Hay textos que tienen las palabras tan afiladas que son capaces de cortar las mas pétreas y arraigadas creencias. El concepto tan cacareado de “El tiempo no existe”, “Todos somos Uno”, “Ser aquí y ahora” tomas en los siguientes textos una dimensión que da vértigo. Lee despacio y ponte a duda tu existencia, como solo la No dualidad sabe.
Esta creencia en la existencia de individuos separados, incluyendo al individuo que uno llama «sí mismo», forma parte de la gran ilusión del espacio-tiempo. Todo lo que hay es Conciencia, Presencia, Noúmeno. Lo que se percibe como manifestación, es decir, los fenómenos y la totalidad del espacio-tiempo, es solo una apariencia en la Conciencia, y solo eso.
No es excesivamente difícil llegar a comprender intelectualmente la naturaleza ilusoria del individuo y de la separación, de modo que no es inusual que los buscadores alcancen algún grado de entendimiento de ello tras haber investigado un poco. Tanto la idea de individuación como la de separación son ambas consecuencia del concepto de espacio: es en el espacio donde las cosas, incluyendo los individuos, aparecen como distintas y separadas unas de otras. Sin embargo, es posible arañar intelectualmente la comprensión de que eso es una ilusión (el que uno alcance a incluirse a «sí mismo» en la ilusión es ya otra cuestión). A fin de cuentas, la idea central de que «todo es Uno» está presente en casi codas las religiones y tradiciones espirituales del mundo, y cualquier buscador se habrá visto expuesto a ella en un momento u otro.
Como ya he dicho, la idea de que «somos Uno» se contradice a sí misma y está nublada por el pensamiento confuso. Pero de nuevo, el principio básico puede ser sin embargo entendido: la percepción de fronteras, que es lo que da lugar a que aparezcan como separadas en el espacio distintas entidades individuales, es una ilusión. Lo único real es la Unidad. Cuando se habla de esto ante un grupo de buscadores, suele haber un movimiento general de cabezas asintiendo.
Pero claro, esto tiene su propio dilema: a pesar de que este principio de la «Unidad espacial», es decir, de la naturaleza ilusoria de la separación de las cosas en el espacio, resulta lo bastane familiar dentro de algunos círculos como para parecer una perogrullada, es obvio que no se comprende total y plenamente. Si se comprendiera de veras desaparecerían por completo las preguntas, el sufrimiento y la búsqueda.
Cuando la conversación se traslada al concepto de la naturaleza ilusoria del tiempo y se comienza a hablar de la «Unidad temporal», no hay ya canta familiaridad y es mucho más difícil alcanzar incluso una mera comprensión intelectual. Es fácil repetir frases como «el tiempo no existe» o «no hay pasado ni futuro, solo ahora», pero es raro que se comprenda lo que significan, ni siquiera un poco. Las librerías están llenas de libros que proponen la validez de «vivir en el ahora». Hay un autor muy popular que insiste en que no hay ni pasado ni futuro, sino solo el ahora, el momento presente. Esto suele entenderse como si siempre hubiera solamente un «ahora, y ahora, y ahora», como si a cada momento presente le sucediera un momento presente siguiente. Una vez más, eso es pensamiento confuso. Lo único que se ha hecho ha sido rebautizar «ahora, ahora, ahora» a lo que en el fondo sigue siendo «pasado, presente y futuro», provocando así más confusión. En esa concepción sigue perviviendo la idea secuencial del tiempo, según la cual un momento presente sucede a otro.
Con el fin de aproximarse al entendimiento de la «Unidad temporal», tal vez sea útil emplear como referencia el modelo de «Unidad espacial» (que evidencia que el «espacio» es una ilusión, aunque solo sea a nivel intelectual) para exponer de modo similar la naturaleza ilusoria del «tiempo». Los conceptos de ambos modelos son paralelos.
La idea de que hay momentos discretos separados en el tiempo es semejante a la creencia de que hay individuos discretos separados en el espacio. Al igual que se ve que las entidades separadas en el espacio no existen como tales entidades separadas, sino que son más bien simples apariencias en la Conciencia, o que son la forma mediante la cual se manifiesta la Presencia, así también puede verse que los momentos separados en el tiempo no existen como tales momentos, es decir, como momentos secuenciales, sino que son más bien simples apariencias en la Conciencia, o la forma mediante la cual se manifiesta el Presente. No hay entidades separadas, solo lo que podemos denominar Esto. No hay momentos separados, solo lo que puede denominarse Ahora. No hay entidades separadas relacionándose unas con otras, sino Una Presencia única que es Todo. No hay momentos individuales prosiguiéndose unos a otros, solo hay Un Presente que es Eterno.
