Interesante relación entre Magia y Terapia 5/5 (1)

 Es posible que la magia y los procesos de sanación al Cuerpo Mental (lo que se llama actualmente la psicoterapia) y algunas de sus variantes como el psicoanálisis, tengan más en común de lo que se piensa. El significado original de la palabra “psicología” es, por supuesto, “el estudio del alma” (aunque en nuestra época materialista, psique sea sólo mente sin ningún componente espiritual).

Sabemos también que uno de los grandes “terapeutas” del siglo XX, Carl Jung, en su última fase equiparó a la psicología con la alquimia, viendo en la alquimia un proceso de individuación o transformación de ese Cuerpo Mental y, a su vez, en la psicología un proceso alquímico en el que el alma humana es la piedra filosofal.

En Jung también tenemos psiques pobladas por una hueste de espíritus (que llamó arquetipos), patrones inmateriales que in-forman y moldean la psique individual y colectiva y que se personalizan, de la misma manera que en la magia un espíritu se manifiesta bajo un cierto patrón de formas recurrentes, tomando, como si fuere, una personalidad.

Duncan Barford escribe en su libro Occult Experiments in the House:

La diferencia entre la magia y la terapia es que, para la magia, la verdad yace en la experiencia, mientras que la terapia se ocupa de cuestiones de “significado” e “interpretación”. El terapeuta traza el significado de los síntomas de regreso al inconsciente, una y otra vez. En otras palabras, los asuntos que salen a la superficie son tratados como productos de asuntos más profundos que afloran en un nivel más superficial. Todo se trata de estos asuntos. La magia en cambio, permite que experimentemos un asunto directamente como algo diferente a nosotros como un “demonio”, un “ángel”, o algo más.

En la magia, entonces, ocurriría un proceso psicológico de proyección, en el que no es necesaria la sanación a través del significado sino a través de la inscripción psicológica que produce la experiencia en la psique. Así un arquetipo, un complejo o un trauma serían demonios externos; los traumas y los complejos o demás entidades psíquicas serían demonios internos. En la magia el teatro es el espacio externo; en la psicología el escenario es el Cuerpo Mental o psicología.

Barford define una experiencia paranormal como una experiencia tan intensa y radicalmente distinta a la conciencia ordinaria que “el interior se derrama sobre el exterior”. Un punto en el que el contenido psíquico se engarza con el mundo externo de los fenómenos, en un continuum, que podríamos llamar mente-espacio-tiempo. Jung tenía un término para estos momentos de zurcido psicoespacial, los llamó “psicoides”, arquetipos psicofísicos que existían dentro de la mente y también en el mundo. La teoría de la sincronicidad del psicólogo suizo se fundamentó en cierta forma en la existencia de esta conexión significativa entre el mundo externo y la mente, de tal forma que se consideraban interdependientes.La magia, como la cábala, como la meditación y la alquimia, parece tener este mismo sentido práctico de ciencias de transformación espiritual (unas más misteriosas y elaboradas). La magia conjura toda una burocracia espiritual para servir al hombre en su proceso de transformación (un proceso que debe llevar paradójicamente a la aniquilación de la mente y toda la multiplicidad de entidades y fragmentos con los que se ha construido para finalmente unirse a la divinidad).

Pese a todo su paganismo, la magia tiene un sentido esencialmente de devoción religiosa. Como Platón explica en el diálogo de Alcibíades, para los zoroastros la magia es la adoración de la divinidad. Una definición a tomar en cuenta puesto que la palabra magia proviene de hecho de los persas y del culto de Zoroastro.

Todo lo anterior nos lleva a otra pregunta:
¿realmente el Cuerpo Mental o psicología y el exterior son dos cosas distintas?

Si fueran lo mismo, un mismo continuum de aparición y manifestación de fenómenos, solamente separados por la efímera fijación en un punto de la conciencia (que se mueve de lo universal a lo personal y de regreso) la pregunta sobre si los demonios o los espíritus son fabricaciones de nuestra propia psique sería inútil. Podríamos responder sin ninguna contradicción que los espíritus existen y no existen, están afuera y están adentro. Lo que sí es que no podrían ser independientes, pero tampoco nosotros, ni ningún otro fenómeno tendría una existencia independiente.

Así que somos nuestros propios “demonios” (para usar los mismos términos de los autores citados). Y existen dos formas de sanar:

  • Una externa, en la Luz: La acción en portar una Consciencia (luz) especifica para cada uno de estos demonios (o bloqueos).
  • Otra interna, en la Oscuridad: La acción dirigida hacia el Inconsciente (oscuridad); un acto de magia.

Hay sesiones que requieren sólo una forma de sanación, pues el Inconsciente se “reconcilia” con el bloqueo al operar en la Luz. Otras, más fuertes, persistentes (y por tanto más nocivas) requieren de agresivos eventos de magia para reemplazar estos bloqueos por otros actos que nos lleven a la sanación.

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