LA REALIDAD Y LAS REALIDADES
Prácticamente, todas las tradiciones Espirituales están de acuerdo en afirmar la existencia de un estado sublime, el cual se conoce como Iluminación.
Este estado acontece como resultado de un establecimiento en la Realidad.
Puesto que existe mucha confusión en relación con el término Realidad, iniciaré con el intento de aclararlo.
En general, se considera que la Realidad es lo que vemos; el mundo externo lleno de objetos y seres vivos. Ciertamente, nadie puede negar que lo que nos presentan nuestros sentidos es una realidad, pero para que se convierta en la Realidad, no debería existir entre ella y nosotros ningún intermediario. Lo que percibimos es la resultante final de un proceso muy complejo, en el cual memorias condicionamientos e interpretaciones intervienen en su creación.
El mundo en sí, tal cual es, es filtrado como si hubiese una pantalla que lo coloreara y matizara. Esa pantalla se encuentra en nuestro interior y es invisible para nosotros, y por ello no somos conscientes de la forma en la que actúa. El solo hecho de percibir un mundo externo a nosotros es producto de una distorsión dada por la existencia de esa pantalla de la percepción y de sus filtros.
Iniciamos nuestra existencia siendo, sin reconocernos ni como separados ni como unidos, con un entorno que aparece tan amorfo como nuestro propio cuerpo. A través de un proceso arduo de experimentación, reconocemos que existen diferencias enormes en las sensaciones que nos brinda nuestro cuerpo (al morderlo, chuparlo, dañarlo, etc.) con respecto a las sensaciones que se producen al tocar otros cuerpos o los objetos. Poco a poco, adquirimos una identidad corporal que se solidifica y estructura en la conciencia como un objeto aparte e independiente del resto de los objetos.
Nuestro cuerpo, en su totalidad, guarda impresiones y las memoriza en su superficie y en su interior. Eventos placenteros se registran y cuando se evocan causan reacciones aproximativas y de apego; experiencias dolorosas son grabadas y provocan reacciones de rechazo. Dependiendo de la cantidad de unas y de otras, de su intensidad y cualidad, el yo y los objetos del mundo son matizados con las mismas cualidades que las resguardadas en la memoria. El mundo sigue siendo el mismo, pero su percepción dependerá de la viveza y reactividad de las memorias que resguarda nuestro cuerpo y así será visto. Por este mecanismo surgen las realidades, las que se confunden con la Realidad. Esta última, para ser percibida, necesitaría serlo sin intermediarios, sin memorias ni condicionamientos.
Después de la adquisición de la identidad corporal surgen otras identidades, cada una de ellas resultado de la solidificación de un conjunto de eventos relacionados. De hecho, un nivel de identidad propio aparece como resultado de un proceso muy similar al que estimula la percepción de un objeto sólido. Ambos resultan de la identificación de un patrón y de la activación de un Neuroalgoritmo cerebral.
Este último representa la estructura derivada del conjunto de eventos relacionados. El objeto es en verdad un proceso, pero es percibido como objeto sólido como resultado de su algoritmización. La solidificación y la percepción de separatividad e independencia son las percepciones del algoritmo interno y no del objeto externo. Este último es un paquete de movimientos atómicos y moleculares interrelacionados entre sí y con todos los campos energéticos existentes en el espacio. La identidad, en cualquiera de sus niveles, también es un proceso de eventos interrelacionados que se solidifican a la percepcion interna y adquieren separatividad e independencia.
Los niveles subsecuentes de identidad, a partir de la corporal, resultan de un esquema de internalización de normas, valores, prohibiciones y encuadres sociales.
Ciertas respuestas espontáneas de un niño son premiadas y otras castigadas. El punto de vista de los padres (su propia referencia de identidad) es legada al infante y, poco a poco, determina en él una similar identidad a la que se considera adecuada. Dependerá del desarrollo de sus mentores, de la conciencia de sus padres y familiares, la expansión de la identidad del niño.
No tengo espacio suficiente como para explicar con detalle los posibles niveles de identidad que se pueden internalizar, pero baste decir que en todos ellos existe una frontera de separación entre lo que se cree ser y lo que pertenece al no ser. La superficie de separación entre estas dos creencias es la frontera de la identidad personal.
