Yo, además de ser un punto dentro de un conjunto que está evolucionando, soy también un punto de conciencia personal.
Existen dos líneas de evolución: la evolución de todo yo, como elemento de la humanidad, por lo tanto dentro del movimiento general evolutivo; yo que, a través de mi cuerpo, formo parte de la materia de la tierra, por tanto del universo; yo que, a través de mi nivel afectivo, participo del nivel afectivo de la humanidad, y que a través de mi mente, participo de toda la estructura mental de la humanidad, es decir, yo en tanto que personalidad dividida en estructuras, compuesta de elementos, que estoy sometido y participo de esta evolución total.
Pero además de la evolución conjunta con la humanidad hay en mí una nueva dirección, que es la conciencia individual que yo tengo de mí. Esa conciencia individual sigue un proceso distinto al que es genérico para toda la evolución. Mi evolución de la conciencia personal, de la conciencia subjetiva, es algo que nosotros podemos trabajar directamente, y es a lo que nos referimos cuando hablamos de trabajo de realización espiritual, de mejoramiento interior y de unión con Dios.
Yo quisiera que estas dos dimensiones se vieran con claridad. Una persona está inevitablemente participando del conjunto de todo cuanto existe en el proceso evolutivo, pero al margen, y además de esta línea de evolución general, hay otra línea evolutiva de conciencia individual que es, o puede ser, distinta de toda la evolución general.
La persona está realizando la vida en dos niveles completamente distintos: un nivel vertical, en el cual trata de vivir su máxima realidad unido con lo que llamamos Dios. Y el nivel o dimensión horizontal, en donde él está ejecutando una función dentro del conjunto. Es interesante comprender que ambas dimensiones son espirituales, ambas dimensiones apuntan hacia el mismo objetivo. Solamente que marchan de un modo distinto y a un ritmo distinto.
Conviene examinar brevemente qué queremos decir al hablar de espiritual como distinción de lo psicológico.
Llamamos campo psicológico a todas las manifestaciones que surgen de este yo en su contacto con el mundo exterior, con todos los desajustes y reajustes que se producen en esta inter-acción (…). Todas estas zonas de la personalidad que cambian, que evolucionan.
Cuando nos dirigimos a buscar la esencia que es causa de estos fenómenos, entonces entramos en un terreno que llamamos espiritual.
Por lo tanto, nosotros entendemos lo espiritual en una acepción muy amplia, en un sentido equivalente a esencia.
El enfoque analítico a nivel de esencia puede plantearse del siguiente modo:
Nosotros vivimos una multiplicidad de estados, vivimos constantemente cambios; cambios dentro y fuera de nosotros mismos. El mundo se mueve, cambia, se transforma, y yo (con el mundo) también me muevo y me transformo. Pero hay algo en mí que mantiene una identidad permanente, que manifiesta una misma naturaleza, algo que yo sigo intuyendo como idéntico y que llamo yo; Yo como realidad última de mí mismo.
Si sólo existiera lo cambiante yo percibiría únicamente este carácter de cambio, pero no percibiría una constante de realidad detrás de lo que cambia.
Antonio Blay
Libro: Un recorrido por la propuesta y experiencia de Antonio Blay