En otras palabras: vivimos ya la vida de los Budas. Nos demos o no nos demos cuenta, tanto si somos principiantes como experimentados practicantes, somos intrínsecamente Budas. Sin embargo, hasta que lo vemos, sencillamente no somos capaces de aceptar el hecho.
Lo más importante es olvidarte de ti mismo. Lo que la mayoría de las veces hacemos es exactamente lo contrario: reforzaros el «yo››. Siempre soy «yo›› el que hace algo. Éste es el problema. Nosotros mismos creamos esa separación. Cuando realmente te olvidas de ti mismo, ante tus narices se despliega un escenario muy distinto. La otra orilla se encuentra donde tu’ estás. Así que, por favor, por mucho que hayas practicado, contrate en olvidarte de ti mismo.
TAIZAN MAEZUMl ROSHI