La enseñanza de la Iluminación Evolutiva trata sobre el despertar profundo de la consciencia evolutivamente iluminada y su manifestación y expresión en el mundo. La consciencia iluminada, sea cual sea su nombre, es el movimiento de la consciencia más allá del ego personal o de la sensación de un yo separado narcisista.
Tradicionalmente, en la mayoría de las escuelas místicas orientales de la humanidad, el logro de una conciencia iluminada no incluía estar despierto a la evolución. De hecho, la Iluminación tradicional de Oriente significaba algo muy específico: que uno había despertado al Fundamento de todo Ser atemporal y sin forma. Los aspirantes espirituales típicos descubrieron esta dimensión profunda de la consciencia a través de la experiencia de la meditación profunda. Eso significaba dejar de lado la identificación compulsiva con los pensamientos y emociones y el apego a los mismos, y hundirse lenta pero seguramente en la no-actividad absoluta. Esto sucede cuando la mente va más despacio y dejamos de pensar compulsivamente. A través de la concentración enfocada, nos volvemos intensamente quietos y profundamente despiertos. Cuando, de esta manera, nuestra atención comienza a liberarse de la mente condicionada y del proceso del pensamiento, caemos cada vez más profundamente en un estado meditativo profundo.
Esto sucede cuando descubrimos la dimensión interior ilimitada de nuestro propio Ser, cuando la consciencia comienza a abrirse a sí misma en un grado inconmensurable y cuando descubrimos la dimensión no manifestada de la realidad.
En ese dominio misterioso, no hay tiempo, ni espacio, ni mundo, ni mente. Nada ha sucedido. A esta nada absoluta o vacuidad o vacío se le llama tradicionalmente el Fundamento del Ser.
Cuando descubrimos la naturaleza literalmente infinita, eterna y sin forma de esta dimensión, reconocemos que “Así era antes de que se creara el universo”.
Para lograr un conocimiento directo de lo que es la iluminación, es importante comprender que todo lo que existe ―el universo, el tiempo y el espacio, y toda la vida, incluidos todos y cada uno de nosotros― es una expresión manifiesta o material de lo que no existe. De la nada surgió algo. Lo no manifiesto se convirtió en lo manifiesto. Todo este universo material, que eventualmente ha dado origen a la energía y la materia, la vida y la capacidad para la conciencia autoconsciente, emergió dramáticamente del vacío. Todo lo que existe vino de esta nada absoluta. Eso significa que la nada es la fuente de todo lo que es. Esta visión mística fundamental es básicamente esto: que la esencia última de todo lo que existe es esta nada o no-cosidad (no-thing-ness). Tradicionalmente, esta es la revelación que ilumina, que libera al yo del apego al mundo, al proceso de creación y a todo lo que hay en él.
Sin embargo, la Iluminación Evolutiva se centra en la expresión manifiesta, activa o creativa de la iluminación. Es una orientación diferente para el desarrollo espiritual y un contexto completamente nuevo para entender nuestra experiencia humana. Es un abrazo radical de la manifestación en el que comienzas a ver tu propia encarnación ―quienquiera que creas que eres, incluida tu personalidad humana, tu cuerpo, tu mente y tu alma, desde lo burdo hasta lo sutil, incluidas tus revelaciones espirituales más profundas hasta tus experiencias más mundanas y todo lo demás― en un contexto evolutivo verdaderamente cósmico. Te das cuenta de que quien eres y lo que eres como un ser sensible es un producto de catorce mil millones de años de desarrollo evolutivo cósmico. Cada dimensión de quien eres y lo que eres está íntimamente relacionada y conectada con (y es una expresión de) el proceso creativo en su conjunto, que comenzó cuando algo surgió de la nada hace catorce mil millones de años.
En esta nueva comprensión, sabes que cada parte de ti tampoco está separada de ese fundamento vacío del que literalmente todo surgió cuando comenzó el tiempo. Esa dimensión no manifiesta está siempre en el centro mismo de TODA tu experiencia en cada momento, incluido este, ya seas consciente o no.
