Estaba un grupo de nómadas, listos para irse a dormir. Cuando de repente, una luz los rodeó, y se dieron cuenta que estaban en presencia de un ser celestial. Con muchas ganas, esperaban un mensaje divino que les traería algo especial para ellos. Se escuchó una voz:
– Reúnan todos los guijarros que encuentren en su camino y guárdenlos en sus mochilas. Mañana viajen todo el día, y en la noche se hallarán contentos pero tristes…
Luego de que la luz celestial se fue, los nómadas estaban enojados y con grandes caras de decepción. Esperaban un mensaje lleno de riquezas y bendiciones para ellos. Aún así, en su camino, recogieron unos cuantos guijarros y los guardaron en sus mochilas, pero siguiendo expresando su descontento.
Viajaron todo el día y en la noche decidieron acampar. Al revisar sus mochilas, encontraron que los guijarros se habían convertido en diamantes. Estaban contentos por tener diamantes y tristes por no haber recogido mas guijarros.
Moraleja:
Pequeñas cosas que consideramos sin sentido, a veces pueden traernos grandes alegrías. Un beso, un abrazo, una caricia, una sonrisa, un te quiero… pueden parecer guijarros, pero en realidad, ¡Son diamantes!