Mientras muchos le llaman enjambre, el movimiento de los estorninos es en realidad llamado murmuración. Y al parecer las murmuraciones, además de quitarte el aliento cuando las miras, se fundamentan en ecuaciones matemáticas. The Telegraph reporta que “por más que los movimientos de las parvadas parezcan impenetrables al ojo humano, las matemáticas subyacentes son comparativamente sencillas. Cada pájaro trata de volar lo más cerca posible de sus vecinos, copiando instantáneamente cualquier cambio en velocidad o dirección”.
Pero la habilidad aeronáutica bizarra y aparentemente sinsentido de estos pájaros es mucho más que eso. Individuos, pero moviéndose en una sola entidad, los estorninos se comportan así porque son miles de ojos buscando una presa, y miles de pequeños cuerpos que se protegen los unos a otros de predadores más grandes. De esta manera nada puede escapar a su vista y nada puede penetrar su oscura nube.
Levantan el vuelo cuando la luz del día comienza a desvanecerse y se funden lentamente en parvadas más grandes y cada vez más densas y, lo más impresionante: nunca hay colisiones entre ellos.