Es ABSURDO hacer JUICIOS a LOS DEMÁS, yo y el otro somo lo mismo 5/5 (1)

En una ocasión en los Satsang con Nisargadatta.

Sea cual sea el tema que se discuta en una sesión, Maharaj parece procurar que el análisis siga la línea de argumentación correcta. Y siempre que alguien plantea una pregunta que no viene al caso, Maharaj la desecha de manera firme pero amable y lleva la discusión al tema original. En ocasiones, sin embargo, ha tenido que dejar la habitación por un momento a causa de algún recado, y durante uno de estos breves intervalos, alguien comenzó en cierta ocasión a hablar sobre un político cuya aparición en la prensa de esa mañana había sido muy destacada.

Dijo conocer personalmente a este individuo y que era vanidoso en sumo grado. Alguien más contradijo de inmediato al que así hablaba, diciendo que el hombre en cuestión era un perfecto caballero y que era calumnioso hablar mal de él. Otro argumento, que mediaba entre los anteriores, estaba a punto de ser expuesto cuando regresó Maharaj, y todos guardaron silencio.

Con todo, Maharaj se dio cuenta del silencio repentino que se había hecho y preguntó qué estaba pasando. Cuando se le refirieron las opiniones contradictorias, se mostró muy divertido.

 

Se sentó en silencio durante unos cuantos minutos y dio comienzo entonces a su plática. “¿Por qué esta discrepancia de opiniones?”, preguntó. Porque la opinión se formó a partir de un punto de vista individual y no con base en una percepción integral.

Ambas imágenes de una misma persona surgieron de la imaginación de los participantes, y no son más que sus propias creaciones mentales, las cuales nada tienen que ver con el objeto, es decir, con la persona de la que se supone son imágenes. La creación de imágenes de este tipo, dijo entonces Maharaj, es producto del funcionamiento de una discriminación dualista, el “yo” y el “otro”.

Esto es de hecho lo que puede denominarse el pecado original, esta dualidad “yo” y el “otro” es esclavitud. Y si en verdad existe una liberación (en esencia no hay ningún individuo que esté esclavizado), ésta no puede ser sino la liberación del concepto de “yo” y del concepto de “otro”.

Es necesario, dijo Maharaj, dejar de hacer juicios conceptuales apresurados con respecto a las cosas consideradas como objetos y volver nuestra atención hacia la fuente subjetiva. Y nos pidió que “revirtiéramos” nuestra atención volviendo al estado de la infancia y reflexionando en lo que éramos antes de que naciera este complejo cuerpo-mente, para así dejar de conceptualizar todo el tiempo sobre otros y de enredarnos en simples imágenes mentales. Al llegar a este punto, un visitante dijo: “Sí, Maharaj, puedo ver con claridad lo que quieres decir. Pero, ¿cómo puede uno escapar de esta conceptualización continua que parece ser la trama misma de nuestra vida conciente?” Maharaj fijó su mirada en el consultante y, antes de que fuese terminada la traducción al marati de su pregunta, Maharaj comentó: “¡Tonterías! No puedes haber comprendido lo que dije; si lo hubieras entendido, no habrías hecho esta pregunta”.

Y pasó entonces a explicar el proceso de objetivación. “Siempre que tus sentidos perciben algo y tu mente lo interpreta, se trata de una apariencia en la conciencia, la cual se manifiesta en el tiempo y el espacio y se objetiva en un mundo que el objeto cognoscente (es decir, tú) considera como algo independiente de sí mismo.

Y es aquí donde radica todo el error: en este proceso la percepción no es total; es necesario ver de manera total, mirar no con la mente individual, que es una mente dividida, sino ver desde dentro, mirar a partir del origen; ver, no a partir de la manifestación en tanto fenómeno, sino desde la fuente misma de toda visión.

Entonces, y sólo entonces, puede haber una percepción total y una visión y aprehensión correctas. Maharaj concluyó diciendo que lo que había expuesto era de vital importancia y era necesario reflexionar y meditar al respecto (Mañana), no sólo discutir sobre ello.

“El buscador es lo buscado”: Ramesh Balsekar

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