FRAGMENTO DE UN LIBRO DE LOBSANG RAMPA
Muchísima gente no sabe respirar. Creen que es suficiente con aspirar una cantidad de aire, expelerla y aspirar otra.
-Pero, Honorable Lama -repliqué-. Respiré bastante bien durante nueve años o más. ¿De qué otra manera puedo hacerlo, que no sea la que utilicé todo este tiempo?
-Lobsang, debes recordar que la respiración es realmente la fuente de la vida. Puedes caminar, puedes correr, pero si no respiras, no puedes hacer nada de eso. Debes aprender un nuevo sistema y antes que nada debes tener una medida de tiempo para respirar, porque mientras no conozcas esa medida no tienes cómo distribuir las varias veces que respiras en un tiempo determinado; respiramos a distinta velocidad, según lo que nos propongamos hacer.
Me tomó la muñeca derecha y señaló un punto en ella.
Tómate el pulso. Su ritmo es: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Pon la mano en tu pulso, siéntelo, y comprenderás lo que quiero decir.
Le obedecí. Apoyé un dedo en la muñeca izquierda y sentí que la velocidad de mi pulso era tal como él me la había señalado: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Miré a mi Guía y él continuó: Si pensaras un poco, verías que aspiras aire mientras tu corazón late seis veces. Pero eso no es bastante bueno. Tendrás que cambiar la manera de respirar. Dentro de un rato veremos cómo podrás hacerlo.
Hizo una pausa, me miró y añadió:
-Sabes una cosa, Lobsang… te he observado mientras juegas con los otros muchachos. Se cansan horriblemente porque no saben respirar. Creen que mientras aspiren aire y exhalen aire, ya respiran. No podrían hacerlo peor. Hay cuatro métodos principales de respirar; vamos a examinarlos y veremos qué nos ofrecen, qué son. El primer método es muy ineficaz. Se conoce como respiración superior porque en este sistema sólo se usan la parte superior del pecho y los pulmones; ésa, como debes saber, es la parte más pequeña de nuestra capacidad pulmonar, de modo que cuando se practica la respiración superior entra muy poco aire en los pulmones y en cambio se conserva una cantidad de aire viciado en la parte más profunda. Ves, cuando respiras sólo se mueve la parte superior de tu pecho. La parte inferior y el abdomen están inmóviles y eso es muy malo. Olvídate de la respiración superior Lobsang, porque es completamente inútil. Es la forma peor de respirar y debemos abandonarla por otras.
Hizo una pausa, se volvió a mirarme y dijo:
-Mira, ésta es la respiración superior. Mira la posición forzada que tengo que adoptar. Pero ésta, como descubrirás más tarde, es la respiración que practican la mayoría de los occidentales, la mayoría de las gentes fuera de Tíbet y de India. Los obliga a pensar de una manera muy poco clara y a ser mentalmente letárgicos.
Lo miré boquiabierto de asombro. Jamás había imaginado que respirar fuera algo tan complicado. Siempre había creído hacerlo bastante bien y resulta que estaba completamente equivocado.
-Lobsang, no me estás prestando bastante atención. Ahora vamos a ver cuál es el segundo sistema. Se conoce como respiración media. Tampoco es muy correcta. No vale la pena que entremos en detalles, porque no quiero que la emplees; pero cuando llegues a Occidente, oirás que la gente la menciona como la respiración de diafragma, porque este músculo permanece inmóvil. El tercer sistema es el de la respiración inferior. Si bien es, posiblemente, algo mejor que los dos anteriores, tampoco es correcto. Hay quienes lo llaman respiración abdominal. En este sistema los pulmones no se llenan completamente de aire, éste no se reemplaza en su totalidad y tenemos otra vez aire viciado, mala respiración y enfermedad. De modo que no tienes que respirar según estos sistemas, sino hacer lo mismo que yo y los lamas: debes respirar según el sistema de Respiración Completa. Así es como debes hacerlo.
