La nueva película de Disney/Pixar enfocada en la vida intrapsíquica de una pequeñita de 11 años ha despertado el interés de la comunidad sobre la dinámica cerebral y la psicología de las emociones (especialmente en niños en ese mismo rango de edad).
La película se centra en la caricaturización y humanización de un conjunto de emociones que viven (literalmente) dentro de la cabeza de Riley; una niña que esta pasando por un cambio muy importante en su vida: dejar atrás su hogar para mudarse a la gran ciudad. Las emociones mostradas en la película son Alegría, Tristeza, Miedo, Desagrado y Enojo; formando el equipo que protege y guía a Riley en su día a día, encargándose también de recolectar sus recuerdos y los rasgos importantes de su personalidad.
La película nos plantea que en la vida no todo es color de rosa, y ante situaciones difíciles o traumáticas, es importante darnos el tiempo de sentir y procesar lo que estamos viviendo. No ser capaces de sentir lo que es normal en estas situaciones, ocultarlas con una sonrisa o tratar de ser alguien que no eres, es lo que causa problemas emocionales a la larga. Se crea una incongruencia entre el interior y el exterior.
Los creadores de la película buscaron recrear, de una forma apta para todo el público, el rol de nuestras emociones en nuestras acciones diarias.
En sí, la película hace un paisaje muy pintoresco de la dinámica intrapsíquica de una persona, algo que lo hace de manera amena, atractiva y fácil de conectar con el espectador. Pero ¿qué tanto de lo que aparece en el filme tiene una base psicológica?
Si la película no se ve pueden intentarlo aquí