5 actitudes que normalmente carecemos 5/5 (6)

 

 

 

1)   CONTEMPLAR LA MENTE OBJETIVAMENTE.

Da un paso atrás y contempla la voz de la mente objetivamente. La voz de tu mente asume todos los lados de la conversación. No importa si dice cosas agradables o mezquindades. Sea lo que sea lo que dice la voz, tú eres el que se da cuenta de ella. La voz narra el mundo, porque al hacerlo te hace sentirte más cómodo con el mundo que te rodea. Gracias a esta forma de procesar la percepción, mediante esa voz que narra el mundo, consigues controlar la experiencia de la realidad. Re-creas el mundo dentro de tu mente con tus palabras y esto da apariencia de control. Recuerda constantemente que tú no eres las palabras. Eres el que está dentro escuchando la voz.

 

 

2)   NO ENFOCARSE EN EL YO.

El acto de preocuparte constantemente por ti mismo es una forma de sufrimiento. El crecimiento interno depende por completo de que te des cuenta de que el único modo de hallar paz y contento es dejar de pensar en ti mismo. Crear pensamientos, mantener pensamientos, recordar los pensamientos, generar emociones, controlar las emociones, y disciplinar los potentes impulsos internos, todo ello implica un tremendo gasto de energía. Mientras nos esforzamos por mantener relaciones amorosas, tener éxito y manifestarnos en la vida, acarreamos sin cesar un peso interno. Este peso es el miedo a experimentar dolor, tristeza o angustia. Alivia a tu mente del trabajo de lograr que todo el mundo y todas las cosas sean tal como necesitas para sentirte mejor. Le hemos encomendado a la mente una tarea imposible de realizar.

 

 

3)   NO ALIMENTAR LA MENTE QUE “RESUELVE” LOS PROBLEMAS.

Cuando un problema te esté molestando, no te preguntes, “¿Qué debería hacer al respecto?” Pregúntate “¿Qué parte de mi se siente molesta por esto?”. Si te preguntas que debo hacer al respecto, ya has empezado a creer que hay un problema ahí fuera, que debe ser abordado. Rompe el hábito de pensar que la solución de tus problemas reside en arreglar las cosas fuera. La única solución es entrar en tu interior y soltar. Basta con que te observes a ti mismo sintiéndote en conflicto, celoso, temeroso, o enfadado. No necesitas pensar en ello o analizarlo, basta simplemente con que te des cuenta de tu estado. Dedícate a vivir la vida y a experimentar, en vez de intentar arreglar lo que está mal dentro de ti. No luches con la mente, simplemente no participes en la batalla. Simplemente no la escuches. La clave es permanecer callado, cuando escuches a tu mente neurótica, simplemente te relajas. Retira tu atención y la mente se apaciguará. Recuérdate que solo has de observar.

 

 

4)   ENFOCARSE EN EL OBSERVADOR

¿Quién es consciente de los pensamientos y quién es el que lucha con ellos? Tú eres el sujeto y los pensamientos son simplemente un objeto más del cual puedes ser consciente.

Los “Objetos” mentales internos y externos compiten por la atención. Las formas están más lejos, las emociones un poco más cerca y los pensamientos más cerca todavía. Un paso más atrás de todo ello estás tú. La conciencia es totalmente independiente de los objetos de los que se da cuenta, ya sean estos internos o externos.

 

 

5)   DARSE CUENTA DE QUE ME DOY CUENTA.

La conciencia es pura capacidad de darse cuenta. Tiene la capacidad de “enfocarse”. Puede enfocarse completamente en un único objeto hasta el punto de que deja de ser consciente de todo lo demás.

 

Si es atraído lo suficiente por algún objeto, el darse cuenta se absorbe en la contemplación del objeto. En ese momento la conciencia ya no se da cuenta de que se da cuenta del objeto. Simplemente está absorta en el objeto. El centro de conciencia deja de darse cuenta de sí mismo para extraviarse en los objetos. A menos que estés plenamente asentado en la conciencia del testigo, te resultará imposible estar presente en tu experiencia siendo consciente de que eres tú quien está contemplando todo esto.

La diferencia entre ser consciente y centrado y no serlo, es el enfoque de la conciencia. No se diferencia la conciencia, sino el enfoque de la conciencia.

Cuando la conciencia se enfoca sobre sí misma, lo que sucede es que en lugar de darse meramente cuenta de sus pensamientos, se da cuenta de los pensamientos y además, se da cuenta de que se da cuenta de los pensamientos.

Instalado en el centro de conciencia, empiezas a tener experiencias profundas e intuitivas de la naturaleza de Ti mismo.

Michael Singer

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