Hasta el siglo cuarto los Cristianos creían en la reencarnación, al igual que los Judíos, los Egipcios, los Hindúes, los Tibetanos, etc… Pero sin duda los Padres de la Iglesia decidieron que esta creencia no haría más que retrasar y alargar las cosas, que los hombres no tendrían prisa en mejorarse, y entonces creyeron que suprimiendo la reencarnación empujarían a la gente a perfeccionarse en una sola vida. Obviamente se equivocaron y con su eliminación de la creencia a la reencarnación ahogaron más al hombre en su ignorancia. Vamos a mostrar una serie de versículos que demuestran definitivamente la EXISTENCIA Real y Profunda, que sobre el Karma y la Reencarnación forman parte intrínseca de las Sagradas Escrituras. Un verdadero estudio sobre la Biblia nos muestra un sin fin de ellas. Veamos pues algunas:
En el Antiguo Testamento en un versículo de Jeremías (i,5,) dice: “Antes de que salieses del vientre, Yo te santifiqué y te ordené como Profeta…” es uno al que aluden varios Padres de la Iglesia como relacionado con la PREEXISTENCIA del Alma humana. Tanto Orígenes como Jerónimo claramente se refieren a la afirmación de que antes de que Jeremías naciera fue santificado como Profeta. Orígenes señala especialmente la circunstancia de que la Justicia Divina no podría serlo a menos que un hombre, santificado como profeta, o nacido para hacer un gran servicio al mundo, hubiera merecido aquella preeminencia por una anterior vida de rectitud, o hubiera escalado esa bendita elevación com0 resultado de meritorias acciones de su pasado. Luego tenemos la bien definida afirmación en Malaquías, (iv,5) de que “Elías regresaría”. Hay otro interesante pasaje en el Libro de la “Sabiduría de Salomón” en el cual dice éste: “YO fui un niño de aguda viveza y tuve un Espíritu bueno. En verdad, por ser bueno, vine a un cuerpo inmaculado…” (ix,5). He aquí la afirmación explícita de que, puesto que Salomón ya era un espíritu bueno, vino a un cuerpo sin lacras.
Sin lugar a dudas encontramos algunos testimonios en los EVANGELIOS que nos muestran con toda seguridad la afirmación de esta Ley. Uno de esos ejemplos más notables lo tenemos en la historia de Juan Bautista, que como dijimos anteriormente era una reencarnación del Profeta Elías. He aquí el argumento: “Un día Jesús supo que Juan Bautista había sido encarcelado; y el texto dice simplemente: “Jesús al saber que Juan fue entregado, se retiró a Galilea “. Algún tiempo después Juan Bautista fue decapitado por orden de Herodes. Después de la TRANSFIGURACIÓN, los Discípulos preguntaron a Jesús: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?» Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos.» Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista… Entonces está claro que Juan Bautista fue la reencarnación de Elías. Pero además, nuestra pregunta es, ¿por qué Juan Bautista tuvo la desgracia de ser decapitado? ¿por qué Jesús no intervino de ninguna manera ante tan trágico suceso?. Para responder a estas preguntas hay que conocer cuáles fueron las verdaderas CAUSAS que originaron tal suceso, y para conocerlas debemos investigar la vida pasada de Juan Bautista, cuando era el profeta Elías, el cual aunque tremendamente espiritual tuvo sus momentos de ira, cuando mando decapitar a muchos profetas del Dios Baal ”.
Aunque en la era actual las religiones cristianas no aceptan la reencarnación, ésta era ampliamente aceptada por los contemporáneos de Jesús y Sus apóstoles; fue hasta el Concilio de Constantinopla en el año 553 de la era cristiana cuando la definición de la reencarnación como herejía, inducida en mucho por un folleto ordenado por el Emperador Justiniano declarando anatema este concepto. Para una mayor comprensión de los antecedentes sobre la postura del cristianismo acerca de la reencarnación, léase La Reencarnación y las Iglesias Cristianas.
OTROS TEXTOS SOBRE LA REENCARNACIÓN
Génesis 28: La Escala de Jacob.
Desde el libro de Génesis, que cubre el tiempo de los patriarcas, viene contenido el concepto de la reencarnación, del continuo ir y venir de los espíritus (ángeles de Dios) entre el valle espiritual y la tierra. Jacob, hijo de Isaac y nieto de Abraham fuen quien tuvo un sueño donde se entrega al hombre esta revelación. Algunos creen equivocadamente que este pasaje se refiere sencillamente a la potestad divina de enviar mensajeros para comunicarse con los hombres, pero si ésto fuera así, el orden sería al revés: primero descenderían y luego subirían. Al especificarse que los espíritus primero suben y luego vuelven a descender, implica algo mucho más profundo; la muerte (subir) y la reencarnación (descender).
Y soñó: y he aquí una escalera
que estaba apoyada en la tierra,
y su extremo tocaba en el cielo;
y he aquí ángeles de Dios
que subían y descendían por ella.
Génesis 28:12
El Libro de Job
Los libros sapienciales y proféticos de la Biblia están escritos en un lenguaje alegórico, con el uso abundante de metáforas (metáfora=empleo de una palabra con un sentido diferente al suyo y que identifican dos objetos distintos que guardan una relación de semejanza). Así, en el Libro de Job vemos la alegoría del árbol cortado (muerto) que es renovado, y que el escritor bíblico usa para cuestionarse si ésto mismo no sucederá con el hombre. Nótese que cuando menciona “como planta nueva”, la alegoría es mucho más cercana al concepto de reencarnación (en un cuerpo nuevo) que la resurrección como muchos la entienden (en el mismo cuerpo).
Porque si el árbol fuere cortado,
aún queda de él esperanza;
Retoñará aún, y sus renuevos no
faltarán.
