El ego no existe cuando la conciencia es presente así como la oscuridad deja de existir desde el momento que la luz se enciende. Kygalión nos deja aquí unas sentencias muy apropiadas para que nuestra atención deje de posarse tanto en nuestro ego para fijarse con intensidad en la conciencia que somos. El ego como un velo tiene sentido en la vida para quien no reconoce su conciencia. Cuando la potestad de la conciencia te permite vislumbrar lo REAL aquello que tanto era, queda en algo insignificante así como la pesadilla que sueñas una noche queda en nada cuando uno despierta a la luz de la mañana.