Si hacemos la experiencia de expulsar todo el aire que tenemos en el pulmón, emplearemos medio minuto, y siempre salen gases, mientras en la respiración habitual, sólo empleamos algunos segundos en la espiración.
Esto nos prueba que en cada espiración dejamos una gran cantidad de ácido carbónico en el pulmón, que sucio, se mezcla de nuevo con el óxido que entra por la inspiración, y nos vamos envenenando poco a poco.
Ya se sabe que los venenos gaseosos son tan fuertes cuanto más insensibles son.
De manera que, primero, limpiamos el pulmón para que el bióxido o sea fuerza vital curativa, luz, sonido, magnetismo cósmico, ambiente cósmico penetre en nosotros.