-¡Ah! -pensé- ahora llegamos al fondo del asunto, ahora voy a aprender algo; ¿para qué me contó todo lo anterior si después me dijo que no servía?
-Lo hice, Lobsang -dijo mi Guía, que evidentemente me leía el pensamiento-, porque debes conocer los defectos y las virtudes. Sin duda habrás advertido, desde que estás en Chakpori -continuó diciendo mi Guía, el lama Mingyar Dondup- que insistimos en la importancia de tener la boca cerrada. No lo hacemos sólo para evitar que se digan mentiras, sino para que todos respiren por la nariz. Si respiras por la boca, pierdes la ventaja de los filtros de aire de la nariz del sistema de control de la temperatura que tiene el organismo. Por otra parte, si persistes en respirar por la boca, finalmente se te tapa la nariz y sufres de catarro, sientes la cabeza pesada y todos los inconvenientes que lo acompañan.
Me sentí culpable cuando advertí que lo estaba mirando con la boca abierta. La cerré con tanta prisa y tanto ruido que vi en sus ojos un relámpago de risa, aunque no me dijo nada.
–La nariz es muy importante y debemos mantenerla limpia. Si se te ensucian las fosas nasales, inhala un poco de agua por la nariz y deja que te corra por la garganta, para escupirla. Pero nunca, nunca respires por la boca, hazlo siempre por la nariz. Tal vez convenga usar agua tibia, pues el agua fría te hará estornudar.
Se volvió y tocó la campana que estaba a su lado. Entró un sirviente que volvió a llenar la tetera y trajo más tsampa. Hizo una reverencia y se retiró. Al cabo de unos minutos, el lama Mingyar Dondup, reanudó su discurso.
-Ahora Lobsang, vamos a estudiar el verdadero método de respiración, el método que ha permitido prolongar considerablemente la vida a muchos lamas de Tíbet. Vamos a estudiar la Respiración Completa. Como el nombre lo indica, abarca los otros tres sistemas, el de respiración superior, media e inferior, de modo que los pulmones se llenan realmente de aire, y por lo tanto la sangre se purifica y se llena de fuerza vital. Es un sistema muy fácil. Tienes que sentarte o estar de pie en una posición cómoda y respirar por la nariz. Hace unos momentos Lobsang, te vi completamente inclinado hacia adelante, agachado, y no puedes respirar como es debido en esa posición. Debes mantener la columna vertebral bien derecha. Ese es todo el secreto de respirar correctamente.
Me miró y suspiró, pero el brillo de sus ojos desmintió la profundidad del suspiro. Después se puso de pie, se acercó a mí, me puso las manos debajo de los codos y me levantó de modo que quedé sentado muy derecho.
–Así es como debes sentarte Lobsang, con la columna vertebral derecha, con el abdomen perfectamente controlado y los brazos a los costados. Ahora siéntate así. Ensancha el pecho, haz fuerza con las costillas hacia afuera y después baja el diafragma para que el abdomen inferior también sobresalga. De esa manera harás una respiración completa. No hay nada de magia en todo esto Lobsang. Es una manera de respirar común y sensata. Debes aspirar todo el aire que puedas, después tienes que expelerlo y reemplazarlo. Por el momento, esto te puede parecer complicado, puedes creer que es demasiado difícil, que no vale la pena, pero sí vale la pena, Lobsang. Crees que no porque eres letárgico, porque últimamente respiras con descuido; debes tener disciplina para respirar.
Respiré como me indicó y ante mi asombro,descubrí que era muy fácil. Advertí que al principio la cabeza me daba vueltas, después fue todavía más fácil. Veía los colores con más claridad y a los pocos minutos me sentí mejor.
-Todos los días te daré algunos ejercicios respiratorios Lobsang, y te ruego que los cumplas. Vale la pena. Ya no volverás a quedarte sin aliento. Esa pequeña caminata cuesta arriba te dejó jadeante, pero yo, que soy muchos años mayor que tú, la hice sin el menor esfuerzo.
Volvió a sentarse y me observó mientras respiraba según me había indicado. Aún en esa etapa inicial, advertí cuánta razón tenía. Después mi Guía siguió hablando.
