“Si la amistad desapareciera de la vida, sería lo mismo que si se apagara el sol, porque nada mejor y más deleitoso hemos recibido de los dioses inmortales”
Cicerón
Acertadamente define el Diccionario de la Real Academia la amistad como «afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato». Es en ese afecto generoso y recíproco, que caracteriza a la verdadera amistad, donde encontramos los humanos refugio y apoyo en nuestros infortunios. Y es que la amistad enriquece, fortalece y ensancha el corazón del hombre y le hace invencible ante la adversidad. Los cimientos en que se apoya la verdadera amistad son la sinceridad, la generosidad y el afecto mutuo. Una amistad cimentada sobre la simulación, el engaño y el egoísmo estaría siempre condenada al fracaso.
No es posible disfrutar plenamente en esta vida sin dar, sin compartir, sin intercambiar afectos y sentimientos con otro ser humano, pues el valor de la amistad que dignifica y alegra nuestra existencia se encierra sin duda en el cariñoso trato y afable comunicación con nuestros semejantes.
Vemos, pues, que la amistad sincera, necesariamente ha de ser recíproca. No hay posibilidad alguna de experimentar el gozo y las delicias de una Íntima, satisfactoria y plena amistad, recibiendo todo sin ofrecer nada.
¿POR QUÉ HAY PERSONAS SIN AMIGOS?
“La amistad supone sacrificios, y sólo el que está dispuesto a hacerlos sin molestia comprende la amistad”
Noel Clarasó
No pocas veces sucede que no tenemos amigos por culpa de nuestra extrema timidez, por temor a que los demás no nos acepten y porque desde los primeros años de la vida nuestros padres y educadores no nos entrenaron en las destrezas sociales y nos educaron de forma superprotectora, impidiendo que nos relacionáramos de manera natural con otros niños, al proyectar sobre nosotros toda clase de miedos y temores hacia los demás, hacia la vida…
En otros casos, nos cuesta hacer amigos porque nos sentimos inferiores, nuestra autoestima está bajo mínimos y hemos llegado a convencernos de que los demás no van a encontrar en nosotros nada digno de aprecio. Este bajo autoconcepto es el freno que nos priva de salir de nuestro enclaustramiento y desbordarnos de forma afectuosa y confiada sobre los demás, nos impide sentir y disfrutar el inapreciable gozo de la amistad.
Aparte de estos motivos, la razón por la cual muchas personas no tienen verdaderos amigos es porque se muestran tan parcas en dar como afanosas en recibir. En la amistad importa mucho el acercamiento hacia el otro sin dolernos prendas en mostrar admiración, respeto y consideración. El intolerante despiadado, mezquino y egoísta no saboreará jamás las delicias de una verdadera amistad.
Hay personas que con su actitud, sus modales, su lenguaje y sus gestos repelen, y ellas mismas no se explican por qué todos las rehúyen y esquivan. Su personalidad orgullosa, altanera y quisquillosa las incapacitan para el autoanálisis y la reflexión serena sobre sí mismos.
CÓMO FAVORECER E INCREMENTAR LA AMISTAD
“La amistad es el más perfecto de los sentimientos del hombre, pues es el más libre, el más puro y el más profundo”
Lacordaire
Dice Hillis que el destino está determinado por la amistad y que un joven puede asegurar o comprometer su porvenir según las amistades que mantenga o desdeñe. Y C. Kingsley llega a afirmar: “Los hombres son falsos si conviven con mentirosos; ruines, si con avaros; vanidosos, si con presumidos, y, en general, se asimilan los vicios de las gentes de su intimidad”. La verdadera amistad, por tanto, se contagia, se aprende y se debe enseñar con el ejemplo. Los amigos terminan por ser los libros del corazón.
Únicamente cosecharemos amistad en la medida en que hayamos sembrado amor, comprensión y sinceridad con nuestros semejantes, sin olvidar que la prueba de fuego de una verdadera amistad pasa necesariamente por la soledad y el infortunio. El verdadero amigo, como dice Shakespeare, «te socorrerá en la necesidad, llorará si te entristeces, no podrá dormir si tú velas y compartirá contigo las penas del corazón».
