5 enemigos para que no hagas el cambio

Nuestra vida está llena de cambios, algunos nos vienen dados y otros requieren de nuestra decisión para llevarlos a cabo. Ahí está la dificultad, el momento en el que aparecen nuestros miedos, indecisiones…

Hoy te explico cuáles son los 5 puntos fundamentales que necesitas identificar para poder dar el paso hacia el cambio, hacia tu propia evolución.

LA PROCEDENCIA DE LOS CAMBIOS

El mundo está cambiando. Estamos sometidos a una vorágine de cambios: cambios de rol o de función dentro de nuestra misma empresa, nuevos proyectos y situaciones que requieren de interacción con diferentes personas, necesitamos adaptarnos continuamente.

Necesitamos prepararnos para las nuevas situaciones, desarrollando nuevas competencias (competencias digitales, liderazgo, etc.), aprender nuevas habilidades, y enfrentarnos al miedo de dudar de nuestras capacidades.

Parte de estos cambios serán impuestos por nuestros supervisores, por personas con las que interactuamos, por el entorno del que formamos parte.

Ahora bien, otros cambios necesitan ser generados por nosotros mismos por diferentes motivos:

• nos vemos forzados por una situación en concreto: búsqueda activa de empleo, cambio de país por traslado de trabajo.
• deseamos el cambio: los mismos ejemplos pueden ser válidos.

 

LOS MOTIVOS DE NO DESEAR CAMBIAR

Piensa en los momentos en los que has tenido que tomar una decisión vital, de ese tipo de decisiones que han requerido un gran tiempo de análisis, de reflexión.

¿Qué es lo primero que te has planteado? Me atrevo a apostar que el primer discurso que te has generado ha sido el discurso de NO, el discurso de las excusas, el discurso de para qué…

Te voy a explicar los 5 principales enemigos del cambio:

1. EL ESFUERZO

Cambiar implica esfuerzo, y el esfuerzo está sobrevalorado. Consideramos que para esforzarnos necesitamos tener una gran compensación, pero incluso con dicha compensación el esfuerzo tiene un peso mayor que el beneficio aportado.

Somos prisioneros de nuestro propio esfuerzo. Dejamos que nos domine, que nos condicione, pero no nos engañemos: somos nosotros mismos los que le damos ese permiso.

2. EL MIEDO A GANAR

Sí. El miedo a ganar. El miedo a las consecuencias de descubrirnos a nosotros mismos en facetas que desconocemos. El miedo a las consecuencias que ello puede tener en nosotros mismos y en nuestro alrededor. Miedo a querer más. Miedo a no conformarnos. Miedo a ser excelentes, pues de ese modo tendríamos que dejar las excusas y nuestros discursos cómodos de “no seré capaz” de lado.

3. EL MIEDO A PERDER

Miedo a perder poder, estabilidad, seguridad… porque creemos que lo que tenemos ya está bien, que no vale la pena arriesgarse si la apuesta no es segura. Nos han criado en el “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, dicho popular que nos ha hecho mucho daño.

4. EL INSTINTO DE SUPERVIVENCIA

Cuanto mayor es el cambio, más instinto de supervivencia tenemos.

Es como nuestros antepasados en la Era de la Prehistoria: si tenían que luchar con un animal de menor tamaño se convertía en su presa. Si era del mismo tamaño, luchaban con ella, pero si era de un tamaño mucho mayor, salían corriendo.

Lo mismo nos pasa con los cambios.

Si el cambio es pequeño no dudamos en implantarlo. Si es medio, podemos estar más o menos tiempo luchando con nuestros miedos anteriores para tomar una decisión final, y si el cambio tiene una gran dimensión, somos capaces de salir corriendo en base a nuestros miedos a perder, ganar, etc.

5. LAS CREENCIAS

Los mensajes conservadores que hemos recibido desde nuestra infancia: “No hagas las cosas así, así no se hacen”, “No hagas esto o aquello que te harás daño”, “Para qué vas a cambiar, si ya funciona bien”, etc

Nos han educado en la cultura del No, y yo invito a educar y hablarnos en el discurso del “para qué”: ¿Para qué necesito el cambio? ¿Qué puedo obtener del mismo?

ANALIZA LOS BENEFICIOS

Cuando estés ante de un cambio, cuando necesites tomar una decisión que te suponga un cambio, piensa en estos factores. Identifica los puntos de tu discurso y clasifícalos en estos 5 enemigos del cambio.

Tomarás consciencia de que te estás situando en alguno de estos 5 planos y te ayudará a relativizar, a quitar peso a esas excusas que te surgen de una manera automática.

Visualizando, identificando que estás ahí, entenderás el por qué de tus argumentaciones. Verás que es normal que pienses de esa manera.

Ahora bien. Da un paso más. Aparca los razonamientos previos para trabajar y desarrollar el para qué, los beneficios, los aspectos positivos que puedes obtener. Dedícale al menos el mismo tiempo que has dedicado a las disculpas, a los razonamientos escapatorios. Repito. Al menos el mismo tiempo.

Y ahora sí. Ahora estarás preparad@ para tomar una decisión, que será tomada con menos carga emocional, con más realismo, habiendo separado los argumentos, los razonamientos, las emociones y habiéndolas trabajado una a una.

 

Ya sólo me queda decirte, adelante, razona en todas las direcciones, reconoce tus emociones en tus decisiones, y…

Atrévete. Desafíate. Cambia.

¡Evoluciona!

Incluso aunque no procedas adelante con el cambio, estarás cambiando, pues tu decisión te habría hecho cambiar.

Carme Fernández. http://www.buscandome.es/

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