Nadie puede negar las dificultades que estos días pasa la inmensa mayoría de personas de este mundo al estar recluidos en sus casas. Algunos incluso ven su apacible hogar de siempre como cárceles y ellos los presos. A modo personal puedo contar que en una ocasión sentí estar encerrado, sentí estar encarcelado, me sentí preso, fueron los 4 primeros días de Vipassana. Puse barrotes a mi mente, la metí en una encerrona, la enclaustré y gritaban pensamientos, sufrían los hábitos, lloraban los sentimientos pero me propuse mirar a otro lado así como disciplinaban en la práctica respiratoria de Vipassana. Después de 10 días observo que no hay forma mas acertada para romper tus hábitos y tomar una perspectiva muy diferente de tu vida.
Yo no soy un ejemplo de buen meditador en Vipassana, pero reconozco que un curso de 10 días fue para mi un cambio de rumbo porque comprendí mucho sobre la impermanencia, la diferencia entre el dolor y el sufrimiento en la mente, la primera sensación de que la mente puede dejar a un lado los pensamientos. Fue mucho años atrás pero lo recuerdo como la desintoxicación mental de un adicto a los pensamientos. Hoy la no dualidad ha aportado una estabilidad mucho mayor en mi calma mental pero no rechazo repetir otro curso de 10 dias de Vipassana.
Este vídeo no es publicidad para acercarse a esta meditación radical de 10 días de silencio, es porque cuando lo terminas de ver, y si has hecho un curso de Vipassana, lloras, sientes congoja y llanto al ver a los presos de India cuando abrazan a su carcelero porque sabes muy bien cual es el motivo de ello.
Icaro Dedaloson