Favorecen la amistad: una personalidad comunicativa y amable, el temperamento jovial y la alegría contagiosa, la bondad y la sinceridad, el deseo de hacer el bien y preocuparse por los problemas de los demás, el carácter franco y directo, la generosidad, la cortesía, la cordialidad, el respeto y la reciprocidad en los afectos y sentimientos.
- E. Ratti ha escrito este conocido cántico a la amistad:
Es el más noble de los sentimientos
y es siempre el más humilde.
Crece al amparo del desinterés,
se nutre brindándosey
florece cada día con la comprensión.
Su sitio está junto al amor y
únicamente los honrados pueden
tener amigos, porque a la amistad,
el más ligero de los cálculos la lesiona.
Como es un bien reservado a los elegidos,
resulta el sentimiento más
incomprendido y el peor interpretado.
No admite sombras ni dobleces,
rusticidades ni renunciamientos;
exige, en cambio, sacrificio y valor,
comprensión y verdad.
¡ Verdad! sobre todas las cosas.
La amistad se hace imprescindible hoy más que nunca, quizás porque todos nos hemos olvidado un poco de lo que es y de lo que significa una verdadera amistad. Me he preocupado de averiguar lo que entienden algunas personas por amistad y veo que no pocos la confunden con compañerismo, simpatía y camaradería. Pero la amistad auténtica es algo mucho más difícil, importante, delicado y raro. Los grandes pensadores y filósofos de todas las épocas —desde Aristóteles hasta Laín Entralgo— coinciden en un punto clave al definir la verdadera amistad: «respeto al amigo, permitiéndole ser él mismo y procurar su bien como si de nosotros mismos se tratara».
Decía Martín Descalzo que sólo es verdadera amistad la que enriquece a los dos amigos, aquella en la que el uno y el otro dan lo que tienen, lo que hacen y, sobre todo, lo que son. Por este motivo, sigue el padre Descalzo, «ser un buen amigo o encontrar un buen amigo son las dos cosas más difíciles del mundo, porque suponen la renuncia a dos egoísmos y la suma de dos generosidades. Suponen, además y sobre todo, un doble respeto a la libertad del otro y esto sí que es casi pedir un milagro».
La amistad es una especial forma de amor puro y desinteresado como ya acertó a descubrir Aristóteles, para quien la amistad era algo tan grande y sencillo a la vez como «querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo». Con ser ésta una breve y profunda definición de la amistad, considero necesario completarla con la que nos ofrece nuestro Laín Entralgo al afirmar que “la verdadera amistad consiste en dejar que el amigo sea lo que él es y quiere ser. ayudándole delicadamente a que sea lo que él es y quiere ser”.
Como pensaba ampliar un poco más el tema de la amistad, se me ocurrió hace poco pedir a las alumnas de 6 to., 7 mo. y 8 avo. de E.G.B. que me hicieran una especie
de «retrato robot» del verdadero amigo y he podido comprobar que lo tienen tan claro o más que todos los filósofos y pensadores que nos han precedido. Ahí van
como pinceladas las expresiones con que definieron a un verdadero amigo(a) unos doscientos alumnos(as).
“Cada virtud necesita un hombre, pero la amistad necesita dos” Montaigne
“La amistad que se puede concluir, nunca fue verdadera” San Jerónimo
“Si la gente te quiere es porque antes tú la quisiste” N. Vincent Peale
CUALIDADES DEL BUEN AMIGO
- “Te acepta como eres y te aprecia por ti mismo”.
- “Está junto a ti cuando lo necesitas”.
- “Respeta tu forma de pensar y te respeta y valora siempre”.
- “Es tu amigo aunque todos te abandonen”.
- “Te comprende también en los momentos de enfado”.
- ”Jamás te traiciona ni habla mal de ti a tus espaldas”.
- “No es posesivo, te deja ser tú y ejercer tu libertad”.
- ”Es comprensivo y fiel y jamás te aprecia por Interés”.
- “Sabe tanto perdonarte como pedirte perdón”.
- “No admite jamás chismes ni cotilleos sobre ti”.
- “No es acaparador ni te quiere para sí de manera exclusiva. Te permite que estés abierto a otras amistades”.