–El único propósito de la respiración, sea cual fuere el sistema adoptado, es aspirar la mayor cantidad posible de aire y distribuirlo en el cuerpo de otra manera, de una manera que nosotros llamamos prana. Esa es la fuerza vital misma. Esa prana es la fuerza que hace mover al hombre, que activa a todos los seres vivientes, las plantas, los animales, el hombre; hasta los peces tienen que extraer el oxígeno del agua y convertirlo en prana. Sin embrago, ahora tenemos que ver cómo respiras, Lobsang. Aspira lentamente. Descubrirás que hay varias maneras de aspirar, contener la respiración y exhalar, que cumplen varias misiones, tal como limpiar, vitalizar, etc. Tal vez la forma general de respirar más importante, sea la que llamamos la respiración de limpieza. Ahora mismo te la voy a enseñar, porque quiero que la practiques todos los días, al despertar y antes de dormir, y al comienzo y al fin de cada ejercicio.
Yo había seguido atentamente sus instrucciones. Conocía muy bien el poder de aquellos altos lamas que podían deslizarse por la tierra con más rapidez que un caballo al galope y que llegaban a destino serenos, sin la menor fatiga. Decidí que mucho antes de llegar al estado de lama, pues en esa época no era más que un acólito, dominaría la ciencia de respirar. Mi Guía, el lama Mingyar Dondup, continuó hablando:
– Ahora, Lobsang, veremos esta respiración de limpieza. Aspira profundamente, haz tres respiraciones completas. No, por favor, no esas aspiraciones cortitas. Tienes que aspirar profundamente, todo lo más profundamente que puedas; llena los pulmones, levanta el pecho y llénate de aire. Eso, eso, ahora en la tercera aspiración, debes retener ese aire unos cuatro segundos, junta los labios como si fueras a silbar, pero no hinches las mejillas. Sopla un poco de aire por la abertura de los labios, con todo el vigor que puedas. Sopla con fuerza, suelta el aire. Después, detente un segundo, retén el aire que queda. Sopla otro poco, siempre con el mayor vigor. Detente otro segundo y luego sopla el aire restante de modo que no quede nada en tus pulmones. Sopla con toda la fuerza que puedas. Recuerda que en este caso debes exhalar con el mayor vigor por la abertura de los labios. Dime la verdad, ¿no te parece extraordinariamente refrescante?
Tuve que darle la razón. Me había parecido un poco tonto eso de soplar y soplar; pero después de hacerlo varias veces advertí un hormiguero de energía y me sentí mejor que nunca. Me inflé, resoplé y ensanché el pecho. De pronto sentí que la cabeza me daba vueltas. me pareció que cada vez era más liviano. En medio de la bruma oí a mi Guía:
-¡Lobsang, Lobsang, basta! No debes respirar de esa manera. Respira como te indiqué. No hagas experimentos, pues es peligroso. Ahora te has intoxicado por respirar de esa manera incorrecta, con demasiada prisa. Practica únicamente como yo te indico, pues tengo experiencia. Después podrás hacer todos los experimentos que quieras. Pero ten en cuenta esto Lobsang: advierte siempre a quienes enseñes a respirar que sigan cuidadosamente los ejercicios, que no hagan experimentos. Diles que nunca deben experimentar con distintos ritmos de aspiraciones, a menos que los acompañe un maestro competente, pues experimentar con la respiración puede ser muy peligroso. Seguir los ejercicios es seguro, sano y los que respiran según las instrucciones no pueden experimentar el menor daño.
