LeDoux cita en su libro El cerebro emocional el caso de una paciente de un médico francés de principios de siglo, Edouard Cíaparéde, que había perdido totalmente la memoria debido a un trau- ma cerebral. Cada vez que el médico entraba en la habitación tenía que presentarse, pues la paciente no lo recordaba. Pero una vez el médico se colocó una tachuela en la mano con la que saludaba a la enferma, por lo que la paciente se pinchó al estrechársela. Al día siguiente, la paciente se negó a darle la mano, aunque no podía explicar el porqué de su negativa, y seguía sin reconocerlo.
La conclusión de este suceso fue que existían al menos dos tipos de sistemas de memoria, una memoria de experiencias que luego eran accesibles a la consciencia, y otra que operaba completamente fuera de la consciencia y que controlaba la conducta sin que se tuviera ninguna apercepción explícita de lo aprendido en el pasado. A este último sistema de memoria se la denominó posteriormente «memoria implícita», por contraste con el otro tipo denominado «memoria explícita».
Libro: El cerebro nos engaña