La libertad te costará la máscara que llevas puesta –dijo ella-, la máscara que te hace sentir tan cómodo y tanto cuesta desechar, no porque se te adapte muy bien sino porque la has llevado durante mucho tiempo. –Ella dejó de pasearse y se detuvo ante la mesa de cartas.
“¿Sabes qué es la libertad? –preguntó retóricamente-. La libertad es la total ausencia de preocupación por ti mismo –continuó al tiempo que se sentaba junto a mí, sobre la cama-. Y la mejor manera de dejar de preocuparte por ti mismo es preocuparte por otros.
¿Puede imaginarse vivir todo un día sin pensar en usted mismo? ¿Sin que nada le ofenda, sin que nada le trastorne, sin que nada le enoje? ¿Es posible ver el mundo como es? ¿Es posible despreocuparse de sí mismo en esa situación?
¿Sería entonces capaz de tender la mano para ayudar a otros, de vivir, trabajar y proveer, sin preocupase de lo que recibirá a cambio? Sólo trate de imaginarse que no piensa en usted mismo ni una sola vez en todo el día, sin preguntarse ni una sola vez por qué no le aprecian lo bastante, por qué no es lo bastante rico, por qué no le tratan con la suficiente justicia.
Sólo advierta que los otros hacen lo que hacen, sin compararse con ellos. Entregue algo de sí mismo y no pida ni espere nada a cambio. Simplemente viva. ¡Es libre!.
Extracto del libro de Florinda Donner: Vivir en sueños