SENSACIONES: La verdadera identidad de las emociones negativas 5/5 (1)

La máquina no tiene emociones reales. Lo que llamamos “emociones” en nosotros son simplemente los reflejos automáticos del centro mental en reacción con las reverberaciones orgánicas del centro motor. Quitando los efectos de estas reverberaciones eliminamos en nosotros la mayor parte de nuestra negatividad y sufrimiento mecánico.

 

 

¿Qué ocurre en nuestra maquina humana cuando tenemos emociones negativas?.

Cada máquina biológica humana, de acuerdo con su propia tipología, tiene su propio y único repertorio de reacciones mentales reflejas a los sobresaltos, e incluso a estímulos e influencias extremadamente suaves que proceden de los recuerdos, y una correspondiente sensibilidad a algunos sobresaltos y no a otros.

Mientras varios sobresaltos e impresiones impactan en la máquina,mientras nuestro SER no tiene voluntad alguna sobre la máquina, estamos indefensos para impedir que se extiendan y reverberen (hagan vibrar) por todo el sistema orgánico en su conjunto, incluyendo los huesos, el sistema linfático, los tejidos musculares, los órganos de la digestión y de la eliminación, la corriente sanguínea, el cerebro, y el sistema nervioso.

Si somos tan imprudentes como para pretender ingerir la comida, eliminar los deshechos del cuerpo o razonar mentalmente con nosotros mismos durante tales perturbaciones orgánicas, nuestra comida sabrá fatal, nuestras relaciones tanto comerciales como amorosas sufrirán, y nuestro vientre rehusará realizar la función de evacuación.

Todos sufrimos de estas reverberaciones involuntarias de la máquina, especialmente cuando la máquina orgánica reacciona negativamente a estas perturbaciones y nos arrastra con ello.

Piensa en la máquina biológica como en un estanque de agua calma y en el impacto de las impresiones como en un guijarro. En este caso, las ondas representarían las reverberaciones de las emociones negativas. Como es de suponer, ciertos tipos de guijarros producen un mayor impacto orgánico que otros.

En el ejemplo dado del guijarro que se deja caer en el agua, deberíamos ser conscientes de que las reverberaciones no sólo ocurren en la superficie, sino también por debajo de la superficie. Como no podemos observar directamente estas reverberaciones bajo el agua, podemos llegar a entender que son muy poderosas y que tienen una profunda influencia en nuestros estados interiores.

Por supuesto deseamos mantener quieto y tranquilo nuestro bonito estanque. Podríamos escondernos en una cueva, con la esperanza de evitar por completo los guijarros. Éste es el camino del monje, el cual se recluye y se aparta de las influencias orgánicas inferiores, esperando que pueda permanecer receptivo sólo a esas influencias que proceden de las dimensiones superiores.

Pero esto no le ayuda a largo plazo, ni nos ayudará a nosotros. En la vida normal no podemos evitar que caigan estos guijarros. No tenemos autoridad sobre estos “guijarros”, y con ellos nos referimos a los sobresaltos internos o externos, ni deseamos tenerla.

Podemos tener autoridad sobre algo. Pero, ¿sobre qué?. Está claro,  autoridad sobre la máquina, no de manera ordinaria, sino de una manera especial.

Podemos aprender a “abrir las aguas” ante el guijarro para que la máquina biológica no ofrezca resistencia alguna al guijarro y para que no ocurran reverberaciones. De este modo la emoción negativa será, como mucho, sólo momentánea. Este ejercicio es conocido en la tradición occidental como Abrir las aguas del Mar Rojo.

 

Lo que creemos emociones son sensaciones del cuerpo en reverberación.

Incluso en el transcurso de la vida normal, debemos haber notado de vez en cuando que cuando alguien que es para nosotros una “fuente-ambulante-de-vibraciones-negativas” está cerca, una sensación correspondiente empieza a manifestarse en la máquina, una sensación que automáticamente clasificamos como emocional y que para nosotros parece natural. Quizás la sensación se origine en el estómago, quizás produzca una presión en el pecho, o un nudo en la garganta, un zumbido en los odios o un picor en los ojos.

Después de esta sensación inicial, deberíamos ser capaces de percibir ciertas sensaciones orgánicas secundarias que reverberan por la máquina y que sólo se apagan lentamente después de que se hayan mezclado totalmente con la totalidad de las vibraciones que ya ocurren en la máquina.

Poco después de que estas reverberaciones secundarias empiecen a manifestarse por toda la máquina, deberíamos notar que el centro mental ha decidido que algún estado emocional también debe estar ocurriendo en la máquina.

Y ésta es la totalidad de lo que nos atrevemos a llamar en nosotros la “emoción”. Somos incapaces de distinguir los estados de ánimo reales en el centro emocional de los sobresaltos mentales que reverberan de las sensaciones ordinarias y que se originan en el centro motor, erróneamente identificadas por el centro mental como emociones.

Si fuéramos capaces de observar activamente a la máquina durante un largo periodo de tiempo, notaríamos algo peculiar: que las sensaciones e impresiones de la máquina cambian continuamente en directa relación con estas reverberaciones orgánicas secundarias, que llamamos la emoción negativa, porque son producidas por la máquina.