La Realidad del sí mismo se confunde con la realidad de lo que se cree ser, de la misma forma en la que la Realidad del mundo se confunde con la realidad de la percepción del mismo. Lo cierto es que existe una Realidad en la que no existe separación entre lo que se es el mundo.
La experiencia de esta Realidad es la Iluminación.
La estructura de la Realidad y su experiencia
Un buen modelo de la Realidad y su estructura se deriva del análisis acerca de la organización del espacio. En el espacio, cada uno de sus puntos concentra información acerca de la totalidad. Todo lo que sucede en el Universo se refleja en cambios que acontecen en cualquiera y todas sus porciones. La organización de la información en el espacio es holográfica, no sólo por la razón anterior, sino por el hecho de que todo en él está interconectado y nada en él es independiente. Al contrario, una estructura de mutua interdependencia, no separatividad e interconexión mutua, forma la trama espacial en la cual se inscriben todos los conocimientos. Lo que está sucediendo en este lugar, repercute y afecta en todas las zonas del Espacio, y lo que acontece en todos los puntos del Universo está representado aquí. Nuestro cerebro registra todos estos cambios, por sutiles que sean, pero nuestra conciencia sólo detecta aquellos que sobresalen por encima del ruido del sistema. A su vez, el ruido del sistema está determinado por las memorias no elaboradas que existen en el cuerpo, por los filtros de la Realidad y sus pantallas de intermediación. Si este ruido disminuyera, seríamos conscientes de lo que sucede en todo el Universo, porque naturalmente lo registramos.
La estructura de la Realidad es enteramente similar a la estructura del Espacio.
Cada nivel de la identidad yoica, contiene la semilla de la Realidad. A partir de la sensación indefinible de ser en el neonato, la experiencia asociada con la identidad corporal en el niño y todos los niveles de identidad subsecuentes, la Realidad está presente, pero limitada por alguna estructura solidificada. En otras palabras, lo que siento ser como mi yo contiene la experiencia de la Realidad y ésta se encuentra en toda la escala de mi desarrollo hasta la misma Iluminación. La diferencia es que, en esta última, mi identidad es la misma Realidad sin filtros ni separaciones, mientras que antes, la misma Realidad era experimentada como un yo, pero en forma limitada y distorsionada.
El sabor de la Iluminación
Puesto que la Realidad es holográfica, su sabor se encuentra en cada uno de los estratos del yo.
El yo “desde el cual” observamos el mundo es el mismo yo “desde el cual” el mundo se observa a sí mismo.
Experimentar el hecho de que la imagen se ve a si misma, y el sonido se oye a si mismo es situarse en la Realidad de la Iluminación y allí el sabor de ésta es pleno completo.
En todas las demás identidades, la experiencia del yo también contiene el sabor de la Iluminación, pero en un grado menor y con una cognición equivocada. El entendimiento de que no existe Observador independiente de lo observado y que hay algo más allá de cualquier dicotomía, únicamente se logra cuando todas las solidificaciones de todas las identidades se han logrado desechar. Esto, a su vez, acontece como resultado de la limpieza y elaboración de la memoria y la consiguiente percepción de nada como objeto independiente y con existencia absoluta.
En la Realidad nada existe excepto ella, porque la solidez de todo ha desaparecido Esta desaparición se produce cuando se percibe con claridad que la solidificación fue sólo un mecanismo adaptativo y necesario para evitar ser internado en un Hospital Psiquiátrico Occidental.
La identidad sin solidificación es la identidad de un yo sin separaciones.
La Materia y la Conciencia
Uno de los legados cognoscitivos más difíciles de desechar es el que afirma la existencia de la materia. La estructura básica del Espacio se considera como inanimada, aunque se le asigna la capacidad de crear todas las formas posibles.
Estas últimas, como distorsiones de una estructura inanimada, también se catalogan como inanimadas. Muy lejos de nuestras concepciones está la idea primaria que afirma que aun la estructura misma del Espacio es Conciencia. Si asumiéramos esta consideración, tendríamos que aceptar que todo lo que existe son diferentes niveles de complejidad de la misma Conciencia. Desde este punto de vista, la existencia humana y la de una partícula elemental comparten el mismo sustrato. También desde este punto de vista, una afirmación tan temeraria como “la imagen se ve a sí misma” adquiere pleno sentido. Si esto es así, salen sobrando los puntos focales de identidad y la sensación de poseer independencia yoica no es más que una ilusión derivada del proceso de solidificación. Según éste, “yo” soy el que percibo una realidad separada de mí y si “yo” dejara de existir, la realidad percibida también dejaría la existencia.
