La vida cuando la reflexionamos bien, vemos en ella un laberinto. Nos pasamos dando vueltas de un lugar a otro, pocas son las veces que tomamos las riendas de nuestra vida y decidimos hacia donde queremos dirigirnos. Muchos incluso se quedan caminando en la misma vía, chocan con la pared de la izquierda y dan un giro hasta chocar con la pared de la derecha y volver de nuevo a repetir sus pasos ya transitados. Ni tan siquiera se dan cuenta que están caminando sobre sus mismos pasos.
Los hay que si se han dado cuenta de la constante repetición de actos, pensamientos y sentimientos y se quejan constantemente de ello pero siguen y seguirán atados a sus patrones.
Y los hay quienes ya no ven otra forma en su vida que cambiar. Es una necesidad urgente pues la cárcel es continuar tal y como están.
Entonces levantan una meta, un destino enarbolado como FELICIDAD, PAZ, SOSIEGO, DIOS, NIVANA… Comienza la búsqueda de todas las pistas posibles para llegar al centro del laberinto, donde supuestamente todo se originó y donde todo debe terminar para cuando llegues.
Avanzar en el laberinto significa ir hacia caminos nuevos y esto supone salir de la zona de confort donde has permanecido protegido hasta ahora. Moverse en el laberinto es hacer CAMBIOS.
Lugares inexplorados, peligros, incertidumbre y también muchas novedades. Dejas a los conocidos, das bienvenida a los que ahora llegan a ti. Es valiente, muy valiente, quien toma una decisión que amenaza su propia estabilidad, mas para quien sentía que la amenaza estaba en quedarse en las rutinas, esto es inevitable.
Los primeros avances como guerrero en el laberinto son incautos y sin experiencia. Arrancas sin mirar a ningún lado y con paso decidido te encaras en busca del centro. Tu poca atención hace que muchas veces repitas una y otra vez las mismas historias ya recorridas. No estas atento, “Ya pasaste por esto antes”, te dices a ti mismo ,”¿Cómo puede ser que de nuevo se me repita?”.
Centrarse mucho más donde pisan tus pies te permitirá saber si ya has pasado por allí, vivir el presente te permite saber cómo responder a circunstancias con conciencia activa y no volver a replicar tus historias.
Sentirte presente en el laberinto no solo será de ayuda, será la única forma de avanzar. Vivir en presente no dejará que la mente vuelva a traerte sus historias ya preparadas para que sigan repitiendose, vivir el presente será estar UNICAMENTE en lo que está ocurriendo.
Viviendo así llegas a acostumbrarte a no necesitar otra cosa que la aventura de vivir.
Viviendo así llegas incluso a descubrir que esta vida es el constante placer de estar descubriendolo todo.
Un día detenido entre dos caminos, ante una nueva elección en la vida, observando que da igual que vayas a hacer, descubres para tu asombro que este laberinto no tiene centro donde llegar. Sabrás que este laberinto tiene una entrada donde fuiste colocado cuando naces y una salida cuando mueres y sólo depende de ti como quieres hacer la aventura de vivir.
TU DECIDES, o estar Repitiendo historias o estar Descubriendo aventuras.
Ícaro Dedaloson