 

El hombre mecánico no tiene emoción. Lo que se llama la emoción realmente sólo son unos reflejos del centro motor que está conectado a los músculos y al sistema nervioso de la máquina. ¿Qué emoción puede haber para una máquina biológica que funciona mecánicamente según sus reflejos condicionados?. Tales máquinas tienen sólo emociones inferiores, emociones imaginarias del centro mental en una reacción-reflejo a los disturbios que ocurren en el centro motor.

Debido a que éstas no son emociones verdaderas, sino sensaciones del centro motor y del centro reflexivo, a las cuales hemos aprendido a vincularle una importancia mental, y debido a que se originan en la máquina, las llamamos emociones negativas.

 

Las verdaderas emociones.

Las emociones reales, debido a que son sentimientos y no reacciones mentales a reflejos musculares, existen momentáneamente o continúan indefinidamente por decisión del SER.

Desde luego la emoción negativa, siendo lo que es, es decir, simplemente un estado mental subjetivo que ocurre como reflejo a un espasmo muscular, debe ser expresada y descrita detalladamente, explicada, racio nalizada, comunicada mentalmente y entendida.

Aquellos que pueden producir emociones reales nunca comunican estados emocionales con el lenguaje del centro mental; simplemente radian las emociones producidas en sus máquinas por el SER, dejando que la emoción hable por sí misma.

 

Con mucha frecuencia, alguien que ha despertado el Cuerpo Emocional superior y ha aprendido a radiar emociones, llega a ser una celebridad/gurú, y la gente se le une como ovejas para bañarse en las emociones superiores. A menudo se toman estas emociones superiores equivocadamente por alguna misteriosa “fuerza” cósmica superior o son interpretadas de alguna manera pseudo-religiosa; pero en realidad son simplemente emociones.

¡Qué pena que los seres humanos estén tan desacostumbrados a la emoción que se sientan obligados a apiñarse en el calor de la radiación emocional de alguien igual de mecánico que ellos; pero que ha activado, por casualidad, el Cuerpo Emocional superior!

Sin la emoción negativa, podemos ser y hacer cualquier cosa, porque estamos liberados de nuestra automática y reflexiva esclavitud al aprisionamiento de la negatividad. Sin la emoción negativa, podemos dirigir toda nuestra fuerza, voluntad y atención hacia cualquier propósito.

Si dejamos que nuestras reacciones se sucedan ante de los demás, estas serán la causa principal de la aparición automática de las tormentas de las emociones inferiores dentro de la máquina.

Si pudiéramos aprender a abrir las aguas ante estas reacciones reflejas de la máquina, ya no sufriríamos los efectos secundarios subjetivos en nuestras propias máquinas que resultan de estas fastidiosas manifestaciones de otros.

 

Contener nuestras emociones negativas.

Intentar cambiar la máquina directamente es como intentar cambiar el rumbo de un tren de alta velocidad sólo con nuestras manos.

Podemos usar estas reverberaciones orgánicas para nuestra propia evolución, impidiendo que salga la expresión al exterior, igual que contendríamos el vapor en una olla a presión. Este proceso de contención de la negatividad se puede ver como un proceso de fusión alquímica controlada, un método de contener y magnificar las naturales reacciones químicas y eléctricas producidas por las reverberaciones orgánicas automáticas. Si dejáramos que la maquina las expresara abiertamente, simplemente se disiparía la fuerza de nuestro trabajo.

Pero, ¿cómo podemos contener nuestras reacciones ante las manifestaciones molestas de los demás?.

Si podemos comprender a través de nuestra experiencia personal que todo a lo que se suele llamar la emoción es realmente sólo una reverberación secundaria por toda la máquina de reflejos del centro motor, podemos empezar a tener autoridad sobre estos estados interiores, porque conocemos el origen real de estas emociones, es decir, la reacción del centro mental al sistema muscular.

Podemos realmente empezar a desarrollar la voluntad para despertar la máquina, simplemente usando esta atención especial en la cual observamos deliberadamente los estados negativos de los demás, observando al mismo tiempo nuestra propia máquina, recordando que lo que los seres humanos llaman emociones son simplemente las quejas de la barriga y los intestinos.

No es el inicial espasmo muscular, sino las “reverberaciones emocionales” en el sistema muscular y el sistema nervioso y la correspondiente importancia que el centro mental vincula a estas reverberaciones orgánicas, las que producen los extraordinarios efectos negativos sobre nuestros procesos alquímicos evolutivos que actúan en la máquina, destrozando temporalmente con cada tormenta emocional la función de la máquina como un aparato para la transformación del SER.

El ser no-fenoménico es por naturaleza eléctrico. Todos los cuerpos superiores también son eléctricos y producen efectos y campos eléctricos.

Si la resistencia de la máquina biológica es demasiado grande, y particularmente si la resistencia eléctrica ocurre en algunas partes de la máquina, la fuerza eléctrica del SER no será capaz de fluir y salvar esta obstrucción.

E.J. Gold: Trabajo sobre uno mismo

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