Lo cierto es que “yo” nunca puedo dejar de existir, simplemente porque nunca he existido y nunca existiré. La ilusión de existencia separada cae hecha pedazos en la Realidad de la Iluminación, porque allí se comprende que nunca hubo nacimiento y nunca habrá muerte.
Oigamos ahora lo que los Iluminados de las diferentes tradiciones han dicho acerca de su experiencia de la Realidad. En la Iluminación, la individualidad no se pierde, sino que se expande y cada ser Realizado enriquece a la Realidad.
Al mismo tiempo, de la lectura de lo que sigue, será más que obvio que la experiencia de la Realidad es una y no difiere de tradicion en tradicion.
La experiencia de la Iluminación en diferentes tradiciones espirituales
Budismo Zen
El Zen, tal y como lo conocemos en la actualidad, se originó en China, cuando Bodhidharma, el 280. Patriarca a partir del Buda de nuestra Era, introdujo el Budismo en China desde la India.
En la India no existió el Zen porque el espíritu Hindú, a diferencia del Chino, es demasiado metafísico y alejado de la vida práctica. Sin embargo, se considera que el Zen apareció una tarde Hindú en la que Buda predicaba ante una congregación de sus discípulos en el Monte del Santo Buitre. No habló, porque deseaba transmitir directamente la Doctrina de la Iluminación y ésta no puede explicarse con palabras. Simplemente, levantó un ramo de flores ante la Asamblea, ramo que alguien le había ofrecido. Nadie entendió el mensaje, excepto Mahákásyapa, un viejo y noble Discípulo, quien sonrío silenciosamente. El Buda comprendió que Mahákásyapa pudo captar íntegramente el significado de la Iluminación y proclamo:
Tengo el más precioso tesoro, espiritual y trascendental, que en este instante te entrego, oh venerable Mahákásyapa.
Mahákásyapa fue el segundo Patriarca después del mismo Sákyamuni y el único que captó la Doctrina de la Iluminación. Buda sabía que su realización Integra no sería entendida y nunca intentó explicarla por completo. Desarrolló una serie de preceptos morales y doctrinarios que muchas veces se confunden con el verdadero Budismo, olvidando que éste tiene su raíz en la experiencia de la Iluminación en forma directa. El Zen se precia en ser la única rama del Budismo que es capaz de estimular la Iluminación y que se basa en ella como esencia de su enseñanza.
Del Buda que precedió a Sakyamuni[1], recordamos:
Pura e inmaculada es la naturaleza de todos los seres sensibles;
Desde el principio mismo no hay nacimiento ni muerte;
Este cuerpo, esta mente… son fantasmal creación;
Y en la transformación fantasmal no hay pecados ni méritos.
KÁSYAPA Citado por D. T. Suzuki, en: Ensayos sobre Budismo Zen, Kier, Buenos Aires, 1981.
“Este cuerpo, esta mente… son fantasmal creación”… parece referirse a la ilusoria solidificación de los procesos; a la confusión que ve existencias absolutas en lo que no es absoluto ni independiente. El sexto Patriarca a partir del Buda de esta Era, dijo:
Penetra en la verdad última de la mente,
Y no tendrás cosas ni no cosas;
Iluminados y no Iluminados. . . son lo mismo;
No hay mente ni cosa.
DHRITAKA (Ibíd.)
Penetrar en la verdad última de la Mente es llegar a la naturaleza Real del sí mismo. Allí no existen las estructuras cosificadas; no existe nada, excepto la Realidad. En la Realidad se comprende que todo está Iluminado y que el Iluminado y el no Iluminado son lo mismo.
Todo en el Zen es paradójico para la mente lógica, pero en la Iluminación, la paradoja deja de serlo, porque se establece una comunión con lo único que realmente existe y no es ilusorio:
Acerca de mi propia actualización estos días, es verdaderamente creativa y destructiva. Juego con transformaciones milagrosas, penetrando todas las circunstancias y en donde me encuentre no tengo nada más que buscar. Las circunstancias ya no son capaces de cambiarme. Si vienen estudiantes a buscarme, yo salgo para verlos. Ellos no me ven. Así, me visto con toda clase de vestiduras.
