6 Etapas que apuntan a la VACUIDAD 5/5 (1)

(1)

Ignorancia

(no saber Lo Que uno es)

Las características de esta etapa son que uno cree que el mundo es real por sí mismo, que uno es un cuerpo que es una parte del mundo, y que la consciencia de uno depende del cuerpo. Las actividades que normalmente acompañan a esta etapa son la persecución del placer, ycuando esto decepciona, la persecución de posesiones y poder, y cuando esto decepciona, lapersecución de reputación y fama.

 

 

(2)

Comprender

(saber Lo Que uno es)

Una etapa decisiva en la vida de uno es cuando uno se vuelve desde el mundo que le rodeahacia su Centro, y pregunta Qué hay aquí. Más o menos gradualmente uno llega a comprenderque uno no es el cuerpo sino Consciencia o el Sí mismo, que uno no es una cosa entre cosas sino esa única No-Cosa que es la Fuente, el Terreno y el Contenedor de todas las cosas. Uno llega a saber, y finalmente a creer sin la más mínima duda, que lo Real no es lo que es experimentado,sino el Experimentador, el Uno que no está en el mundo, sino en Quien el mundo está.El trabajo intelectual profundo es característico de esta etapa. Toma la forma de discriminación siempre renovada entre el objeto o no-Sí mismo ahí, y el Sujeto o Sí mismo aquí, con el resultado de que uno deviene progresivamente desapegado del mundo e identificado con laRealidad de la cual depende. También es propio de esta etapa hablar y leer sobre temas espirituales, y la práctica de la meditación sistemática. Todo esto lleva al crecimiento del propio deseo de Auto-Realización experimentada directamente.

 

(3)

Ver

(ver Lo Que uno es)

Aunque es una preparación útil, ninguna cantidad de comprensión del Sí mismo resultará nunca en ver el Sí mismo. Y por una buenísima razón: ver el Sí mismo es completamente incompatible con pensar en el Sí mismo, y es una experiencia mucho más simple y más directa. En lugar de saber que justamente aquí, en el Lugar que uno ocupa, hay esta brillante Claridad sin el menor rastro de cuerpo-mente, uno ve efectivamente esta Claridad, y la ve más aguda y convincentemente de lo que ve ninguna otra cosa. El Sí mismo aquí se ve a sí mismo perfectamente lúcido, transparente, evidente. De hecho, los meros objetos de afuera, por comparación, apenas se ven en absoluto: solo se perciben aspectos muy limitados de ellos, remotamente y uno cada vez, y en el hueco espacio-temporal entre observador y observado es seguroque se deslizarán todo tipo de errores. No así verse a Sí mismo, donde Veedor y ver y visto son uno y lo mismo, coincidentes, no separados por ningún intervalo de tiempo o espacio, con el resultado de que no hay ninguna posibilidad de error. Además, debido a que este verse a Símismo es ver lo que no tiene partes ni aspectos o historia, es siempre un ver total y perfecto: uno no puede verlo a medias, ni tampoco puede uno ver solo su mitad. Ver el Sí mismo es verlo entero —mientras dura el ver—. Este verse a Sí mismo es verdadera Liberación, el paso decisivo. O más bien, es un saltorepentino, no premeditado en la obscuridad: no el resultado de la intención ni del trabajo ni del mérito, sino el don libre de una Gracia que no puede ser forzada. Sin embargo, este primer ver es, como regla general, un vislumbre repentino que no desemboca de inmediato en un estado permanente. Se borra inmediatamente si no se lo atiende, y necesita renovación constante. En un sentido, por lo tanto, esta tercera etapa es solo el comienzo de la verdadera vida espiritual.

 

(4)

Iluminación

(Ver permanentemente Lo Que uno es)

Verse a Sí mismo necesita ser practicado y estabilizado, hasta que se hace continuo. En realidad «practicado», no responde al hecho: «gozado» se acerca más al punto, debido a que ver es muy fácil, natural y agradable. No obstante, puede ser descuidado, y es indispensable una dedicación total. Normalmente, se requerirán años de ver más o menos deliberado antes de que ver devenga completamente automático, en todas las circunstancias de la vida diaria. Finalmente, no habrá ninguna ocasión que sea desfavorable a verse a Sí mismo.

