Existen dos estados diferentes de la existencia humana: primero, vivir sin pensar en la muerte; segundo, vivir con la idea de que te acercas a la muerte a cada hora de tu vida que transcurre.
Cuanto más traslades tu vida del dominio material al espiritual, menos miedo tendrás de la muerte. Una persona que vive una verdadera vida espiritual no teme a la muerte.
Cuando abrigues dudas sobre lo que debes hacer, imagina que podrías morir al final de ese mismo día, y todas tus dudas desaparecerán, y comprenderás con claridad lo que tu conciencia te dice, y cuál es tu verdadero deseo.
Un hombre condenado a ser ejecutado de inmediato no pensará en acumular más propiedades, o en alcanzar la gloria, o en la victoria de un grupo sobre otro, o en el descubrimiento de un nuevo planeta. Un minuto antes de su muerte, un hombre tal vez desee consolar a una persona maltratada, ayudar a un anciano a levantarse, vendar la herida de alguien o reparar el juguete de un niño.
León Tolstoi
LA ETIQUETACIÓN MENTAL
No adoptéis ninguna actitud acerca del miedo… de hecho, no lo llaméis miedo.En cuanto lo hayáis llamado miedo, habréis adoptado una actitud.
Es una de las cosas más esenciales, dejar de llamar a las cosas con nombres. Dedicaos a observar la sensación que os produce, la forma en que es. Permitidlo y no le proporcionéis una etiqueta… permaneced ignorantes. La ignorancia es un estado tremendamente meditativo. Insistid en ser ignorantes y no dejéis que la mente os manipule. No permitáis que la mente emplee lenguaje y palabras, etiquetas y categorías, porque eso es un proceso completo. Una cosa se asocia con la otra, y así continúa indefinidamente.
Simplemente mirad… no lo llaméis miedo. Tened miedo y temblad… eso es hermoso. Escondeos en un rincón, meteos bajo la manta y temblad. Haced lo que haría un animal si tiene miedo. Si dejáis que el temor tome posesión de vosotros, se os erizará el vello. Entonces, por primera vez, sabréis que fenómeno tan hermoso es el miedo. En esa agitación, en ese ciclón, llegaréis a saber que todavía hay un punto en alguna parte dentro de vosotros inmaculado.
Osho