Los estudiantes inmediatamente empiezan a especular acerca de ellas, tomándolas como mis palabras Todo esto es muy triste. Ciegos y rapados hombres sin ojos, dependen de las vestiduras que uso, verdes, amarillas, rojas o llancas. Cuando me las quito y sólo me pongo las vestiduras de la pureza, los estudiantes ven un reflejo y se reúnen entre ellos con gozo. Y cuando me desvisto, ellos se desilusionan y con sorpresa corren asustados y se quejan de mi desnudez. Así es que yo les digo:
¿Conocen en verdad a mi, quien se viste con todas estas vestiduras? Y súbitamente ellos voltean sus caras y me reconocen.
RINZAI GIGEN
En una ocasión, un gran erudito vino a hablar con un maestro Zen y éste lo invitó a tomar el té. Empezó a verter el líquido en una taza hasta que ésta
se llenó, pero continuó vertiéndolo. El erudito, asombrado, le gritó —¡no ves que ya está llena y se desborda!
Así es, le dijo el maestro: ya no le cabe nada. Es como tu mente, demasiado llena para que algo quepa adentro. ¡Para entender el Zen, primero debes vaciarte!
El contenido de la Iluminación no puede predecirse a partir de un análisis intelectual. En el Zen, primero debe ocurrir una trascendencia con respecto a la lógica lineal para poder tener acceso a la Iluminación.
Judaísmo
En el Judaísmo, Dios no puede representarse de ninguna forma conocida. No tiene color, forma, textura alguna. No es una voz ni una imagen y todo concepto racional acerca de Su existencia es incapaz de explicarlo. Dios es Iluminación total, sin tiempo ni espacio y el hombre que quiera Iluminarse ha de acercarse a Su magnificencia no queriendo nada para sí. La Kabbalah Judía es un intento por comprender las leyes divinas; una verdadera ciencia del éxtasis que transfiere, a un lenguaje humano, las experiencias de los grandes místicos judíos en sus intentos de acercarse a Dios. El Hasidismo judío es la vivencia de la Iluminación en la vida. Se caracteriza por el regocijo y la alegría de vivir comprendiendo que Dios se encuentra en todo y que la misión del hombre sobre la tierra es: rescatar la Conciencia de toda materia.
El Hasidismo tuvo su origen en Israel Bal Shem Tov, quien nació en Polonia y gustaba de aislarse en un bosque para meditar en él durante semanas enteras, dialogando con Dios en la soledad de la naturaleza. El Bal Shem Tov (Besht) se opuso al movimiento Rabínico de su época, demasiado racionalista y elitista. Millones de judíos vieron en él la liberación con respecto a un intelectualismo árido y triste, y la posibilidad de hablar directamente con Dios sin la necesidad de recurrir a ninguna autoridad establecida. A partir del Besht, los Hasidim exploraron formas de lograr la Iluminación haciendo énfasis en la necesidad de llegar a la humildad y a la ausencia del ego. El sucesor del Besht dijo:
… Pero para penetrar al Universo del Pensamiento en donde todo es lo mismo, tú debes abandonar tu ego y olvidar todos tus problemas. Tú no puedes alcanzar este nivel si te apegas a las cosas físicas y mundanas. Porque entonces, tú estás ligado a la división entre lo bueno y lo maligno, aquello que está incluido en los siete días de la
creación. ¿Cómo entonces tú puedes aproximarte a un estado que se encuentra más allá del tiempo, en el cual reina la absoluta unidad?
Más aún, si tú te consideras como “algo” y solicitas satisfacer tus propias necesidades, entonces Dios no puede vestirse a Si Mismo en ti. Dios es infinito y ningún recipiente lo puede contener de ninguna manera, excepto cuando una persona se hace a si mismo como Nada.
EL MAGGID DE MEZRICHER, Citado por Aryeh Kaplan, en: Meditation and Kabbalah, Samuel Weiser (edit.), York Beach, Maine EUA, 1986.
En el judaísmo, la Unidad se valora por sobre todas las cosas y Dios se concibe como Uno y único en el que todo se encuentra incluido:
…El Creador es en Si Mismo lo conocido, el conocedor y el conocimiento. Su conocimiento no consiste en el hecho de que Él dirige Sus pensamientos hacia objetos externos a Él, puesto que en el comprenderse y conocerse a Si Mismo, Él comprende y conoce todo lo que existe.