El lama se puso de pie y dijo:
-Ahora Lobsang, vamos a aumentar tu fuerza nerviosa. Ponte de pie bien derecho, como yo. Aspira todo el aire que puedas; después cuando te parezca que tienes los pulmones completamente llenos, aspira un poco más. Exhala lentamente, lentamente. Vuelve a llenar del todo los pulmones y contén esa respiración. Extiende los brazos al frente con bastante fuerza para mantenerlos horizontales, pero haz el menor esfuerzo posible. Ahora mírame. Lleva las manos a los hombros, contrayendo gradualmente los músculos de tal modo que cuando las manos toquen los hombros, los músculos estén completamente tensos y los puños cerrados. Obsérvame y fíjate como estoy cerrando los puños. Cierra las manos de tal manera que las sientas temblar por el esfuerzo. Manteniendo siempre los músculos tensos, extiende los brazos lentamente, después recógelos con rapidez. Hazlo varias veces, seis por lo menos. Exhala vigorosamente por la boca, con los labios algo cerrados como te enseñé antes, como si fueras a silbar. Sopla con toda la fuerza que puedas. Después de hacerlo varias veces, practica otra vez la respiración de limpieza.
Hice lo que me indicaba y, como antes, advertí que me beneficiaba. ¡Además era divertido y yo estaba siempre listo cuando se trataba de divertirme! Mi Guía interrumpió mis pensamientos.
-Lobsang, quiero destacar otra vez que la rapidez con que recoges los puños y la tensión de los músculos determinan el beneficio que obtienes del ejercicio. Naturalmente, habrás cuidado llenar bien los pulmones antes de empezar. De paso, este ejercicio es invalorable y te será muy útil en el futuro.
Se sentó y me observó mientras practicaba ese sistema; corregía amablemente mis defectos, me elogiaba cuando hacía bien las cosas y cuando estuvo satisfecho, me hizo repetir todos los ejercicios para comprobar que podía hacerlos sin más instrucciones. Finalmente me indicó que me sentara a su lado, mientras me contaba cómo se había creado el sistema tibetano de respirar, descifrando los viejos datos guardados en las profundas cavernas del Potala.
Cuando avancé en mis estudios, me enseñaron varias cosas acerca de la respiración, pues en Tíbet no curamos solamente con hierbas, sino también por medio de la respiración. Esta es, en verdad, la fuente de la vida y seguramente ha de interesar a todos, que diga algunas cosas que permitan a quienes sufren algún achaque viejo, borrar o aliviar el sufrimiento. Puede lograrse respirando correctamente. Pero recuerden… respiren únicamente como se indica en esta páginas, pues experimentar es peligroso a menos que se esté acompañado de un maestro competente. Experimentar a ciegas es una locura.
Los desórdenes estomacales, hepáticos y de la sangre pueden dominarse mediante lo que llamamos la respiración contenida. No hay nada mágico en todo esto, excepto en el resultado; ese resultado puede parecer obra de magia, algo sin igual. Pero, al principio hay que estirarse muy derecho. Si el paciente está en cama, debe acostarse también derecho. Supongamos, sin embargo, que está levantado.
Póngase de pie con los talones juntos, los hombros hacia atrás y el pecho levantado. El abdomen inferior debe estar completamente bajo control. Aspire profundamente, llénese los pulmones de aire y contenga la respiración hasta que sienta un latido débil, muy débil en las sienes. En cuanto lo sienta, exhale vigorosamente con la boca abierta, no se trata de dejar escapar el aire, sino de soplarlo con toda fuerza. Después debe hacer respiración de limpieza. No vale la pena que repita ese ejercicio, pues ya lo describí tal como me lo enseñó mi Guía, el lama Mingyar Dondup. Repetiré solamente que la respiración de limpieza es invalorable cuando se trata de mejorar la salud.