- ”Sabe salvar la amistad después de los enfados mutuos”.
- ”Sabe guardar secretos y es sincero contigo”.
- “No gasta bromas pesadas que puedan molestarte”.
- “Te quiere tanto para lo bueno como para lo malo”.
- “Te dice los defectos con tacto y cariño”.
- “Sabe sacrificarse por conservar y fomentar la amistad”.
- “No es envidioso de tus éxitos. Al contrario, se alegra de tus éxitos como si fueran propios”.
- “No te exige que seas perfecto; acepta tus limitaciones”.
- “El verdadero amigo está más interesado en dar que en recibir”.
Vemos que ya en la preadolescencia, con 11-12-13 años, se ha descubierto que la amistad es esa unión afectiva basada en la comprensión, la comunicación, el apoyo mutuo y la armonía entre dos personas.
EL DIFICIL ARTE DE CULTÍVAR LA AMISTAD
“Todas las glorias de este mundo no valen lo que un buen amigo” Voltaire
“La causa de mi felicidad no es el amigo, pero brota cuando estoy con él” Tony Mello
Con razón decía Ortega y Gasset que «una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo». La amistad, como el amor, necesita cuidados diarios, pero el «cuidado» primordial, a mi juicio, consiste en ser un verdadero amigo y no olvidar, como decía George Washington, que “La amistad verdadera es una planta de desarrollo lento”. Pero vayamos ya a las características que conforman la verdadera amistad.
- Respeto al amigo tal como es.. Dejarle que tenga plena libertad de actuación y no pretender jamás adueñarse de su voluntad. «El amigo encuentra al amigo en pie de igualdad». Ninguna forma de amor respeta tanto la libertad del otro como la amistad.
- Sinceridad y franqueza. El amigo es alguien en quien se confía siempre. La mentira, la doblez y la traición acaban al instante con cualquier amistad por firme que haya sido.
- Generosidad y donación de sí y de lo que se posee, pero de forma natural y espontánea. Esta generosidad entre amigos compartiéndolo todo mantiene, sin embargo, la necesaria dosis de respeto y delicadeza mutua. La amistad se ubica en el mundo de los sentimientos altruistas y sinceros.
- Aceptación de fallos, defectos y limitaciones, sabiendo disculpar y perdonar de la misma forma que uno desearía ser perdonado y disculpado por el amigo. No es verdadero amigo el que constantemente nos sermonea y se exhibe como ejemplo a imitar o trata de esclavizarnos.
- La amistad es una forma de amor que exige cierta reciprocidad y se construye de encuentros diferentes, que son momentos de felicidad y gran intensidad vital En esos encuentros, los amigos se complementan mutuamente y ven la misma realidad del mismo modo.
- La amistad llega como un fuerte impulso de interés, simpatía y sentimientos de afinidad con el otro y se sigue afianzando a través de encuentros inesperados y enriquecedores.
- La amistad verdadera, como todo lo auténtico, no es ni fugaz ni engañosa; tiene vocación de futuro; por eso suele decirse que un buen amigo lo es para toda la vida.
- La amistad tiene un alto contenido ético. Por eso vemos que los amigos se tratan como deberíamos tratarnos todos los hombres. Elegimos por amigo a quien, desde un enfoque moral, se comporta bien con nosotros, a quien a nuestro entender también los demás apreciarán como tal. Nosotros, al propio tiempo, nos comportamos de la misma forma ejemplar con el amigo.
- La amistad, además de estima y admiración, es amor y, sobre todo, benevolencia. El amigo ve lo que somos y nos ayuda a ser nosotros mismos. «Sólo el amigo nos ve por aquello que somos», dice Alberoni.
- Ser amigo supone siempre ser más amado que otros, que la inmensa mayoría. Ser elegido entre los demás y gozar de una atención especial. El amigo tiende a ver la parte mejor de nosotros mismos, la más humana, sincera y noble de forma natural y espontánea.
En síntesis, pienso con Carl Rogers que las características de una sana y verdadera amistad son: autenticidad, cordialidad, empatía y disposición de apertura hacia el otro. La amistad se identifica con el amor en ser una relación íntima de dar y recibir.
Bernabé Tierno