En un intento por comprender un poco más nuestra conciencia individual podríamos representarla como un puzle de 3000 piezas.
Nuestra conciencia es como un puzle de 3000 piezas. Esto significa que cuando recibimos el puzle claramente tiene todas las 3000 piezas pero están sin unir. Del mismo modo, recibimos la totalidad de nuestra conciencia pero aún está sin desarrollar, o lo que es lo mismo sin mostrar una estructura que nos enseñe la imagen de lo que realmente somos.
Como cuando uno recibe un puzle como regalo, lo bonito está en ir formando poco a poco, pieza a pieza, toda su estructura. El trabajo con la conciencia es exactamente igual, lo bonito, lo que trae satisfacción es ir formado poco a poco, grado a grado todos los niveles conscientes de lo real incluso para nosotros debería ser esto más divertido que el tener toda la composición ya hecha. Es en la vida donde deberíamos ir colocando pieza a pieza nuestra conciencia según las circunstancias que se nos van presentando. Esto debería ser gozoso para todos y es por eso que se nos regaló un puzle, para disfrutarlo mientras lo montamos.
Como toda persona, para comenzar un puzle uno empieza buscando entre las 3000 piezas aquellas que tienen líneas rectas pues uno sabe que son las correspondientes a los exteriores de la composición. Cuando uno comienza el desarrollo de su conciencia siempre empieza por el exterior. Toda preocupación de una persona está en las cosas materiales, las cosas mundanas, las cosas que hacen referencia a lo que está fuera de él. Con el tiempo, completados los bordes brota un sentimiento en la persona que da a entender que el exterior ya no le llena. Comienza entonces la parte más compleja, los interiores.
La parte más profunda y más compleja de formar la estructura de la consciencia es cuando uno comienza a mirar hacia dentro de sí. Es así que en la formación de los interiores colocar una sola pieza de la conciencia es un proceso muy costoso. Ocurre que muchas veces nos sentimos bloqueados porque pasamos tiempo sin poner una sola pieza.
La mayor parte de las personas desesperan cuando entran en su interior porque parece que su desarrollo no continúa y comienzan a autoengañarse quitando una de las piezas del borde que ya habían colocado y volviéndola a poner en el mismo lugar para así sentir la sensación que el desenvolvimiento de su conciencia está en actividad. Esta forma de actuar, esta forma de repetir el poner una pieza que ya he puesto es una compensación ficticia pues no colocas ni una sola pieza nueva en el puzle, lo que haces es sacar y poner la misma. En nuestra vida por no querer entrar en nuestro interior nos pasamos parte de la existencia repitiendo los mismos actos una y otra vez. Repetimos nuestras acciones, nuestra forma de pensar de la vida y de los demás, nuestra forma de sentir…nos convertimos en mecanismos automatizados que solo repiten lo aprendido pero no añaden nada nuevo, nada consciente a su vida. No hay avances, no hay novedad, no hay vida real en las personas que no continúan desarrollando la estructura de la conciencia.
Es importante aclarar que toda persona siempre tiene las 3000 piezas del puzle, no le faltó nunca ninguna, su conciencia siempre ha sido plena, completa y absoluta pero a causa de sus repeticiones para con todo en la vida parece que uno solo es poseedor de un porcentaje mínimo de esa conciencia.
Ocurre en ocasiones que una persona en un momento de gran necesidad por salir de su autoengaño y querer continuar en la formación de su conciencia toma la tapa de la caja del puzle y mira con asombro la imagen de la totalidad de sí mismo, de su conciencia. Esto le maravilla y le impulsa a querer buscar la forma de seguir colocando piezas de conciencia en su vida. Así tal cual, es lo que ocurre en ocasiones cuando entras en meditación. Uno puede llegar a hacer tan profunda su meditación que alcance a tener un SAMADHI, una percepción de su realidad última, una visión de su consciencia y se impulse enormemente a continuar su constitución interior abandonando con más facilidad toda mecanicidad.
Ocurre también cuando estamos haciendo las partes centrales del puzle que encontramos algunas piezas que se unen entre ellas pero que no encajan con ninguna parte de la estructura de lo que tenemos terminado. Son grupos de 3, 4 o hasta 10 piezas que como una isla quedan unidas entre sí pero separadas de la totalidad. El problema surge cuando empezamos a sentir ansiedad por querer unir a toda costa esa isla con el todo y búscanos nerviosos entre todas las piezas que quedan aquellas capaces de hacer correcta la unión.
Muchas veces en los trabajos por el desarrollo de nuestra conciencia nos encontramos con muchas creencias. Las creencias son informaciones que consideramos como reales por venir de alguien de confianza, o de una fuente aceptable pero que aún no encajan con mi estructura consciente. Significa esto que mi conciencia no ha podido integrar esas informaciones aunque siento que puedan ser muy positivas para mí. El problema viene cuando a la fuerza queremos colocar estas creencias en mi estructura sin haber aún encontrado las piezas intermedias que creen la unión. Esto suele traer mucha ansiedad, nerviosismo pues uno desea tener ya esos conocimientos nuevos integrados en sí mismo como algo propio pero esto no se da. Muchas veces intentando unir desesperadamente, incluso obsesivamente esas creencias en mi realidad perdemos muchas oportunidades de colocar otras piezas que nos aparecen en ese preciso momento y que deberían irse colocando de forma natural.
Las creencias a pesar de ser muchas veces hechas para ayudarnos, en ocasiones sean buenas o malas son el principal obstáculo para seguir, sobre todo cuando siendo creencias ya las consideramos como algo nuestro, algo propio.
Luego de ir pieza a pieza y conseguir un día montar completamente el puzle veremos con grandeza la imagen de lo que realmente somos.
Nunca debe olvidársenos a nosotros que estamos en el proceso de construcción, que tanto al principio como al final de todo, la conciencia siempre es conciencia y nada más. Las piezas estén formadas en una imagen o estén dispersas por todo lugar, siguen siendo las mismas piezas, no han cambiado, no se modifican, son siempre conciencia.
Comprende el regalo de vivir y disfrútalo formándote a ti mismo, no sufras por ello, antes, durante y después, siempre has sido, eres y serás, CONCIENCIA
Ícaro Dédaloson