El destino de todos los hombres no es la Liberación 5/5 (3)

En una conversación con Gurdjieff.

Aquí sólo enseño la posibilidad de cómo convertirse en hombre tal como no se conoce en estos tiempos modernos, par­ticularmente en el mundo occidental”.

Entonces me pidió que mirase por la ventana y le dijese lo que veía. Dije que lo único que podía ver era un roble. Me preguntó qué había en el roble. “Bellotas”, respondí.

“¿Cuántas bellotas?”.

Cuando contesté vacilante que no sabía, él dijo impaciente: “No exactamente, no pregunto eso. Adivina cuántas”.

Supuse que habría varios miles de ellas. El estuvo de acuerdo y entonces me preguntó cuántas de aquellas bellotas se convertirían en robles. Supuse que sólo cinco o seis se convertirían de hecho en árboles, si acaso.

El asintió. “Quizás sólo una, quizás ni siquiera una. Necesitas aprender de la naturaleza. El hombre también es organismo. La naturaleza hace muchas bellotas, pero la posibilidad de convertirse en árbol existe para pocas bellotas. Igual que con el hombre, muchos hombres nacen, pero sólo algunos crecen. La gente cree esto como desperdicio, piensan que la naturaleza desperdi­cia. No es así. El resto se convierte en fertilizante, vuelven a la tierra y crean la posibilidad para más bellotas, más hombres, de vez en cuando hay más árboles, más hombres reales. Pero también hay que comprender que el fertilizante es necesario para la naturaleza. La posibilidad para el árbol verdadero, hombre verdadero, también depende precisamente de este fertilizante”.

Después de un silencio más bien largo, él continuó: “En occidente, tu mundo, existe la creencia de que el hombre tiene alma, dada por Dios. No es así. Nada es dado por Dios, sólo la naturaleza da. Y la naturaleza so­lamente da la posibilidad de alma, no da alma. Hay que adquirir el alma a través de trabajo. Pero al revés que el árbol, el hombre tiene muchas posibilidades. Tal como el hombre existe ahora tiene también la posibilidad de crecer por occidente, crecer en forma equivocada. El hombre puede convertirse en muchas cosas, no sola­mente es fertilizante, no solamente es hombre verdade­ro. Puede convertirse en lo que se llama “bueno” o “malo”, cosas no adecuadas para el hombre. El hombre verdadero no es bueno, no es malo. El hombre verdade­ro es sólo consciente, solamente desea adquirir alma para el desarrollo adecuado”.

Libro: Recordando a Gurdjieff – Peters Fritz

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