Programados por un INCONSCIENTE que toma todas mis decisiones 5/5 (4)

 

La decisión nace del cerebro. Benjamín Libet, neurólogo de la Universidad de California ha demostrado  que  nuestro  cerebro  toma  las  decisiones  casi  un  segundo  antes  de  que  las asumamos  conscientemente.  Según  Singer,  lo  que  el  ser  humano  experimenta  como  una decisión, no es otra cosa que la justificación posterior a algo que ya ha consumado el cerebro, el cual actúa en base a la información y experiencia que tiene acumuladas.

 

Según Singer, el cerebro no toma decisiones de manera arbitraria. Las decisiones se basan en experiencias acumuladas, por lo cual, toda decisión importante es una consecuencia de lo que somos.

 

Según esta teoría, el cerebro posee una dinámica propia, hasta cierto punto, independiente de la voluntad consciente de las personas. Esta dinámica está  dirigida desde las estructuras profundas de la mente. En la mente hay que distinguir entre consciente, subconsciente e inconsciente.

  • El consciente es la región psíquica en la que se producen los fenómenos (percepciones, ideas, sentimientos, decisiones, etc. de los que nos damos cuenta. Nos ayuda a tener conciencia en cada momento de lo que ocurre en nuestra vida.
  • El subconsciente es una región más profunda en la que se encuentran grabadas experiencias pasadas de las cuales no tenemos conciencia, pero que podemos recuperar bajo ciertas condiciones.
  • El inconsciente es la parte de la mente más profunda y caótica, cuyos contenidos no pueden ser conocidos porque están fuertemente reprimidos, debido a que se trata de impulsos y deseos “prohibidos” desde el punto de vista ético. Si por alguna circunstancia llegaran a surgir, se desencadenaría un conflicto psíquico con síntomas neuróticos.

Debido  a  que  las  emociones  comienzan  en  el  inconsciente,  la información inquietante se almacena ahí para propósitos de auto-preservación.

 

Tenemos un inconsciente personal y un inconsciente colectivo.

  • El inconsciente personal

    Contiene innumerables experiencias vividas desde la infancia, pero que no podemos recordar, porque son traumáticas, o porque están prohibidas desde el punto de vista ético y son inaceptables para la sociedad.

Estos contenidos son activos y actúan de forma impulsiva y constante, de modo las personas tienen que invertir mucha energía para reprimirlos. Se supone que invertimos el 70% de la energía mental para controlar los impulsos del inconsciente. De aquí la importancia de tener una buena educación y aprender desde niños a tener disciplina, a actuar de forma correcta y amanejar las emociones. En términos generales tenemos un inconsciente muy caótico, debido a fallas graves en el proceso educativo y al mal uso del libre albedrío.

Como nuestras emociones comienzan en el inconsciente, también lo hacen nuestras decisiones.

  • El inconsciente colectivo.

Es como un almacén en la que se guardan todas las experiencias vividas por la humanidad. El inconsciente colectivo hunde sus raíces en la base biológica y genética de la especie humana, lo que hace que sea idéntico en todos los seres humanos. Constituye la base psíquica general de la especie humana, por esta razón en todas las partes del mundo los seres humanos son básicamente iguales.

El inconsciente es la sede de los instintos, de los impulsos vitales, de las emociones y de la creatividad, y, aunque no tenemos acceso directo al mismo, podemos influir en él y utilizar sus poderes de forma positiva.

 

En tiempos remotos los seres humanos eran esclavos de las fuerzas instintivas del inconsciente, tenían muy poca libertad, y, por tanto, escasa capacidad de decisión. Pero hemos evolucionado y los instintos han perdido fuerza en beneficio de la inteligencia, por lo cual, podemos, desde nuestro desarrollo consciente, controlar en gran medida las fuerzas del inconsciente y tomar decisiones inteligentes y eficaces.

 

La buena educación en conocimientos, sentimientos y valores, ayuda a controlar las fuerzas del inconsciente y a actuar de forma correcta; así como una educación deficiente en valores hace que las personas sean desbardas  por las fuerzas instintivas del inconsciente y que en su vida imperen el libertinaje, los temores, la frustración, la corrupción y la violencia.

Las crisis profundas que vive la sociedad tienen sus raíces en esta pobre estructura mental; por tanto, la solución no está en dictar más leyes, ni en aumentar la policía, sino en educar mejor la calidad de la educación, de modo que las personas sean más inteligentes y más éticas.

 

En vista de que todo lo que hacemos nos marca para siempre de muchas formas, deberíamos cuidar más nuestras ideas, sentimientos y decisiones.

