LAS BEGUINAS: La humilde comunidad de mujeres místicas, nacidas fuera de la iglesia 4.5/5 (2)

“El movimiento de las beguinas es uno de los movimientos más interesantes y más curiosos que se han dado en la historia de la espiritualidad occidental. Las beguinas eran, generalmente, mujeres de la clase alta, o de clase media alta. En un momento en que se empieza a derrumbar el sistema tan estructurado de la iglesia y del mundo feudal aparece el deseo de una cierta libertad interior, libertad de conciencia, que cada persona se exprese por sí misma.”

“Las beguinas quisieron ser espirituales pero no religiosas, quisieron vivir entre mujeres pero no ser monjas ni canonesas, quisieron rezar y trabajar pero no en un monasterio, quisieron ser fieles a sí mismas pero sin votos, quisieron ser cristianas pero ni en la Iglesia constituida ni, tampoco, en la herejía”. (Maria Milagros Rivera)

Los siglos XIII y XIV fueron siglos de grandes convulsiones en el seno de la Iglesia romana. Papas y reyes se enfrentan en una larga lucha de poder.

Frente a una iglesia oficial decadente se alzan numerosos movimientos que anhelan un regreso a la pobreza y sencillez evangélica, entre ellos las órdenes mendicantes como los franciscanos.

También hubo numerosos grupos cuyo exceso de radicalismo los coloca al margen de lo aceptable, como el controvertido y perseguido movimiento cátaro.

En este contexto surgió un grupo de mujeres que alcanzaron los más altos niveles de la experiencia mística. Además, comenzaron a divulgar su “ciencia” en obras que se convirtieron en referentes de la literatura general y espiritual en sus respectivas lenguas. Fueron visionarias en dejar de lado el latín y escribir en sus lenguas vernáculas.

No se rebelaron pero parece que encontraron la forma de hacerse hueco.

No se casaron, pero tampoco hacían votos de castidad. Jamás estuvieron subordinadas a los hombres, ni como esposos ni como guías espirituales. Vivieron de sus rentas, si las tenían, y de su trabajo en la industria, la artesanía textil, la enfermería, el copiado de manuscritos, la enseñanza de las niñas y la asistencia a personas moribundas entre otras tareas.

Estas mujeres se caracterizan por una sólida formación cultural y teológica, unida a una experiencia mística personal profunda, con frecuencia, con experiencias visionarias Una vida de radical austeridad y libertad de espíritu.

 

Margarita Porete

El 1 de junio de 1310, en París, las llamas de una hoguera de la Inquisición consumieron el cuerpo vivo de una mujer de la que poco se sabe: Margarita Porete, una beguina de la región de Hainaut que había escrito un libro, El espejo de las almas simples, y que fue la causa de su condena. A pesar de ello, y tras su muerte, este libro tuvo tan enorme difusión que, en los últimos siglos de la Edad Media, traspasó fronteras geográficas y lingüísticas como pocos textos de su época, traduciéndose del francés (o del probable original picardo) al latín, al inglés y al italiano. Escrito con forma de un diálogo entre personificaciones alegóricas, y en el marco de las formas de expresión de la literatura cortés, El espejo de las almas simples es una obra de teología que enraíza en las corrientes de la llamada «mística femenina» del siglo XIII y cuyos contenidos se vinculan estrechamente al pensamiento del maestro Eckhart, quien casi con seguridad lo conoció y leyó. El libro, caído tras el siglo XVI en el olvido, fue redescubierto, y con él su autora, en pleno siglo XX. Desde entonces se reconoce en esta obra uno de los grandes hitos de la literatura mística occidental.

A diferencia de otras figuras religiosas tales como Juana de Arco y Meister Eckhart, que fueron condenadas y rehabilitadas más adelante por la Iglesia Católica, es poco probable que la figura de Porete sea rehabilitada. Hasta 1946, cuando Romana Guarnieri descubrió el nexo entre autora y libro, no se supo que fue ella quien había escrito el Espejo, copiado anónimamente o puesto bajo autoría masculina desde su muerte.

Blanca Garí es profesora de Historia Medieval en la Universidad de Barcelona y ha centrado su investigación en la mística femenina medieval. En colaboración con Victoria Cirlot ha publicado La mirada interior. Escritoras místicas y visionarias en la Edad Media (1999).

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