Vemos la realidad tal y como queda impregnada en nuestra memoria, aun cuando ésta haya cambiado. Tú te engañas a ti mismo.
El no adquirir nuevo conocimiento intelectual y/o emocional hace que todo lo que veas siempre sea igual. Afecta de una forma tan determinante que hasta el sentido de la vista (cognición “objetiva” de las cosas) se convierte en un falso amigo. Ella, la vista, nos informa de volúmenes, colores, distancias, alturas, etc. Cada elemento visible tiene su “foto” (conexión) en nuestro cerebro. Un cerebro que es capaz de engañarte.Vemos lo que sabemos ver en nuestro cerebro, aun cuando el objeto de visión haya sido transformado. Sustituimos lo no conocido por lo conocido para decodificar lo que vemos. Sí, sustituimos, por tanto, nos engañamos. Todo pasa por no tener nuevo conocimiento.
EL EXPERIMENTO
Un claro ejemplo de esta aseveración es el siguiente experimento científico-cognitivo:
Un grupo de científicos en Estados Unidos realizó hace menos de una década un curioso experimento para mostrar la “ceguera” de nuestro cerebro. Decidieron reunir a un grupo reducido de personas a las que propusieron una prueba en la que debería llevar gafas durante quince días. Esas gafas eran totalmente normales excepto en el color de sus cristales. El lado derecho era azul y el izquierdo era amarillo. Los organizadores de ese experimento requirieron a los participantes que llevaran las gafas cada día desde que se levantaban hasta la hora de dormir. Así lo hicieron. Su cerebro vio transformados los colores de todo aquello que reconocían anteriormente en otra gama cromática e iban acostumbrándose a la nueva percepción.
Fin a los quince días. Los científicos pidieron a los “concursantes” que regresaran al laboratorio. Una vez allí, sin quitarse las gafas, les pidieron una última prueba que consistía en mirar un papel, un papel blanco. La pregunta fue la siguiente: ¿De qué color es este papel? Todos respondieron: blanco. Preguntados sobre qué color veían en el papel si miraban a la derecha (azul en las gafas), todos dijeron que blanco e igual color respondieron a la pregunta de qué color veían al lado izquierdo (amarillo en las gafas). Todos dijeron blanco aun cuando sus ojos físicos estaban obligados a ver el papel a doble color con la mirada al frente (azul y amarillo) y de un solo color si sus ojos miraban a cada lado. ¿Qué ocurrió?…
Los científicos se dieron cuenta de que esas personas estaban literalmente coloreando la realidad de un color que no veían: el blanco. El grupo humano objeto del experimento estaba revistiendo la apariencia de las cosas con colores que no estaba viendo en realidad. En los primeros días del experimento sí comenzaron a ver en ambos colores (azul y amarillo) pero a medida que pasaban los días sustituían el color que estaban viendo (real para sus ojos) por la fotografía cerebral de las cosas.Sustituyeron lo no conocido por lo conocido.
Conclusión
Eso es lo que hacemos en nuestra vida diaria, vemos lo que somos capaces de comprender. Adecuamos lo que vemos a lo que conocemos, sea esto verdad o no. Nuestro cerebro cuenta con unas conexiones que se han formado a partir del conocimiento adquirido. Si no conquistamos nueva información (conocimiento) usaremos siempre los mismos circuitos y la realidad será siempre igual, haya cambiado o no.
Con el resto de sentidos pasa lo mismo. Ante los sonidos sobre los que no te has formado (conocimiento) no existen (aun siendo ciertos) y los adecúas a lo que sabes. En el sentido del gusto pasa igual, idéntico resultado para el olfato y el tacto.
Si no adquieres nuevos conocimientos, el mundo será siempre igual ante ti. No te quejes si en tu vida no hay nada nuevo.
Si quieres aprender algo nuevo debes posicionarte en el único momento donde puedes adquirir conocimiento sin que sea de tu memoria, esto es en el PRESENTE. El Presente da lo nuevo, la memoria es siempre lo ya vivido, lo que un día se experimentó y que hoy utilizamos como atajo mental para referirnos a todas las cosas y personas.
Algunos ejemplos que verifican más lo expuesto