Margarita Porete fue una filósofa muy controvertida. Amada por unos y odiada y perseguida por otros, regaló a los creyentes cristianos una noción de entender la fe y la forma de llegar a Dios mucho más profunda y liberal de la que la Iglesia católica defendía. Esta idea, generó mucho revuelo en su época y la llevó a confrontar directamente con la Inquisición hasta el punto de ser condenada a morir en la hoguera. Su lucha por reinterpretar la fe fuera de los círculos eclesiásticos la convirtieron en una amenaza para la iglesia, y fue tachada rápidamente de hereje.
Margarita Porete nació en torno a 1250, no lo sabemos con exactitud, y se cree que vivía en Hainaut en la frontera entre Bélgica y Francia. Sabemos muy poco de su vida porque las únicas referencias a ella se hacen de manera vaga en las crónicas que narraban su juicio y posterior condena. Si queremos trazar un mapa mental del pensamiento de esta filósofa podemos decir que tenía un pensamiento místico y nietzscheano. Místico porque tomaba otros valores distintos a los de la Iglesia para llegar a Dios como por ejemplo la idea de libertad y amor, y nietzscheano porque su pensamiento se articulaba en esencia en la negación de la moral cristiana.
Pensamiento y repercusiones
Porete desafió a la iglesia de varias formas. La primera escribiendo su obra emblemática Le mirouer des simples ämes que traducido al castellano vendría a decir El espejo de las almas simples. En este libro se defiende que la salvación no la da la Iglesia con sus ritos religiosos.
Nacerá la idea de Libertad y esta idea de Libertad no va a llegar nunca sobre los pilares de la moral cristiana.
En su libro El espejo de las almas simples literalmente podemos ver como niega todos los valores morales cristianos y hace una reivindicación de la libertad más absoluta.
“El alma no se cuida ni de vergüenza ni de honor, ni de pobreza ni de riqueza, ni de infierno ni paraíso. Esto lo sabe aquel a quien Dios le da entendimiento, porque no lo enseñan las escrituras….”
“Virtudes me despido de vosotras para siempre, tendré el corazón más libre y más alegre”
En el prólogo del libro introduce un exemplum al uso de la literatura de amor cortés que permitirá comprender el amor divino:
Ejemplo. Hubo una vez una doncella, hija de rey, de gran corazón y nobleza, así como de gran coraje, que vivía en un país extranjero. Sucedió que la doncella oyó hablar de la gran cortesía y nobleza del rey Alejandro y al instante su voluntad le amó por el gran renombre de su gentileza. Pero estaba tan lejos esta doncella del gran señor al que había entregado su propio amor que no podía verlo ni tenerlo; por ello a menudo se sentía desconsolada, pues ningún otro amor le bastaba más que este. Y cuando vio que este lejano amor, estando tan cercano o dentro mismo de ella, estaba a la vez tan lejos fuera de ella, pensó que encontraría consuelo a su desazón imaginando una figura de su amigo por quien a menudo sentía su corazón herido. Entonces hizo pintar una imagen que representaba el rostro del rey que amaba lo más cercana posible al modo en que ella le amaba y en la medida del amor que la tenía presa; y por medio de esta imagen y con otros métodos suyos soñó al propio rey.
El Alma: En verdad –dice el Alma que hizo escribir este libro– yo os digo algo semejante: oí hablar de un rey de gran poder, que por cortesía y por su gran nobleza y generosidad era como un noble Alejandro; pero estaba tan lejos de mí y yo de él que no lograba consolarme por mí misma y para que me acordase de él me dio este libro que representa su amor en alguna de sus formas. Pero aunque tenga su imagen, eso no quita que me halle en tierras extrañas y lejos del palacio donde habitan los muy nobles amigos de este señor, que son todos ellos puros, inmaculados y libres por los dones de este rey con el que moran(pp. 33-34).
En el capítulo 85 en donde podemos observar cómo se justifica su obstinado silencio ante aquellos que no considera “de su linaje”:
Esta Alma –dice Amor– es libre, más libre, muy libre, encumbradamente libre, en su raíz, en su tronco, en todas sus ramas y en todos los frutos de sus ramas. Tiene llena por completo su medida de libertad, cada costado tiene su jarra llena. Si no quiere, no responde a nadie que no sea de su linaje; pues un gentilhombre no se dignaría a responder a un villano si le retara o requiriera batalla; y por ello quien reta a un Alma así no la encuentra: sus enemigos no obtienen de ella respuesta. (pp.124-125).
Todo este pensamiento amenazaba la hegemonía de la Iglesia en materia religiosa porque ya no era necesario acudir a misa o al confesionario a contar tus pecados para aspirar a la salvación, sino que dependías únicamente de ti mismo. También amenazaba el estatus quo político de la Iglesia. Agustín de Hipona había afianzado el pensamiento de que los males sociales dependían de la voluntad de Dios y no de la gestión del gobernante y por tanto, había que aguantar esos males para poder llegar a Dios porque eran su voluntad. Dios ponía a prueba nuestra fe. Esta idea neutralizaba las revoluciones porque básicamente suponía revelarse contra los designios divinos. Con las nuevas ideas de Margarita la responsabilidad de los males sociales recaían de nuevo en el gobernante e instigaban levantamientos contra la Iglesia ya muy asentada en la corrupción.
El primer desafío a la Iglesia por parte de Porete fue la publicación del libro El espejo de las almas simples y la negación de retirarlo de circulación que amenazaba frontalmente el monopolio de poder que la Iglesia había construido sobre la religión y el Estado. El segundo desafío que hizo a la Iglesia y que sin duda le sentenció definitivamente a morir en la hoguera fue el escribir su libro en francés y no el latín. El latín era considerado por la Iglesia como el idioma oficial para la teología y todo lo relacionado con Dios. Los libros y las citas referentes a Dios debían estar escritos en latín. Margarita rompe esta norma publicando su libro en francés lo cual para la Iglesia fue un absoluto insulto y falta de respeto porque era considerado un idioma mundano.
Tras un año y medio de cárcel fue condenada a la hoguera y ejecutada en la place du Grève de Paris el 1 de junio de 1310. Por primera vez se asistía en París a una condena al fuego de una mujer por herejía, con el consentimiento del rey Philippe Le Bel. Este acontecimiento causó gran impresión a los cronistas de entonces.
Este recorrido expuesto en el espejo de las almas simples nos es descrito por una criatura « anonadada », liberada de sí misma porque ha muerto su yo egoico, que habla en nombre de la voluntad divina a partir de su unión mística. El hecho de que sea a través de “Dama Amor” el modo de expresarse la divinidad muestra que esta vía no conoce otro medio que la experiencia personal del conocimiento de Dios en su amor. Este saber no es teórico, es fruto de una experiencia en la que se va despojando de cuanto hay de accesorio en ella hasta lograr desapegarse.