Todos tenemos deseos de cosas que queremos obtener y logros que queremos realizar, y sin darnos cuenta nos zambullimos en ellos cruzando la frágil línea que separa el anhelo convirtiéndolo en expectativa. Es un límite muy tenue, donde nuestro deseo queda transformado al dejarnos llevar por nuestras creencias, creando una matriz, una idea, un “cómo debería ser” esa realidad. Visualizamos, y nos hacemos la película mental completa del cómo, del cuándo, y del donde.
Es natural que soñemos y nos imaginemos aquello que queremos y que nos apasiona,
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Jocelyne Ramniceanu