Los contenidos del inconsciente  son  conocidos como arquetipos.

Arquetipo deriva de: Arjé = (fuente, principio u origen) y Typos = (impresión o modelo)

Los arquetipos son las vivencias ancestrales, experimentadas por nuestros antepasados, las cuales quedaron grabadas en su inconsciente, y se transmiten hereditariamente de generación en generación. Estas vivencias se refieren a los grandes problemas que debe enfrentar toda persona: la muerte, la vida, la eternidad, la inmortalidad, la infinitud, el sentido de la existencia, la verdad de las cosas, el paso del tiempo, el amor, el dolor,…

Los arquetipos son imágenes o metáforas que expresan simbólicamente las actitudes ante dichos problemas. Según Jung, tenemos constancia de la existencia de arquetipos gracias al análisis de los sueños y de los mitos y religiones de las distintas culturas.

 

La teoría de Hellinger dice que nos guía una consciencia grupal o colectiva. Los miembros de una familia, por ejemplo, están influidos por un tipo de conciencia común que se transmite inconscientemente de padres a hijos. No se trata de una herencia genética sino de una herencia mental inconsciente.

 

El origen de este tipo de consciencia se remonta al origen de la raza humana, cuando existían pequeñas comunidades, integradas por 20 o 30 individuos de la misma familia. Todos ellos vivían juntos y  actuaban de la misma manera,  cuidando el  bienestar del  grupo,  sin tener deseos individuales, ya que en esta época era primordial sobrevivir; para lo cual, cada integrante de la comunidad era esencial: El grupo no podía darse el lujo de perder a uno de sus miembros, y los individuos no se podían separar de la comunidad sin correr peligro. Todos los integrantes se pertenecían y dependían unos de otros; el alma común cuidaba de que ninguno se perdiera y de que cada uno sirviera al grupo.

No necesitaban pensar en qué era lo correcto. Todos funcionaban al unísono. Una fuerza los inducía a actuar de forma unitaria. Era la única forma de sobrevivir.

 

Hoy se reconoce que en cada constelación familiar existe una dinámica inconsciente. Existen conflictos,  preocupaciones familiares  y  comportamientos que  se  transmiten  a  través de  las generaciones y determinan los problemas psicológicos actuales. Esta transmisión es ajena a la genética, se supone que es más bien cultural, ya que no se puede explicar por la historia del aprendizaje de cada individuo.

 

El inconsciente colectivo hunde sus raíces en los orígenes de la humanidad. Ahora bien, para comprender el inconsciente colectivo necesitamos regresar mentalmente a la prehistoria y visualizar al hombre prehistórico en lucha terrible contra el mismo hombre, caníbal salvaje; en lucha contra los animales salvajes; en lucha contra las fuerzas naturales y en lucha contra los fantasmas y contra los dioses (el trueno, el rayo, las tormentas, etc.) Ese mundo aterrador fue el escenario en el que se desarrolló la existencia de los primeros hombres. Como es lógico sus vivencias existenciales fueron aterradoras. En su inconsciente se grabaron infinidad de temores, que se han eternizado en el tiempo y que se transmiten de forma inconsciente de generación en generación.

 

Han pasado millones de años,  desde aquel  escenario primitivo. El  hombre ha dominado la naturaleza y  se han desvanecido los fantasmas,  pero los temores siguen enraizados en el corazón de los hombres.

 

Bert Hellinger estudió las formas inconscientes en que cada individuo está unido a su familia, y cómo determinados comportamientos y tendencias psicológicas se repiten generación tras generación. De aquí el refrán: “De tal palo tal astilla”

Basándose en esta teoría creó el método de Constelación Familiar para liberar a las personas de muchos contenidos que forman parte del inconsciente colectivo, y, de esta forma, restablecer el orden natural en el funcionamiento de cada persona.

 

Hoy se reconoce que existe una transmisión de conflictos, preocupaciones familiares y comportamientos,  a través de las generaciones,  que determinan los problemas psicológicos actuales y los problemas psicológicos que tendrán los descendientes a futuro, a no ser que se rectifique a tiempo. Esta transmisión es ajena a la genética, se supone que es cultural.

De aquí la importancia de tomar conciencia de que somos portadores de una herencia mental inconsciente,  positiva  y  negativa,  y,  como  seres  conscientes  y  evolucionados,  necesitamos superar el “determinismo” derivado de nuestro inconsciente colectivo.

Necesitamos construir estructuras mentales sólidas que nos permitan hacer frente a las fuerzas compulsivas procedentes del inconsciente colectivo y del inconsciente personal.