Cuando se ve desde una perspectiva evolutiva, la nada no manifiesta no es nada. Ahí no sucede nada y, sin embargo, inherente a la nada hay un misterio inasible que es profundamente convincente. Es por eso que cuando entras en un estado muy profundo de meditación, siempre es absolutamente fascinante. ¿Por qué? Porque en esa nada absoluta siempre existe el potencial creativo infinito para todo lo que emerge como el universo entero. Ese dominio no manifiesto es el reino indestructible y trascendental de infinito potencial que siempre permanece antes de que algo haya sucedido.
El dominio no manifiesto es un lugar donde todo es posible, pero donde nunca ha sucedido nada. En este vacío absoluto hay una tensión creativa positiva, experimentada como un estado profundo y poderoso de despertar suspendido. Esta tensión ininterrumpida existe en las profundidades infinitas de la consciencia precisamente porque todo es posible, pero aún no ha ocurrido. Esta es la vibración de la plenitud vacía que es tan fascinante.
Cuando hablo sobre la expresión manifiesta de la iluminación, estoy señalando muy específicamente lo que sucedió en ese preciso momento en que la nada dio ese salto inimaginable y se convirtió en todo. ¿Qué sucede cuando la nada, que es la esencia de todo lo que existe, se manifiesta? Es importante tratar de reconocer ese momento en tu propia experiencia. Lo que nos interesa aquí es ubicar en tu propia experiencia esa misma vibración, esa misma energía, esa misma inteligencia, que inició todo el proceso creativo al comienzo del tiempo y de la historia.
Esa energía e inteligencia es el impulso creativo, el impulso de llegar a ser. Tradicionalmente se llama Eros. La expresión más alta y profunda de ese impulso creativo se siente cuando un ser humano experimenta la misteriosa compulsión de volverse más consciente. Uno experimenta la vibración del impulso evolutivo cuando se convierte en el impulso espiritual, y ese impulso, que no está separado del mismo impulso que inició el proceso creativo y lo está impulsando en este momento, no tiene un interés personal. Es por eso que para realizarlo de verdad tenemos que estar dispuestos a dejar de lado la narración cada vez más oscura de nuestro yo narcisista estrechamente enfocado. La mayoría de las personas no tienen idea del enorme potencial espiritual que se encuentra sin realizar en esta dimensión de sí mismos. En la Iluminación Evolutiva llamamos a este potencial, cuando se despierta, el Yo (o Sí mismo) Auténtico.
El Yo Auténtico es esa misma vibración de potencial infinito que existe eternamente en lo no manifiesto. Así como el Ser no manifiesto está vibrando con el infinito potencial para convertirse en todo, así mismo, el Yo Auténtico dentro de ti está alimentado por el mismo sentido de potencial infinito para efectuar un cambio en el mundo manifiesto. Este impulso evolutivo ha estado activo desde el principio de los tiempos, pero ahora está comenzando a ser consciente de sí mismo en individuos que han alcanzado niveles más altos de consciencia. El dramático viaje de la Nada, a la Energía y la Materia, a la Vida, a la Consciencia y luego a la Conciencia Auto-reflexiva, es el mismo impulso que se ha convertido en la fuente creciente del despliegue universal durante catorce mil millones de años. Todo este proceso recién está comenzando a despertarse a sí mismo en la vanguardia de la consciencia humana en evolución.
En la altamente desarrollada capacidad humana única de conciencia auto-reflexiva, el proceso que se originó con el Big Bang no solo se está despertando a sí mismo, sino que está comenzando a responsabilizarse de sí mismo en niveles cada vez más altos de conocer y ser. Lo está haciendo a través de la consciencia sofisticada y el conocimiento complejo del ser humano que se halla en la vanguardia del despertar. Es por eso que comprender esto realmente es de suma importancia para todos nosotros. Cuando realmente obtienes el propósito de la Iluminación evolutiva, te das cuenta de que el exigente proceso de despertar espiritual no se trata de ti como individuo, sino de la evolución del proceso en sí. Es la comprensión humilde de que el universo depende por completo de tu participación consciente en el proceso evolutivo para que pueda avanzar.
Sabiendo esto, la profundidad de tu compromiso con la vida está determinada por la profundidad con la que puedes asumir la responsabilidad de esta verdad en la vida que estás viviendo.