. . . En esta forma la perfección de todas las criaturas consiste en el soporte que las une con el Origen primario de Su existencia; y ellas caen y se hunden de esa posición alta y perfecta en proporción a su separación de Él.
RABI YEHUDA L. ASHLAG En: The Kabbalah, Research Center of Kabbalah Books Edition, Israel, 1984.
Para el judaísmo la Iluminación consiste en acercarse a Él, es decir, llegar a la Unidad en la cual desaparece el Observador y lo observado, el sujeto y el objeto y “la imagen se ve a sí misma”.
Hinduismo
En los aforismos sobre el Yoga de Patanyali, este recopilador describió una técnica que permite obtener un conocimiento directo con respecto a cualquier objeto.
Esta técnica se denomina Samyama y consiste en tres pasos.
Supongamos que deseamos conocer una flor. El primer paso del Samyama sobre la flor, consiste en atender a la misma concentrándose en ella. El segundo paso del Samyama consiste en mantener la concentración enfocada totalmente en el objeto. Cuando esto se logra, la flor acaba por ocupar totalmente la Conciencia del practicante, sin otro contenido más que ella.
Por último, el tercer paso se penetra cuando se logra una fusión con la flor y ésta se comprende desde dentro, conociendo su significado. En ese momento, la flor desaparece como objeto sólido y codificado.
Este “Samadhi”, en el sistema de Patanyali, cuando se aplica al propio yo, resulta en la Iluminación. De la misma forma, hacer Samyama sobre la realidad, transforma a ésta en la Realidad.
En el pensamiento Hindú se habla de la existencia de un nivel fundamental o esencial al que se tiene acceso cuando se inhiben las fluctuaciones de la mente. En las palabras de Patanyali:
El yoga es impedir, por el control, que la sustancia (o elemento fundamental) que constituye la mente (chitta) tome diversas formas (rrittis).
…Durante ese tiempo (el tiempo de la concentración) el Observador (Purusha) descansa en su propio estado. . .
Citado por Vivekananda en: Raja Yoga, editorial Kier, Buenos Aires, 1975.
“Su propio estado” es su condición básica y natural, en contacto consigo mismo sin filtros de obstrucción.
… “Yo soy esto” se refiere sólo al placer de ser, esa presencia en el “soy”.
… Si tú confías en mí, créeme cuanto te digo que tú eres la visión pura que ilumina a la conciencia y su infinito contenido.
Date cuenta de eso y vive de acuerdo con ello. Si tú crees en mi’, entonces ve a tu interior preguntando “¿Qué soy yo?” o focaliza tú conciencia en el “Yo soy” que es puro y simple.
. .. Descubre todo lo que tú no eres. Cuerpo, sentimientos, pensamientos, ideas, tiempo, espacio, ser y no ser, esto o aquello—nada concreto o abstracto que puedas señalar eres tú.
. . . Debes observarte a ti mismo continuamente —particularmente a tu mente— momento a momento, sin descuidar nada.
Esta testificación es esencial para lograr la separación del ser y del no ser.
… Cuando la persona y el Observador se ven como uno solo y se va uno más allá se está en el estado supremo. Éste no es perceptible porque es aquello que hace posible la percepción. Trasciende el ser y el no ser. No es ni el espejo ni la imagen del espejo. Es lo que es; la Realidad atemporal increíblemente clara y fuerte .
SRI NISARGADATTA MAHARAJ, en: I Am That, Chetana, Bombay, 1984
La observación parecería ser uno de los métodos más valiosos para lograr la Iluminación, pero esta última se logra cuando se va más allá del Observador. El Observador es uno y todo lo observado. Se integra y unifica al ser atestiguando.
Pero la percatación sólo es una técnica, porque en la Unidad no puede existir diferencia entre Observador y observado.
Taoísmo
“El Tao que se puede expresar con palabras, no es el verdadero Tao”. Con esta consideración, Lao Tsé puso sobre aviso a quienes intentaban explicar su sistema valiéndose de la lógica verbal.
El Tao es lo que no puede ser expresado, sino únicamente vivido. Se le encuentra en todo lugar siempre. No se le halla cuando su presencia se ignora, porque siempre esta allí para quien despierta a la Realidad.