 

Los seres humanos heredamos un código genético que se ha transmitido de generación en generación y también heredamos un inconsciente colectivo que contiene las grabaciones de todas las experiencias vividas por la humanidad desde sus orígenes hasta el día de hoy.

 

“La vida se me ha aparecido siempre como una planta que vive de su raíz. Su vida propia no es perceptible, se esconde en la raíz. Lo que es visible sobre la tierra dura sólo un tiempo. Luego se marchita. Es un fenómeno efímero.

Si pensamos en el infinito devenir y perecer de la vida y de las culturas, se tiene la impresión de que nada es absoluto; pero yo no he perdido nunca el sentimiento de algo que vive y permanece bajo el eterno cambio. Lo que se ve es la flor, y ésta perece, pero la raíz permanece. C. G. Jung.

 

Los seres humanos tenemos un inconsciente personal  que contiene lo vivido por la propia persona, pero este inconsciente personal hunde sus raíces en el inconsciente colectivo que contiene las grabaciones de todas las experiencias vividas por la humanidad desde sus orígenes hasta el día de hoy.

 

“A semejanza de los instintos, los modelos de pensamiento colectivo son innatos y hereditarios. Funcionan de forma similar en todos nosotros cuando surge la ocasión” Jung.

 

En el inconsciente colectivo están grabados los temores y tabúes que han presidido la vida de la humanidad, así como distintos aprendizajes e iniciativas.

Tabú es una palabra polinesia que significa sagrado, impuro, prohibido. Su fórmula es prohibir.

¡No hagas! Esta fórmula, en el correr de los años, se convirtió en norma moral de todas las religiones. Y así como la violación del tabú era castigada con la muerte física, la violación de la norma moral era castigada con la muerte eterna (el infierno)

La finalidad del tabú era controlar las conductas instintivas a través del temor. De esta forma surgieron infinidad de tabúes. El tabú y el temor son las formas más primitivas de control.

Han pasado miles de años, desde aquel escenario primitivo y el hombre ha evolucionado, pero los tabúes siguen enraizados en la mente de los hombres y se transmiten de padres a hijos.

 

En nuestra cultura existen infinidad de tabúes que reprimen la iniciativa y la libertad. La mayoría de los tabúes, hoy no tienen justificación lógica. Son pautas aprendidas que se transmiten de forma automática de generación en generación. Muchos tabúes desaparecen por inconsistentes pero surgen otros tabúes nuevos, muchos de los cuales carecen de sentido.

 

En el fondo, nuestras conductas son muy similares a las de nuestros ancestros, debido a que seguimos utilizando sus mismos patrones de conducta, solo que un poco más sofisticados. Por esta razón, cada generación, por más que trata de distanciarse de la generación anterior, sigue haciendo las mismas cosas y cometiendo los mismos errores. Los hijos tienen más cosas en común con sus padres y ancestros de lo que imaginan.

 

El inconsciente colectivo es la gran fuente de inspiración de la que se nutre la humanidad. Cuando miramos al pasado lo vemos como viejo y obsoleto, lo cual es cierto, sólo cuando se trata de ciertas cosas materiales, pero no cuando se trata de ideas importantes. Las ideas no son viejas ni nuevas, solo son buenas o malas.

En realidad, todo lo que hoy somos y tenemos es mérito de las generaciones pasadas, los méritos de la generación actual están por verse.

 

El inconsciente no es un simple almacén de datos. El cerebro lo activa constantemente relacionando y combinando unas ideas con otras en busca de mejores soluciones. El cerebro es inmensamente poderoso, puede producir miles de ideas por segundo, pero este poder está condicionado  por los contenidos  mentales  conscientes e  inconscientes (Ideas,  sentimientos, temores, motivaciones, experiencia, etc.)

 

Cuando observamos un iceberg sólo vemos una octava parte de su altura. Hay otras siete partes sumergidas en el mar. La parte visible se mantiene sobre la superficie porque se apoya en la parte sumergida que no vemos. De forma similar, los seres humanos sólo tenemos conciencia de una pequeña parte de nuestros contenidos mentales.

 

Desconocemos nuestro verdadero poder mental; sin embargo, sabemos que ahí está, como una riqueza inmensa, como una mina, que podemos explotar. Así como la parte visible del iceberg se apoya en la parte sumergida, así la parte consciente de las personas se apoya y se alimenta de la parte subconsciente personal y del inconsciente colectivo.

 

Sin el inconsciente colectivo resulta difícil explicar de dónde procede la inspiración necesaria para crear tantas obras maravillosas creadas por los hombres.