 

(5)

Auto-realización

(ser Quien uno es)

Lo mismo que no hay ningún puente entre comprender el Sí mismo y ver el Sí mismo, así tampoco hay ningún puente entre ver el Sí mismo y ser el Sí mismo: la transición es un salto repentino, propulsado por la Gracia. Ninguna cantidad de ver claramente Lo Que uno es —a saber, esta Vacuidad de cuerpo-mente— conducirá automáticamente a la experiencia de primera mano de ser Quien uno es —a saber, el Uno, la Única Realidad, el Solo—. Ciertamente todo progreso en la estabilización de verse a Sí mismo hará más probable la realización de Símismo. Pero son órdenes de experiencia distintos e independientes, y es perfectamente posible avanzar en un único salto desde el ver inicial de Lo que uno es a ser Quien uno es, sin ninguna práctica del primero. Este cambio radical de consciencia, de identidad, sobreviene derepente, cuando quiere. La característica de esta etapa es que, en lugar de meramente pensar sobre, y ver el Uno, uno se siente efectivamente como el Uno. Uno responde a este Nombre, como antes respondíaa un nombre humano. Uno experimenta directamente lo que es ser el Todo y la Fuente de todo. Pero una vez más, esta realización no es, normalmente, constante, sino una serie de realizaciones, de destellos de la Identidad Suprema separados por periodos de Auto-olvido.

 

(6)

Auto-realización Plena

(ser permanentemente Quien uno es)

Nuevamente, no es ciertamente la práctica como una tarea o como un deber, sino como un gozo siempre renovado, la que lleva al establecimiento permanente de la Identidad Suprema.Y probablemente, mucho antes de que la Identidad se goce ininterrumpidamente, se verá que incluye, además de ver Lo Que uno es, y ser Quien uno es, realizar Que uno es. En otraspalabras, aunque la experiencia de esta sexta etapa es en último recurso perfectamente simplee indivisible, no obstante debe incluir de alguna manera una perplejidad total —perplejidad ante el hecho «imposible» de que uno se ha encontrado, de que algo existe, de que el Sí mismo es efectivamente—. Aquí, uno dice «¡Yo soy!» y eso es suficiente. No Cómo soy yo o Qué soy yo, sino Que yo soy: no lo que parezco, o contengo, o hago, sino el hecho simple y pasmoso de que SOLO YO SOY —esta increíble proeza de haber-Me alzado, sin ayuda ni razón ni causa, del caos de la no existencia y la nulidad, a SER—. Solo esto es verdadero conocimiento espiritual —el conocimiento del Misterio incognoscible, que es la propia maravilla del Sí mismo en Sí misma—.

 

 

* * *

Este esquema está sujeto a variación en los casos individuales. Por ejemplo, Comprender (2ª etapa) puede venir después de Ver (3ª etapa), y la Iluminación (4ª etapa) puede venir despuésde la Auto-realización (5ª etapa). Además, algunas de las etapas pueden superponerse, aunque no pueden evitarse. Y, por supuesto, los títulos escogidos para las seis etapas son más bien arbitrarios y no cuadrarán a todo el mundo. De hecho, una vez establecido un tal esquema,es fácil (y, finalmente, necesario) demolerlo parcialmente. Sin embargo, antes de hacer eso, veamos hasta qué punto puede aclarar incomprensiones sobre la naturaleza de la Autorealizacióny cómo puede llegarse a ella.

El hecho de que algunas almas especialmente dotadas sean capaces de combinar dos o másde estas seis etapas, abreviando así nuestra tabla, no invalida su sentido. Para la mayoría denosotros, es esencial ordenar nuestras confusas ideas sobre la Auto-realización, y dejar de confundir (por ejemplo) el mero comprender de la 2ª Etapa con el ver de la 3ª Etapa, o el ver de la 3ª Etapa con el ser de la 5ª Etapa; de otro modo, probablemente nos quedaremos satisfechos con una realización parcial, o (en el caso de la 2ª Etapa) con ninguna realización en absoluto,sino solo con un entendimiento intelectual de la verdad. Además, a menos que reconozcamos la diferencia entre las etapas de progreso gradual, donde la práctica sistemática es apropiada (por no decir esencial), y las etapas de apertura repentina, donde la práctica es insignificante y solo cuenta la Gracia, corremos el peligro de dirigir mal nuestras energías. La única manera de ver el Sí mismo es estar suficientemente interesado en mirar, de una vez por todas, al Lugar que uno ocupa. Y la única manera de ser el Sí mismo es someterse, de una vez por todas, a la experiencia de la Soledad. Estos dos saltos esenciales en la vida espiritual no pueden ser forzados ni trabajados ni ocurrir lentamente. Son dones misteriosos e impredecibles. Por otra parte, son eminentemente dignos de saber sobre ellos, debido a que es más probable que se otorguen a aquellos que tienen noticias de ellos, y que los desean fervientemente. La Gracia no da dones a la fuerza, pero se ha sabido que responde a una invitación apremiante y profunda.

 

Douglas E. Harding

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