Antes de seguir adelante con la respiración, debemos tener un ritmo, una unidad de tiempo que representa una respiración normal. Ya lo mencioné tal como me lo enseñaron, pero en este caso, la repetición tal vez resulte útil, pues ayudará a que lo fijen en su mente de modo permanente, quienes están interesados en practicarlo. Los latidos del corazón de una persona marcan el ritmo medio adecuado para la respiración de ese individuo. Naturalmente son muy pocas las personas que tienen el mismo ritmo medio, pero eso no importa. Cada uno puede descubrir su ritmo normal de respiración tomándose el pulso. Coloque los dedos de la mano derecha en la muñeca izquierda y busque el pulso. Supongamos que el término medio sea de uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Fije firmemente ese ritmo en su subconsciente, de modo que lo conozca inconscientemente, sin pensar. Repito que no tiene importancia el ritmo, siempre que cada uno conozca el suyo, siempre que el subconsciente lo conozca. Pero aquí imaginamos que el ritmo es el término medio en el cual la aspiración de aire dura seis latidos del corazón. Esta es una rutina común y cotidiana. Vamos a alterar ese ritmo por distintos motivos. No es nada difícil hacerlo. En realidad, es algo muy fácil que puede lograr resultados espectaculares para mejorar la salud. En Tíbet, a todos los acólitos del grado superior les enseñaban a respirar. Había ciertos ejercicios que teníamos que realizar antes de estudiar otra cosa, y ése era el procedimiento preliminar en todos los casos. ¿Les gustaría probarlo? Pues bien, antes que nada, hay que sentarse muy derecho; si quieren pueden estar de pie, pero no veo el motivo para estarlo, cuando pueden sentarse. Aspiren lentamente el sistema de respiración completa. Es decir, pecho y abdomen mientras cuentan seis pulsaciones. Eso es muy sencillo. Basta con mantener un dedo en el pulso y dejar que pasen uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis latidos. Cuando han aspirado durante esas seis pulsaciones, contengan la respiración mientras el corazón late tres veces. Después de eso, exhalen por la nariz durante seis pulsaciones. Vale decir, el mismo tiempo que han tardado en aspirar. Una vez que han exhalado, mantengan los pulmones vacíos durante otras tres pulsaciones, y luego repitan todo desde el principio. Repítanlo tantas veces como quieran, pero no se fatiguen. En cuanto sientan cansancio, deténganse. Nunca deben cansarse con los ejercicios, pues si lo hacen destruyen completamente su efecto. Son para entonarnos y hacernos sentir mejor, no para agitarnos o cansarnos.
Nosotros comenzábamos siempre con el ejercicio de la respiración de limpieza, el cual nunca se repite demasiado. Es completamente inocuo y sumamente beneficioso. Libra a los pulmones de todo rastro de aire viciado, los libra de impurezas. ¡En Tíbet no hay tuberculosis! De modo que pueden practicar la respiración de limpieza tantas veces como quieran, y se beneficiarán muchísimo.
Un método excelente de lograr el control mental es sentarse derecho y aspirar una respiración completa. Después se hace una respiración de limpieza. Luego se aspira según la norma uno, cuatro, dos. Es decir (esta vez vamos a hablar de segundos), que hay que aspirar durante cinco segundos, contener la respiración cuatro veces cinco segundos, vale decir, veinte segundos. Cuando se ha cumplido esa etapa, hay que exhalar durante diez segundos. Es posible curarnos de muchos dolores si respiramos de la manera adecuada, y éste es un buen método. Si tienen algún dolor, acuéstense o quédense de pie, pero bien derechos. Entonces respiren rítmicamente, sin dejar de pensar que con cada respiración el dolor se va atenuando, que con cada aspiración se aleja el dolor. Imaginen que cada vez que respiren, logran la fuerza vital que está desplazando al dolor. Apoyen una mano en la parte afectada e imaginen que con la mano, a cada respiración, borran lo que causa el dolor. Háganlo durante siete respiraciones completas. Después practiquen la respiración de limpieza y descansen varios segundos, respirando de manera lenta y normal. Probablemente comprobarán que el dolor ha desaparecido por completo o que se ha atenuado de tal manera que ya no los molesta. Pero, si por cualquier motivo siguen sintiéndolo, repitan todo el proceso una o dos veces hasta que sientan alivio. Naturalmente, deben comprender que si es un dolor inesperado y se repite, tendrán que consultar con el médico, porque el dolor es el medio de que se vale la naturaleza para advertirnos que algo no anda bien. Es perfectamente correcto y permisible atenuar el dolor cuando lo sentimos, pero es esencial descubrir qué lo provoca y curar ese motivo. Nunca hay que sufrir dolores sin consultar con el médico.