Las programaciones inconscientes constituyen la estructura profunda de nuestra personalidad y son las que determinan nuestras conductas y decisiones. Esto explica por qué muchas veces queremos hacer algo pero actuamos de forma muy  distinta.  Se debe a que nuestro poder consciente es débil ante la dinámica poderosa de la mente inconsciente.

 

Observa la superficie del mar, se mueve formando olas. Este es el movimiento de la superficie, el cual depende de los vientos. También la atracción de la luna a la la superficie del mar y produce las mareas; pero el verdadero movimiento del mar es interno, generado por grades corrientes marinas. Verdaderos ríos marinos que pueden tener más de 1000 kms. de ancho y más de un km. de profundidad y pueden trasladar más de 10.000.000 de metros cúbicos por segundo.

 

El inconsciente, como todo en la vida, tiene sus leyes. En el inconsciente luchan todos los contenidos por ocupar un lugar privilegiado y se asocian de acuerdo a su afinidad o significado. De aquí la importancia de instalar en la mente principios, valores, metas, ideales y proyectos importantes que lideren la mente y atraigan hacia sí toda la información positiva del inconsciente. El inconsciente personal y el inconsciente colectivo son una mina de conocimientos, experiencia y sabiduría en donde podemos extraer ideas y soluciones a través de la lectura, la reflexión, de la intuición y de la creatividad.

 

El  cerebro  trabaja  sin  descanso  buscando  la  forma  de  convertir  en  realidad  los  deseos  y proyectos de las personas. Cuanto más importantes son los proyectos y cuanto mayor es el interés que tiene la persona en dichos proyectos, más intensamente trabaja el cerebro. El cerebro sólo se moviliza cuando existen razones importantes. Las personas creativas viven centradas habitualmente en sus proyectos.

 

Somos hijos de una sociedad represiva que nos enseña a percibir la vida como problema. De cada diez mensajes que hemos recibido a través de la educación, nueve han sido represivos de alguna forma. A nivel social ocurre lo mismo. El 90% de los mensajes expresan problemas, angustia, agresividad y sólo el 10% son reconfortantes. Esta es la razón principal, por la cual, las personas tienden a centrarse en sus problemas en vez de pensar en proyectos y en soluciones.

 

A pesar de que hemos sido programados con muchos mensajes negativos, hay una fuerza vital en lo íntimo de cada ser, que vibra con intensidad e impulsa a crecer. Necesitamos activar este impulso todos los días con mensajes positivos y nos sorprenderemos de hasta dónde podemos llegar; sólo es cuestión de programación.

Lo expuesto sirve para entender que, en nuestro cerebro, tenemos grabada información positiva (ideas, sentimientos y vivencias) que lucha por sobrevivir y alcanzar la plenitud. Estos contenidos pueden conducirnos al éxito. También tenemos información negativa que puede conducirnos al fracaso.

 

Piensa en soluciones. Sé asertivo. La asertividad no es sólo una actitud mental, es una forma activa de vivir, de esforzarse, de capacitarse, de resolver las cosas, en vez de esperar que éstas cambien.

Se supone que los seres humanos sólo tienen conciencia de una pequeña parte de los fenómenos psíquicos que se producen en su mente consciente, y desconocen los procesos profundos que se dan a nivel subconsciente e inconsciente, lo cuales son, en definitiva, los que determinan la dirección de su vida.

 

El subconsciente recuerda absolutamente todo lo  que  hemos vivido de forma  consciente  e inconsciente, a lo largo de la vida. Conoce nuestras ideas, sentimientos, intereses y fortalezas; también conoce como nuestras dudas, temores, debilidades y problemas profundos y la forma de resolverlos; pero no logramos encontrar la solución, debido a nuestro desconocimiento de la mente humana.

El inconsciente es el disco duro de la mente. Contiene toda la experiencia de nuestra vida, convertida en materia prima que alimenta la memoria, la inteligencia, la creatividad y las decisiones.

La  estructura  de  la  personalidad  hunde  sus  raíces  en  el  subconsciente,  de  modo  que,  si queremos cambiar, necesitamos encontrar la forma de llegar a él. Este es el objetivo de la programación mental. Se trata de llegar directamente al origen y realizar cambios profundos y definitivos, a nivel de creencias, criterios, hábitos, sentimientos y conductas.

 

Los seres humanos tenemos numerosos paradigmas (ideas, creencias…que no responden a la realidad) los cuales condicionan la mente y nos impiden avanzar hacia el éxito y la libertad. Estos paradigmas escapan al propio análisis crítico, por lo que no podemos percibir su incongruencia.