Pongámoslo de otro modo: Exactamente igual que solo hay una Presencia Presente, así también solo hay un Presente Presencial.
No estoy seguro de que pueda captarse esto mentalmente. Cuando sucede la Comprensión-Iluminación, el enigma del tiempo se repliega finalmente sobre sí mismo, y entonces resplandece con cegadora sencillez y obviedad la clara comprensión de que no hay tiempo, de cómo es que no hay tiempo, de cómo el tiempo no es, exactamente igual que ocurre con el espacio: al igual que solo hay Una Presencia, así también solo hay Un Presente.
Y sin embargo, incluso este método de explicar la «Unidad temporal» mediante la comparación con la «Unidad espacial» es falso. Porque estos dos no son distintos, no son dos.
Desde luego que no. Son un único punto Infinito/Eterno. Una Infinita Presencia es Un Eterno Presente. La Presencia no es algo que esté presente. En realidad, no hay «Esto» y «Ahora». Ambos son lo mismo, son la tal-idad, la es-idad de Esto-Ahora.
En esencia, la ilusión del tiempo es exactamente lo mismo que la ilusión del espacio, que es exactamente lo mismo que la ilusión del yo individual. Cada una de estas tres ilusiones es parte de las otras dos, cada una de ellas depende de las demás, y las tres se apoyan entre sí para conformar el samsara, la manifestación objetiva originada a través del mecanismo de la percepción. Esta es la razón de que pueda utilizarse la ilusión del yo individual, o incluso simplemente la ilusión del yo como «actor» individual de cualquier acción, como punto focal de la Comprensión. Pues cuando esta ilusión se disuelve, las ilusiones del espacio y del tiempo desaparecen con ella.
Ramana Maharshi habló acerca de esta conexión:
Lo eterno no es reconocido como tal debido a la ignorancia. La ignorancia es la causa de la obstrucción. Libérese de ella y estará todo resuelto. Esta ignorancia es idéntica al pensamiento «yo». Busque su fuente y se desvanecerá.
Wei Wu Wei expresó la misma idea en su obra Escritos póstumos:
La ignorancia de la eternidad se debe al concepto que tenemos del «tiempo». El «concepto-yo» y el «concepto-tiempo» son indisociables; ninguno de ellos puede existir de manera independiente al otro. Ambos constituyen los dos aspectos de lo que concebimos erróneamente como realidad objetiva.
De este modo retornamos a la idea central, consistente en aclarar por completo el tema sujeto/objeto. La creencia en el yo individual supone identificar como sujeto al susodicho yo, el cual, mediante sus percepciones, objetiva al resto del universo fenoménico del espacio y el tiempo. Cuando se cae en la cuenta de que esta usurpación del rol de la subjetividad es falsa, que el denominado individuo no existe como sujeto perceptor sino meramente como un objeto más de los que aparecen en la fenomenalidad del espacio y el tiempo, entonces se ve que la naturaleza de todos esos objetos, y también del espacio y el tiempo, es ilusoria, es un sueño. Cuando sucede el darse cuenta de que «no hay nadie en casa»…
… la liberación que acompaña a tal realización no libera solamente de un «quién», sino también de un «dónde» y un «cuándo». El presunto «sujeto» fenoménico» ha dejado de creer en lo imposible y sabe, por fin, lo que él siempre ha sido, y lo que el universo fenoménico siempre ha sido, y sabe que no hay quién, ni dónde ni cuándo. WEI WU WEI
Entonces uno contempla de manera un tanto diferente el eslogan Nueva Era popularizado por Ram Das «Ser aquí ahora». Al nivel de lo que se pretendía con él, funciona bastante bien como un recordatorio para mantenerse atento, incluso a pesar de que rehúye el quid de la cuestión: «¿Quién ha de ser aquí ahora?». Pero desde la Comprensión se ve que esas tres palabras son redundantes; todo lo que hay es ser, solo hay aquí y no hay otra cosa que ahora. ¿Qué otra cosa podría yo ser que aquí, ahora? Aun cuando se extravíe uno en algún recuerdo del pasado, ese «pasado» existe solamente como este recuerdo o pensamiento que está sucediendo ahora, aquí.
Aun cuando haya preocupaciones acerca del futuro o ensoñaciones diurnas en un organismo cuerpo/mente, esas preocupaciones o ensoñaciones están sucediendo en ese organismo aquí, ahora. Jamás puede existir otra cosa que ser, aquí, ahora. Solo existe el aquí, y el aquí es todo, es ilimitado, es indivisible. Solo hay el ahora, y es eterno, ilimitado, indivisible. Así que relájate. No hace falta ningún esfuerzo para ser aquí ahora. No puedes evitarlo. Disfruta.
Perfecta y brillante quietud…David Carse