Durante años Fan, nacido en I Ping, buscó el Tao. Para ello, se aisló en la soledad de las montañas en los alrededores del Monte Omei. Una mañana… Fan se rio a carcajadas:
¡Ja, ja, ja, ja! ¿Por qué no me lo dijo antes? Yo no he encontrado el Tao, si no que de repente me he dado cuenta de que nunca lo había perdido. Aquellas nubes carmesí del amanecer, aquella luz brillante del mediodía, el curso de las estaciones, el derretirse y el evaporarse de la luna…, todo eso no son funciones majestuosas o símbolos propicios de lo que se esconde detrás. Son el Tao. Nacer, respirar, comer, Releer, caminar, sentarse despertar, dormir, vivir, morir… hacer todo eso es seguir el Tao. Cuando aprendes a tomar las cosas como vienen, sin preocuparte con pensamientos de alegría y tristeza…, dejándote llevar sin pensar en el deseo de que algo sea distinto de lo que es…, entonces eres una sola cosa con las nieblas del valle, las nubes flotantes. Has alcanzado el Tao, has renacido inmortal. Es una broma pasarse años buscando lo que nunca se perdió.
Citado por John Blofeld en: Taoísmo, Martínez Roca, España, 1981
De nuevo, nos encontramos con la Unidad como estado Supremo, sinónimo de Iluminación:
Esta percepción te llevará a dar cara a cara con el auténtico secreto querido por todos los sabios consumados. La mente del que vuelve a la Fuente se convierte, con ello, en la Fuente. ¡Tu propia mente está destinada a convertirse en el mismo Universo!.
TSENG, citado por John Blofeld en: Taoísmo, Martínez Roca, España, 1981.
Cristianismo
Los 40 días de ayuno de Jesús y su rechazo de bienes materiales y poderes mundanos indican que su identidad no estaba ligada ni a su cuerpo ni a sus satisfactores. La forma en la que manejó su dolor corporal conservando el amor a su prójimo señalan que su Conciencia estaba situada en la Realidad. Era libre con respecto a la autoridad establecida, demostrando con ello su desapego con respecto a la identidad colectiva.
Estando establecido en la Realidad, todas las referencias que hacía de sí mismo no eran personales, sino referentes al Estado de Realización y Conciencia que habla logrado alcanzar. Solamente así se pueden comprender algunas de sus afirmaciones:
… Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, [ ], y sígame.
LUCAS 9, 23
Es decir, si alguien quiere acercarse a la Iluminación, debe desidentificarse con respecto a su identidad limitada.
En Conciencia de Unidad, los límites corporales incluyen el entorno; de allí que se puedan efectuar hazañas de Poder. Los milagros atribuidos a Jesús pueden explicarse como resultado de que éste estaba establecido en su Naturaleza Real, la cual es la misma para todos y para todo.
En la Realidad, lo que se vive no se encuentra separado de lo que otros viven. Se es el “Hijo del Hombre” porque todas las posibilidades humanas se incluyen dentro de la propia identidad:
… Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mi me recibe…
LUCAS 9, 48
En mi nombre, significa en mi estado de Conciencia, en la que el niño y yo somos Uno y el mismo.
La desidentificación implica inocencia y falta de juicios, percepción de lo obvio y espontaneidad. No existe ego ni preconcepciones. Se es como un niño:
. . . Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la Tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. . .
LUCAS,10,21
Los sabios y entendidos son los que utilizan la lógica lineal y racional y la Realidad nunca puede apreciarse así.
La Realidad se encuentra en todo y todo transpira su belleza y magnificencia:
… Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. . .
LUCAS 12, 27
En la Realidad no existe azar y todo es como debe ser. Pero para percibir esto se debe vivir en el presente:
… El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre nosotros .
LUCAS 17, 20-21
Chamanismo Mexicano
La Omnisciencia es una de las cualidades más apreciadas en el Chamanismo Mexicano.
Don Panchito, de Tixhualactun, la poseía en un grado extraordinario. Todo lo que sucedía, acontecía dentro de su mente y él observaba. La aparición de un sonido era percibida por él, paso a paso, y nada existía en el exterior. El ladrido de un perro se construía en una zona de su mente y se matizaba en otra hasta hacerse reconocible; pero ni perro ni ladrido existían en un afuera separado de la propia mente. Puesto que todo le acontecía adentro, no existían distancias para su Conciencia. Sabía lo que hacían, decían y experimentaban sus discípulos como si le estuviera sucediendo a él mismo.