Estos paradigmas hacen que las personas sean, sumisas, temerosas e indecisas y no tomen las decisiones que conducen al éxito.

Es necesario realizar una higiene mental, liberar la mente de frenos y obstáculos y avanzar hacia el éxito, la libertad, la riqueza y la calidad de vida.

 

Cada árbol produce frutos de acuerdo a la clase de árbol que es y cada persona toma decisiones de acuerdo a la clase de persona que es. De modo que, para tomar decisiones que nos eleven hasta el éxito y la felicidad, antes debemos tomar decisiones que nos ayuden a crear la estructura mental que nos catapulte al éxito y a la felicidad.

 

Las empresas han comprendido esta realidad, por esta razón invierten grandes cantidades en desarrollo humano. La calidad de las personas determina la calidad del trabajo y del producto.

 

Muchas personas toman la decisión de cambiar, pero no pueden, porque las conductas humanas importantes no dependen de decisiones circunstanciales sino de fuerzas subconscientes que constituyen el núcleo de la personalidad. Estas fuerzas se han ido organizando y consolidando a lo largo de los años.

 

En consecuencia, la clave para controlar la propia vida y tomar decisiones eficaces está en programar la mente a nivel profundo. Lo cual supone: Incrementar los conocimientos y elevar el nivel cultural, mejorar la autoestima y las relaciones humanas; adquirir métodos más eficaces, desarrollar valores superiores, etc.

 

Todo lo que hacemos es un reflejo de lo que somos, y, todas las cosas importantes que nos ocurren son el resultado de cómo funciona nuestra mente, de modo que, no debemos buscar culpables  ni  excusas,  los  demás  pueden  influir,  pero  la  última  responsabilidad  es  siempre nuestra.

Todo se rige por la Ley de Causa y Efecto. La casualidad o suerte sólo se aplica a hechos fortuitos intranscendentes. El éxito verdadero y la felicidad son una conquista personal que exige una buena programación, esfuerzo y perseverancia.

 

2

 

 

La mente funciona como un todo

 

 

 

Cada día realizamos muchas cosas distintas con el fin de resolver situaciones, satisfacer necesidades y lograr objetivos. Aparentemente cada una de estas acciones es independiente, pero, en realidad, todas las acciones están orientadas a un objetivo común: sobrevivir y alcanzar las metas de nuestra vida.

 

Las personas creen que controlan su vida y que deciden como quieren y cuando quieren. En realidad, las decisiones están determinadas por la dinámica del subconsciente. La conducta huma depende de programaciones que se han convertido en hábitos mentales. Estas programaciones se iniciaron en la infancia por medio de la educación recibida y se han consolidado a través de los años, de acuerdo a las decisiones que hemos tomado. Por esta razón cada persona es lo que hace de sí.

 

Así como el cuerpo funciona como un todo y es necesario que todos los órganos funcionen de forma sincronizada para mantener la salud; así es necesario que la mente funcione como un todo y que exista congruencia en la vida para tener equilibrio psíquico, armonía y salud mental.

 

Todo lo que existe funciona como un todo (el cosmos, la sociedad, las instituciones, el cuerpo humano y la mente) Para que las cosas funcionen bien es necesario que los elementos que las componen funcionen de acuerdo a un orden.

 

La mente humana está formada por ideas, principios, valores y sentimientos que luchan entre sí por toman el control de la mente. Los contenidos más poderosos toman el control de la mente y marcan las  pautas a  seguir.  Por  tanto,  la vida  de cada  persona  está  determinada  por los contenidos que dominan en su mente (ideas, convicciones, valores, sentimientos, etc.)

 

Cuenta una leyenda que el jefe indio se reunía todas las noches con sus nietos y les contaba historias y experiencias con el fin de que el día de mañana supieran gobernar la tribu con sabiduría. Una noche les contó la historia de dos lobos.

En nuestra mente luchan dos lobos. Uno de los lobos es noble, respeta las leyes de la naturaleza, cuando mata lo hace para sobrevivir. El otro lobo es malo y feroz, no respeta las leyes de la naturaleza, mata por placer. Al final uno de los lobos triunfará sobre el otro. Los nietos, intrigados, le preguntaron: Abuelo ¿Cuál de los lobos ganará?

_El que más alimentes, respondió el abuelo.

 

Los contenidos mentales se adquieren a través de la educación, de la lectura y de la experiencia, y se fortalecen con la reflexión, el interés y las acciones.

Cada  vez  que  pensamos  en  algo,  lo  activamos  e  incrementamos  su  poder;  de  aquí  la conveniencia de pensar sólo en positivo y en soluciones y evitar pensar en problemas.

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