Esclavo del ESPACIO-TIEMPO 5/5 (3)

Visitante: Recuerdo haber leído en alguna parte que la combinación de espacio y tiempo es la causa de nuestra esclavitud. Desde entonces, me pregunto cómo pueden el espacio y el tiempo hacernos esclavos. Maharaj: Aclaremos de qué estamos hablando. ¿Qué quieres decir con “esclavitud”?, ¿esclavitud para quién? Si te sientes satisfecho con este mundo que consideras real y con la forma en que has sido tratado, ¿en qué radica para ti la esclavitud?

Debo reconocer que a mí el mundo me parece bastante real, pero no es cierto que me sienta satisfecho con el papel que tengo en él. Estoy profundamente convencido de que la vida debe consistir en mucho más que sólo pasarla, como la mayoría de nosotros hace, sin ningún objetivo específico, tan sólo de manera rutinaria. Desde este punto de vista, creo que la vida misma es esclavitud.

¿Exactamente qué imagen tienes de ti mismo cuando empleas la palabra “yo”? Cuando eras pequeño te considerabas sólo un niño y el solo hecho de jugar te hacía feliz. Con el tiempo, te convertirías en un joven, con fuerza suficiente en los brazos para arrear una pareja de elefantes, y la idea de que podías enfrentarte a cualquier cosa o persona de este mundo. Ahora te encuentras en la mitad de tu vida, un poco más maduro pero disfrutando, con todo, de la vida y sus placeres; y crees que eres un hombre feliz y con éxito, bendecido con una hermosa familia. En este momento tienes una imagen de ti mismo bastante distinta de la que tuviste en tiempos pasados. Imagínate de aquí a diez años, y aún más lejos, veinte años después.

La imagen que tendrás de ti mismo será distinta de todas las anteriores. ¿Cuál de estas imágenes es el “tú” real? ¿Alguna vez lo has pensado? ¿Hay alguna identidad particular que puedas llamar la tuya propia y que haya permanecido contigo desde el principio, siempre presente y sin sufrir cambios?

Ahora que lo mencionas, reconozco que al usar la palabra “yo” no tengo ninguna idea particular sobre mí mismo y estoy de acuerdo en que todas las ideas que he tenido sobre mí han cambiado con los años.

Pues bien, hay algo que ha permanecido inmutable todos estos años, en tanto todo lo demás ha ido cambiando. Y es el sentido constante de presencia, el sentido de que existes. Este sentido o sensación de “yo soy”, no ha cambiado nunca.

Esa es tu imagen constante. Tú estás sentado frente a mí. Lo sabes con certeza, sin necesidad de confirmación por parte de alguien más. Sabes, de igual modo, que eres, que existes. Ahora dime, ¿en ausencia de qué te sería imposible sentir tu existencia?

Si estuviera dormido o inconciente no sabría que existo.

Precisamente. Vayamos ahora más allá. En la mañana, en el momento mismo en que despiertas y entra en acción tu conciencia, ¿no sientes tu presencia conciente, tu existencia, el “yo soy”, como presencia sin más y no como la de una persona individual?

Sí, así es. Yo diría que mi personalidad individual aparece en cuanto miro mi cuerpo y los objetos que me rodean.

Cuando dices que ves un objeto, lo que en realidad sucede es que tus sentidos reaccionan a un estímulo cuyo origen es externo con respecto al aparato corporal. Y lo que tus sentidos han percibido y tu mente ha interpretado no es más que algo que aparece en tu conciencia. Esta apariencia presente en la conciencia se interpreta como un suceso que se manifiesta en el espacio y el tiempo. Toda manifestación depende de la combinación de dos medios estrechamente ligados a los que se denomina espacio y tiempo. En otras palabras, en ausencia de la combinación espacio-tiempo no podría surgir en la conciencia ninguna manifestación. ¿Me sigues?

Sí, entiendo lo que dices. Pero, ¿dónde entro yo como individuo en este proceso?

Precisamente ahí reside la dificultad. Toda “existencia” es un proceso continuo de objetivación. Sólo existimos como uno de tantos objetos y, como tales, sólo en la conciencia que nos conoce. Cuando cesa la objetivación, como sucede en el sueño profundo, desaparece el universo objetivo.

Siempre que uno se concibe como una entidad aparte, como persona, no puede percibir el paisaje total de la realidad impersonal. Y la idea de una personalidad independiente se debe a la ilusión del espacio y el tiempo, los cuales no tienen existencia por sí mismos, pues sólo son instrumentos, simples medios para hacer cognoscible la manifestación.

En la conciencia sólo puede reflejarse un pensamiento, sentimiento o percepción en cada momento, pero los pensamientos, sentimientos y percepciones se presentan uno tras otro, creando la ilusión de durabilidad. La personalidad aparece entonces como resultado simplemente de la memoria, al identificar el presente con el pasado y proyectarlo al futuro.

Piénsate efímero, sin pasado ni futuro, ¿dónde se halla entonces la personalidad? Inténtalo e indaga tú mismo. En la memoria y en la anticipación, que pertenecen una al pasado y la otra al futuro, hay una clara sensación de que existe un estado mental al cual se observa, mientras que en el ahora la sensación es básicamente la de tener conciencia y estar presente aquí y en este momento.

Creo entender. Debo sentarme en calma y tratar de captar esta forma completamente nueva de pensar.

¿Entiendes ahora en qué sentido el espacio y el tiempo, cuya disposición en la conciencia hace perceptible la manifestación, son culpables? Lo único que puedes decir con verdad es: “Yo soy” (queriendo decir con ello que lo que es, es). En el momento en que hay un pensamiento sobre “mí” como personalidad independiente, aparece lo que se denomina “esclavitud”. Comprender esto es el fin de toda búsqueda.

 

Cuando te das cuenta de que todo lo que crees ser sólo se funda en la memoria y la anticipación, termina tu búsqueda y te mantienes alejado, con conciencia cabal de la falsedad de lo falso.

Ramesh Balsekar: Libro “El buscador es lo buscado”

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