Las hazañas quirúrgicas de Pachita, en las cuales la materialización de órganos y los trasplantes de los mismos formaban parte de su vida cotidiana, no pueden explicarse a menos de considerar que ésta ChamanaNahuala estaba localizada en la Unidad y que su cuerpo abarcaba al de sus pacientes. En el cuerpo orgánico, una orden de movimiento de un brazo es seguida por el acto en una concatenación natural. Cuando el cuerpo se expande, las cosas obedecen las órdenes, porque han dejado de ser cosas para convertirse en partes del propio cuerpo.
Para Don Juan Matus, la percepción se explica como resultado de la alineación de dos bandas de emanaciones conscientes, comandadas por un punto de encaje.
La Iluminación acontece cuando el Chamán es capaz de alinear simultáneamente todas las bandas, manteniendo la Conciencia de Ser durante esta expansión. Alinear todas las bandas implica alcanzar la Unidad de todas las realidades posibles.
Don Rodolfo, de Jalapa, afirma que el verdadero Chamán es aquel que ha logrado amar a todos igual que a sí mismo, no haciendo distinción alguna en su labor de ayuda y curación al prójimo.
Don Lucio, de Morelos, logró establecer contacto con un nivel de la realidad, en el cual todos son hermanos, en ausencia de celos, envidias o competencias. A partir de su experiencia, todo aquel ser necesitado de su ayuda la recibe, aun cuando ello signifique un sacrificio personal.
El Chamán está abierto para vivenciar niveles no ordinarios de la realidad y servir como puente de unión entre aquéllos y la realidad cotidiana. Por ello, es un experto para penetrar en estados de éxtasis, de los cuales extrae su sabiduría.
Sufismo
Los místicos del Islam son unos enamorados del amor. Consideran que el corazón es el centro del vivir y, desde allí, en amor por todo, se puede vivir la Realidad.
El “Seeker” es la técnica de meditación que los Sufíes utilizan. En ella, se hace la siguiente afirmación: “ALA IL AHA IL ALA HU” (NO EXISTE DIOS EXCEPTO DIOS). Dios es la Realidad y nada existe fuera de Él.
El Sufí ama a Dios por sobre todas las cosas y a través de ese amor alcanza la unificación:
Su amor entró y removió todo excepto a Él y no dejó traza de nada más. De esta forma, se volvió uno tal como el es Uno.
BAYAZID, citado por R. A. Nicholson, en: The Mystics of Islam, Routledge and Kegan, Londres, 1966.
El anhelo del Sufí es acercarse a Dios, el Amado, y ser uno con Él:
Sentirse unido con Dios por un instante es
mejor que todos los actos humanos de
devoción desde el inicio hasta el fin del mundo.
SHIBLI (Ibíd.)
Jalaluddin Rumi proclamó que el amor del alma por Dios es el amor de Dios por el alma, y que al amar el alma, Dios se ama a Sí Mismo.
En mi corazón Tú habitas…
En mi ojo Tú brillas…
Sólo ser uno Contigo
mi alma desea …
ABU SA’ID (Ibíd.)
Conclusiones
La Realidad es una, lo mismo que la Iluminación, y aunque cada Tradición Espiritual se refiere al Estado Supremo utilizando diferente terminología: Mente en el Budismo, Dios en el Judaísmo, Tao en el Taoísmo, todas hablan de lo mismo.
En la Iluminación, no se pierde la individualidad, sino que se expande. Cada ser que ha alcanzado la Iluminación, sigue siendo él mismo y la Realidad se manifiesta en él en una forma propia, enriqueciéndola con su propio ser. La Iluminación no es un vacío nulo de contenidos, pero se requiere llegar al vacío de todo filtro y condicionamiento para vivirla. En ella, el amor y la compasión permean todo acto.
La Iluminación tampoco implica un abandono de la vida o del cuerpo. Al contrario, la Realidad es vida efervescente y pura, repleta de vivencias y contenidos.
En la Iluminación se está en el mundo, pero no se es del mundo. Se está para compartir y colaborar, porque en la Iluminación, la única motivación con respecto a los demás es ayudarlos a llegar a ella.
¡Que todos nos Iluminemos en esta vida y que lleguemos a la Realidad!
Libro: Fluir en el sin yo … Jacobo Grinberg-Zylberbaum