A simple vista todos creemos conocer nuestra IDENTIDAD y podemos informar, sin demasiado problema, quienes somos a cualquier persona que nos lo pregunte. Nunca hemos dudado de conocer nuestra identidad puesto que cuando ha sido necesario con dar mi nombre, mostrar mi documentación, decir mi nacionalidad, mi seguro médico, mi pasaporte o mi documento de circulación ha sido siempre suficiente. Démonos ahora cuenta de un detalle muy importante, esa identidad que nos dice quiénes somos es perfectamente válida a nivel social, mas ahora que entramos en el estudio de uno mismo, que procuramos saber con hondura y profundidad “¿Quiénes somos?”, la identidad que aportamos socialmente es mas bien irrelevante.
Partamos de la base. La palabra IDENTIDAD etimológicamente viene del latín identitas y esta última de idem que significa “lo mismo”. Por lo tanto identidad sería aquello que siempre en es lo mismo en nosotros.
Como veníamos diciendo a nivel social aquello que siempre es siempre lo mismo en nosotros es el nombre, el número de identificación social, medico, etc. Sin embargo a nivel interno definir la identidad es una tarea prácticamente imposible para casi cualquier persona. Si nos observamos un poco nos vamos a dar cuenta que en nosotros tanto a nivel físico como a nivel emocional y psicológico estamos constantemente cambiando, cambiamos de ideas como cambiamos de cara para cada momento, cambiamos las células por millones cada segundo, cambiamos de emociones tan rápido hablamos con una persona que pasamos a hablar con otra.
Ser siempre lo mismo, encontrar nuestra IDENTIDAD ÚLTIMA, aquello que no cambia, aquello que siempre es, solo ocurre cuando uno va descubriendo su auténtica REALIDAD. Des-cubrir, es quitar aquello que nos cubre lo que SOMOS.
Cargamos con muchas falsas identidades incluida la identidad social que cree decirnos quienes somos, pero todas ellas cambian o son propensas a cambiar y por eso reconocemos que no son nuestra IDENTIDAD ÚLTIMA.
Curiosamente de forma social, nuestra identidad está vinculada a una serie de características únicas para cada persona y por esta razón decimos que una persona puede ser “identificada” pues es diferente a las demás. Sin embargo a nivel espiritual aquellos que han podido percibir su IDENTIDAD ÚLTIMA aseguran que cada uno en CONCIENCIA es exactamente igual a otro, esto significa que nuestra IDENTIDAD REAL es la misma en todos los seres y no hay ninguna distinción. De esto deriva “TODOS SOMOS UNO” o “LA MULTIPLICIDAD es UNIDAD” cono anuncian los textos esotéricos.
Descubrir la IDENTIDAD ÚLTIMA puede ocurrirte participando en estados de meditación donde uno logra salir de todas sus falsas identidades, pensamientos, emociones, personalidad e incluso energías para descubrirse desnudo ante su auténtica REALIDAD. Pero estos estados en meditación aun siendo de plenitud, son estados y tienen su temporalidad devolviéndonos de nuevo pasado un tiempo a nuestra falsa identidad.
Sin embargo ES el sentido de la vida conseguir alcanzar un estado permanente y absoluto de SER siendo llamado a este gran propósito “EL CAMNIO DEL ESPIRITU”.
Cuantas cosas creemos ser que no somos.
Cuanto alarde de originalidad presentamos ante los demás siendo manifiesto de mi propio alejamiento del MI MISMO.
Que genuinos nos sentimos en nuestras formas de ser y en nuestras poses sin entender aún que SER no requiere de formas, poses, modos. ÉL ES ÉL y lo demás por bueno o malo que parezca no es ÉL y nunca lo será.