Esta máxima se puede encontrar en el antiguo texto cristiano esotérico del Libro de Tomás el Contendiente en la Biblioteca de Nag Hammadi, cuando Jesús dice:
“Porque el que no se ha conocido a sí mismo, no ha conocido nada, pero aquel que se ha conocido a sí mismo, al mismo tiempo ya ha alcanzado los conocimientos acerca de la profundidad del todo.”
El Libro de Tomás el Contendiente