Si se envejeciere en la tierra su raíz,
y su tronco fuere muerto en el polvo,
al percibir el agua reverdecerá
y hará copa como planta nueva.
Job 14:7-9
Cuando revisamos el libro del Éxodo y llegamos al capítulo 20, que habla de los Mandamientos, nos encontramos con una frase muy extraña en el Segundo Mandamiento.
“…No te postrarás ante ellas ni las adorarás, pues Yo soy El Eterno, tu Dios, un Dios celoso, Quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera generación y sobre la cuarta generación con los que me odian…”Exo 20:5.
Realmente si tomamos de manera textual la frase anterior, nos parece un contrasentido que se castigue a los tataranietos por algo cometido por alguien que ni siquiera conocieron en vida, dado el tiempo que interpone una distancia entre una generación biológica y las siguientes. Que se me perdone la expresión, pero Dios tendría que ser una entidad muy sádica para someter a un castigo así, a gentes inocentes que nada tienen que ver con sus antecesores familiares. Sin embargo, si lo entendemos como las sucesivas reencarnaciones de un mismo espíritu, entonces si cobra un gran sentido pensar que el castigo, aplicado a un trasgresor muy grave de la ley, persiga a dicho espíritu hasta la tercera y cuarta de sus reencarnaciones, dada la gravedad de la falta señalada. Esto, entendido de esta manera, es indiscutible.
En el capítulo 16, verso 13 de Mateo se lee:
“… Jesús preguntaba a sus discípulos: ‘¡Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?’ Ellos dijeron: “Algunos dicen Juan el Bautista, otros Elías, todavía otros Jeremías o alguno de los profetas.”
Este pasaje parece que no ha sido analizado muy bien por los exegetas. La pregunta es: ¿Si no hubiera existido la reencarnación, por qué pues, los judíos decían que Jesús era Juan, Elías, Jeremías o alguno de los profetas? Además, si esto era una falsa creencia, Jesús mismo los hubiera reprendido, pero no hizo esto ¿Por qué?
En el capítulo 9, verso 1 leemos:
“Entonces al ir pasando vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: ‘Rabí, ¿quién pecó, este hombre o sus padres, para que naciera ciego?’ Jesús contestó: ‘Ni este hombre pecó ni sus padres, sino que fue para que las obras de Dios se pusiesen de manifiesto en su caso.”
Este texto, no tiene ningún sentido fuera del concepto de la reencarnación. El hombre ERA CIEGO DE NACIMIENTO, de manera que no podía haber pecado en ESA VIDA para volverse ciego ¿verdad? En conclusión, a lo que se referían los discípulos cuando le dijeron a Jesús “¿quién pecó, este hombre o sus padres…” es que estaban afirmando que debía haber pecado en UNA VIDA ANTERIOR, de otra manera no tiene ningún sentido la pregunta, ¿verdad?
OTRAS SUPUESTAS ENCARNACIONES
Es así como Abraham, quien sacó a sus hombres de Ur para dejarlos en Egipto, fue el más indicado para más tarde, encarnado como Moisés, sacarlos de ahí también. Sara, su fiel compañera, volvió como la princesa egipcia que salvó al niño de las aguas y le dio a Moisés las condiciones que precisaba para su obra.
Conocedor del código de Hammurabi, Moisés sabía lo que estaba haciendo cuando legó a la humanidad los Diez Mandamientos.
Burnier sostiene que “no es la historia la que se repite, sino son los hombres que en sus múltiples vidas, van dejando sus huellas en el inmenso mar de causas que ellos y las colectividades desencadenan y que los acompañan a través de los milenios, obedeciendo a inexorables efectos”.
Acabada su vida, Abraham recibió la tarea de encarnar en Egipto, siendo uno de los mas grandes libertadores y legisladores reencarnando como Moisés. Quienes lo ayudaron en esa tarea fueron, entre otros, Lot reencarnado como Josué yMelquíades que fue su hermano Aarón.
LOS TEXTOS QUE NIEGAN LA REENCARNACIÓN
Ya Job no lo creía
Pero los judíos jamás quisieron aceptar la idea de una reencarnación, y en sus escritos la rechazaron absolutamente. Por ejemplo, el Salmo 39, que es una meditación sobre la brevedad de la vida, dice: “Señor, no me mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya no exista más” (v.14).
También el pobre Job, en medio de su terrible enfermedad, le suplica a Dios, a quien creía culpable de su sufrimiento: “Apártate de mí. Así podré sonreír un poco, antes de que me vaya para no volver, a la región de las tinieblas y de las sombras” (10,21.22).
Y un libro más moderno, el de la Sabiduría, enseña : “El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espíritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte’’ (16,14).
Tampoco el rey David
La creencia de que nacemos una sola vez, aparece igualmente en dos episodios de la vida del rey David. El primero, cuando una mujer, en una audiencia concedida, le hace reflexionar: “Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse” (2 Sm 14,14).
El segundo, cuando al morir el hijo del monarca exclama: “Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para qué voy a ayunar? ¿Acaso podré hacerlo volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mí” (2 Sm 12,22.23).
Vemos, entonces, que en el Antiguo Testamento, y aún cuando no se conocía la idea de la resurrección, ya se sabía al menos que de la muerte no se vuelve nunca más a la tierra.
Pegado de <http://www.adonde.com/esoterismo/reencarnacion_de_los_famosos.htm>
Pegado de <http://circulodebusqueda.wordpress.com/2010/02/27/reencarnacion-y-karma-en-la-biblia/>
http://www.mercaba.org/FICHAS/JESUS/que_nosdice_biblia_reencarnacion.htm
https://espanol.answers.yahoo.com
https://conociendoalcreador.wordpress.com/2012/09/05/evidencias-de-la-reencarnacion/