En otras ocasiones el elemento separador entre el peregrino y el lugar sagrado aparece en la forma de un río, por lo cual varias tradiciones hablan de la necesidad de la construcción de un puente que una las dos orillas, convirtiendo al discípulo en “pontífice” (pons=puente y facere=hacer).
Este puente que reúne a la personalidad (Cuaternario Inferior) con el Alma Espiritual y sus vehículos auxiliares (Tríada Superior) es también llamado “antakarana” y diversas corrientes espirituales enseñan la mejor forma de construirlo.
Desde un punto de vista iniciático, el puente-antakarana es aquel que reúne al buscador con lo buscado, al noble viajero con su Maestro Interno, por lo cual la mejor manera de construirlo es establecer una vía de comunicación segura, que nos permita atravesar el río y abrir sin problemas la Puerta del Templo. (AM 12)