Si se sienten cansados o si han consumido demasiado sus energías, éste es el método más rápido para recobrarse. Ahora tampoco tiene importancia que estén de pie o sentados, pero tengan los pies juntos, que se toquen los dedos y los talones. Después, unan las manos de manera que se entrelacen los dedos de ambas y que los pies y las manos formen, por separado, un círculo cerrado. Respiren rítmicamente varias veces, con aspiraciones profundas y exhalaciones lentas. Luego, descansen el período de tres pulsaciones y hagan una respiración de limpieza. Verán cómo se va enseguida el cansancio.
Muchas personas se ponen sumamente nerviosas cuando tienen que entrevistarse con alguien. Se les humedecen las palmas de las manos y a lo mejor les tiemblan las rodillas. No hay necesidad de que se sientan de ese modo, porque es fácil vencer esa sensación. Aquí les ofrezco el método de vencerla mientras se encuentran, por ejemplo, en la sala de espera del dentista. Aspiren profundamente por la nariz, claro está, y contengan la respiración diez segundos. Después exhalen lentamente, sin perder el control de la respiración. Respiren de modo común dos o tres veces y vuelvan a aspirar profundamente durante diez segundos, para llenar bien los pulmones de aire. Contengan otra vez la respiración y exhalen con lentitud durante diez segundos. Hagan esto tres veces. Lo pueden hacer sin que nadie lo advierta y se sentirán completamente tranquilos. Habrán cesado los fuertes latidos del corazón y tendrán mucha más confianza en sus propias fuerzas. Cuando salgan de esa sala de espera y comience la entrevista, verán que son dueños de sí mismos. Si se sienten algo nerviosos, aspiren profundamente y contengan la respiración un segundo. Podrán hacerlo perfectamente mientras su interlocutor está hablando. Eso reforzará la propia confianza. Todos los tibetanos utilizan sistemas como éste. También controlamos la respiración cuando levantamos algún peso, porque resulta mucho más fácil levantarlo. Puede tratarse de muebles o de un paquete pesado, lo mismo da; la manera más fácil de hacerlo es aspirar profundamente y contener la respiración mientras se levanta el objeto. Cuando ya está levantado, pueden exhalar lentamente y seguir respirando de manera normal. Es fácil levantar algo pesado mientras se contiene una respiración profunda. Vale la pena hacer la prueba. Traten de levantar un objeto bastante pesado cuando tienen los pulmones vacíos y después háganlo con los plumones llenos. Verán la diferencia.
También se domina la ira por medio de la respiración: se aspira profundamente, se contiene la respiración y se exhala con lentitud. Si por cualquier motivo se sienten muy irritados (con razón o sin ella), aspiren hondo, contengan la respiración algunos segundos y después exhalen con mucha lentitud. Advertirán que pueden dominar totalmente la emoción y que son dueños de la situación. Es muy peligroso ceder a la ira y a la irritación, porque eso puede provocar úlceras gástricas. De modo que, recuerden este ejercicio de respiración: aspiren profundamente, contengan el aliento y exhalen con lentitud.
Pueden practicar todos estos ejercicios con absoluta confianza, en la seguridad de que no pueden hacerles daño, pero permítanme una palabra de advertencia, aténganse a estos ejercicios y no traten de experimentar algo más avanzado, a menos que estén dirigidos por un maestro muy competente, porque los ejercicios de respiración mal aplicados pueden causar mucho daño. En nuestro campamento enseñamos a las prisioneras a respirar de este modo. También profundizamos algo más el asunto y les enseñamos a respirar de manera que no sintieran dolor. Ese sistema, unido a la hipnosis, nos permitió practicar operaciones abdominales y amputar piernas y brazos. No teníamos anestésicos. Nos vimos obligados a recurrir a este método para matar el dolor…, la hipnosis y el control de la respiración. Ese es el método de la naturaleza, el método natural.
LOBSANG RAMPA
EL MEDICO DE TIBET